La pandemia truncó la preparación de los nuevos universitarios #4May

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Gabriela Figueira no tuvo la fiesta de graduación que siempre soñó. No pudo lucir la toga y el birrete azul rey, ni mucho menos celebrar junto con sus compañeros el logro de haber obtenido el título de bachiller en ciencias. Tampoco supo lo que es cerrar el ciclo del bachillerato para darle paso al nuevo reto que supone una carrera universitaria, y aunque lamenta que uno de los momentos más esperados por ella y su familia no fue como lo planearon, deplora aún más la pérdida de conocimientos y herramientas que, por la suspensión de clases producto de la pandemia por la COVID-19, ahora le generan consecuencias en sus estudios superiores. 

“Cuando suspendieron las clases por la pandemia, todos en mi salón nos alegramos, sentimos que eran como unas vacaciones, pero con el pasar de los meses y la llegada de las clases online ,todo se fue complicando. Sentí que estaba perdiendo mucho contenido valioso e importante, sobre todo de química, porque yo quería estudiar farmacia y esa materia es fundamental en la carrera”, dijo la estudiante. 

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Gabriela señaló que ahora que está en la universidad algo le sucede con frecuencia: los profesores, cuando están explicando las clases, le dicen que ese contenido ya debería saberlo porque lo debió haber visto en el bachillerato, situación que le causa estrés y la obliga a buscar ayuda para poder entender la materia. 

Para los bachilleres que egresaron en 2020-2021 y que comenzaron sus clases universitarias bajo la modalidad online, llegó el momento de comenzar la vida universitaria con el regreso de las actividades presenciales. Estos estudiantes ahora no solo deben enfrentarse con las típicas dificultades de adaptación a un nuevo ambiente social con reglas y condiciones distintas a las del colegio; también tendrán que lidiar con las carencias formativas. 

Organizaciones como la Red de Observadores Escolares y EducaMiranda en reiteradas ocasiones denunciaron que el sistema de educación estaba debilitado producto de la crisis económica y la emergencia humanitaria compleja; situación que, con la llegada de la pandemia se agravó, y fue el catalizador determinante para que se acentuara la pérdida de aprendizaje.

A juicio de Carlos Cedeño, asesor educativo y miembro de la Red de Madres, Padres y Representantes, la pandemia tuvo un impacto importante en el desarrollo cognitivo, psicológico, afectivo, emocional y social de buena parte de los estudiantes.

El asesor educativo resaltó que aunque los colegios y docentes hicieron todo lo que estuvo a su alcance para llegarle a los estudiantes, “el déficit en competencias es evidente”.

Deficiencias en la formación

Anthony Prado estaba finalizando el segundo lapso de quinto año cuando suspendieron las clases por la pandemia. Detalló que ver clases de matemáticas a distancia fue muy complicado porque no estaba aprendiendo lo que debería en el grado que estaba cursando.

El joven universitario comentó que no se sentía preparado para estudiar en la universidad. “Todavía hay muchos temas que no manejo, pero estoy tratando de reforzarlos y aprenderlos por mi parte para desempeñarme en la universidad lo mejor posible”.

Para el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Metropolitana, Pedro Certad, actualmente están egresando bachilleres con grandes dificultades en el dominio de operaciones matemáticas básicas. En cuanto al lenguaje, Certad explicó que los estudiantes leen, pero se les dificulta enormemente comprender y recontextualizar lo leído. 

“El origen de esta situación no es puro, es multivariable, y es el resultado de más de 19 meses sin acudir a las aulas, cuando lo primero que debieron abrir fueron los colegios, pero se prefirió mantener el bachillerato con educación a distancia y virtual con unas conocidas dificultades en la continuidad de servicios públicos e infraestructura tecnológica para la comunicación con internet”, enfatizó Certad. 

El vicerrector administrativo de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Gustavo García, coincide con Certad y asegura que esto no es un fenómeno nuevo. “Tenemos años experimentando un descenso en la calidad de los procesos formativos previos al universitario”. 

Lento proceso de adaptación

Todos los cambios a nivel educativo generan en los estudiantes diversas emociones. La diferencia de pasar de un proceso pedagógico con carencias a uno totalmente académico es una de las cosas más difíciles de asimilar para cualquier estudiante.

El asesor educativo Carlos Cedeño explicó que a los muchachos que estudiaron el cuarto y quinto año en pandemia les va a costar adaptarse a la universidad porque estuvieron dos años sin la rutina de las clases presenciales. 

“Este cambio puede traer como consecuencia que el proceso de adaptación sea más prolongado y complejo de lo esperado, que se sientan inseguros, que les cueste establecer relaciones interpersonales porque estuvieron aislados casi dos años del ambiente educativo”, dijo Nunes. 

La psicóloga explicó que en los últimos años del liceo, los jóvenes viven experiencias como la labor social, la realización de la tesis y otras actividades típicas del cierre de bachillerato, pero que estas actividades no se experimentaron igual a distancia, o no pasaron. 

Nunes señaló que este cúmulo de experiencias incumplidas y de cierre de ciclos no concluidos podría generar frustración y tristezas en la universidad. 

Un esfuerzo mayor 

Para las universidades también es un reto recibir no solo a los «nuevo ingreso», los cuales representan prácticamente un 40% de la población estudiantil. Los estudiantes de segundo, tercer y cuarto semestre también lo son, porque no han tenido actividades presenciales.

Es por eso que las casas de estudios deben prepararse para brindar mecanismos que le permitan a los bachilleres continuar con sus estudios superiores y no fracasar en el intento. 

García explicó que en la Ucab se les brinda a los nuevos estudiantes herramientas para nivelarlos y mejorar sus expectativas de éxito en la prosecución de sus estudios.

“En la universidad hay dos grupos, no solamente los nuevos o los que egresaron recientemente de bachillerato; están también los no tan nuevos, pero que tenían dos años alejados del campus. Para el primer grupo, los propios directores de cada escuela se involucran y estructuran charlas a los estudiantes. Para el segundo grupo, preparamos una campaña de recibimiento y la realización de actividades extraacadémicas”, explicó Gustavo García.

Por su parte, el decano de la Unimet señaló que la casa de estudios cuenta con un sistema de ingreso que dispone de tres vías: la prueba de ubicación, el curso de preparación para los estudios superiores y la evaluación integral. 

Al ser consultado sobre qué está haciendo la Universidad Central de Venezuela (UCV) para acompañar a los estudiantes que cursaron el cuarto y quinto año de bachillerato en pandemia, el presidente de la Asociación de Profesores, Víctor Márquez Corao, indicó que no conoce la existencia de ningún proyecto. 

El asesor educativo Carlos Cedeño aseveró que, con esta situación, la brecha entre la educación pública y privada se sigue profundizando. Insistió en que debe haber mejoras en las condiciones salariales de los maestros y profesores, en la infraestructura y servicios públicos; pues la escuelas, ni los estudiantes son responsables de la situación actual del sistema educativo. 

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