Las comunidades ubicadas en la zona norte de Barquisimeto siempre han estado abandonadas por parte de las autoridades del gobierno.
Uno de esos conglomerados que requiere atención es El Cují, capital de la parroquia que lleva su nombre, a diez minutos de Barquisimeto en vehículo.
Los huecos que presentan sus principales calles delatan que no han tenido ningún mantenimiento desde hace varios años.
En la calle J.A. Girardot con calle La Cruz, Cují-Centro, están tres enormes cráteres, uno de ellos de aproximadamente tres metros de ancho por dos metros de largo, justo en la esquina.
Los choferes de rapiditos que prestan servicio en la zona deben realizar maniobras para esquivarlo, sin embargo, es tanta la extensión del hueco que cubre prácticamente el canal de circulación y los vehículos no escapan al mismo, cayendo en sus profundidades.
Rafael Mujica, conductor, indicó que en el año le hace dos veces el tren delantero a su Hyundai porque aunque no quiera los huecos están ahí y es imposible evitarlos.
“Debo contar con al menos tres mil bolívares fuertes anuales para comprar los repuestos y pagar la mano de obra”, lamentó, y agregó que se verá obligado a guardar el carro ya que todo está muy caro y el gobierno es el que debería costear esos gastos por dejar que las vías se deterioren.
La inseguridad es otro factor inquietante para los habitantes de la parroquia El Cují.
Atracos a mano armada, robos de carros, secuestros, violaciones y sujetos que se introducen a las residencias para llevárselo todo, a punta de pistola y bajo amenaza a la vida son algunas de las acciones violentas que comenten sujetos a cualquier hora del día o de la noche en dicha comunidad.
Ramón Heredia, habitante, sostuvo que la falta de iluminación en las calles propicia estos hechos durante las primeras horas de la noche y en la madrugada.
“Las pocas bombillas que hay los mismos antisociales las quiebran para que no los vean, aunado a la poca presencia policial que facilita la llegada y proliferación de delincuentes a la zona, acotó.
Otros sectores de El Cují, como Rómulo Betancourt, al sureste, carecen de asfalto y aceras.
Las calles resultan intransitables cada vez que llueve.
Otro inconveniente es la irregularidad con la cual es enviada el agua. Heredia se quejó porque el vital líquido debería llegar los días domingos, miércoles y viernes.
Sin embargo, no llega sino el domingo, y un chorrito a altas horas de la noche situación que hace trasnochar a las familias.
