Un personaje histórico como Jesucristo no podía faltar en la esfera del arte en sus diversas formas. Su figura ha impactado a la pintura, escultura, fotografía, literatura y el cine tras su terrible muerte por crucifixión, el mayor castigo aplicado por el Imperio Romano a sus enemigos.
Existe un conjunto de imágenes visuales sobre el máximo líder del cristianismo en vida y luego de su muerte que nos llegan por medio de la pintura principalmente y la escultura. Un mundo de signos visuales como testimonio de su sacrificio para la redención del hombre en pecado, en el contexto de territorio judeo-palestino bajo el dominio del imperialismo romano.
La función del arte en este sentido es el de perpetuar y mostrar la gesta histórica de un hombre considerado el hijo de Dios. Un líder y mensaje que más de 2000 años después siguen presentes en la vida de varios millones de seres humanos.
En la plástica la imagen convencional del Mesías está condicionada por la cultura romana de la etapa del imperio con sus componentes del arte etrusco y griego. La misma lo representa de tez blanca, rostro refinado con barba, nariz muy perfilada y ojos soñadores. Es el semblante del opresor que en nada coincide con la de los palestinos de su tiempo. En tal sentido, un sacerdote nos decía que es la típica imagen de un Jesucristo casi afeminado.
Semióticamente, de acuerdo con la imagen, ésta emite un mensaje bien sea positivo o negativo, vale decir, de triunfo o derrota. De Jesús existen efigies producto de la creatividad de artistas plásticos. Creaciones en las cuales convergen una variedad de corrientes plásticas, entre otras realismo, figuración, expresionismo, barroco, surrealismo. Una forma de arte muy concreto que de inmediato capta la atención del espectador.
Entre las mismas tenemos que una de las más difundidas es la de Jesús montado en un asno cuando entra triunfante a Jerusalén el Domingo de Ramos. El Cristo solitario orando en el desierto cuando es tentado por el diablo. Y, el Cristo resucitado que vence la muerte.
La figura más conocida es la del Cristo en la cruz opuesta a la de un triunfador. El máximo líder del cristianismo aparece en una pose de derrotado tras la crucifixión que no gusta a la jerarquía de la iglesia católica. Pues su mensaje tiene la desventaja de no ser alentador del todo. Se prefiere al Jesucristo triunfante que vence la muerte y la maldad tras resucita.
Cuatro genios de la plástica universal han volcado su creatividad en motivos sobre su persona. Se trata de: Leonardo da Vinci, Diego Velásquez, El Greco y Salvador Dali.
No faltan en ningún hogar cristiano las estampas de la Última Cena del italiano Leonardo da Davinci. Éste es un cuadro figurativo con la particularidad de derrochar creatividad e imaginación que raya en el expresionismo visto que la escena es inventada por el genial autor florentino. Una obra cargada de singulares detalles como el de la mirada desorientada y ajena a lo que ocurre del traidor Judas que el florentino sabe plasmar.
En Venezuela el valenciano Arturo Michelena nos ha legado su testimonio visual del redentor de la humanidad en la Última Cena que dejó inconclusa. Entre sus rasgos resalta la luz dela Luna que ilumina el espacio de la histórica escena.
El español Salvador Dali con el Cristo de San Juan de la Cruz, una obra surrealista planteada en picada desde el espacio también picada y suspendido. El Greco tiene tres obras en similar línea plástica. Y el más dramático y duro de la crucifixión del español Diego Velásquez caracterizado preliminarmente por su barroquismo.
En los templos católicos son comunes las escenas de Las Siete Estaciones desde la aprehensión del Mesías hasta su victoriosa resurrección. Es el peso y presencia de la imagen que nos refleja un tiempo, espíritu, cultura e historia de la época de una sociedad. El arte religioso que forma parte del mundo simbólico donde se desenvuelve el hombre.
En Barquisimeto se registra el aporte de un pintor paisajista y callejero como José Sanabria quien se dedica al oficio en la avenida Madrid frente al Centro Comercial Sambil. Éste hombre, que vive de la venta inmediata de sus arte, lo concibe de varias maneras, entre éstas donde aparece con un rostro de mirada severa y luminosa como investido de poder y don de mando, que acusa cuando expulsa del templo a los mercaderes. Su arte religioso ha sido reconocido y premiado en varios eventos, Aunque Sanabria lo que hace son reproducciones (versiones) de otras obras no deja de tener sus méritos estéticos por tratarse de un autodidacto de la plástica. Para ello se vale de colores vivos como el rojo y violeta y apagado añil. Con los dos primeros patentiza un mensaje fuerte.
No obstante, aún persiste la añeja costumbre casera de los feligreses por los altares donde ocupan su espacio obras pictóricas y escultóricas de pequeño tamaño. Es una forma de mantener viva la fe los devotos al tiempo que practican la cultura religiosa que en Venezuela es mayoritariamente cristiano católica. La belleza de estos altares radica en su rústica construcción de madera adornados generalmente con: velas, lamparitas, incienso, cruces, rosarios, escapularios, pequeñas esculturas, agua bendita, palmas y diversas reproducciones de imágenes de santos. Se trata de una tradición religioso-cultural practicada mayormente en los sectores populares de la población. En los mismos predomina la figura del Nazareno con la cruz a cuesta camino al Calvario donde es crucificado por los imperialistas romanos.
Freddy Torrealba Z.