«No hay moral institucional, cuando una autoridad exige lo que no tiene como virtud».
Crisanto Gregorio León
Al aplicarle la escala de psicopatía de Hare a este Coronel, el instrumento casi echa humo. Este narcisista se cree superior a los demás. Para él, el resto de la humanidad son seres de una capacidad inferior. Con una personalidad psicopática anética y atímica, es decir sin moral ni sentimientos. Somete a su mujer y a su descendencia. Con una mirada de abismo, maestro de la ocultación de la personalidad para deslizarse en sociedad sin llamar la atención y aunque ni de lejos ni de cerca se le divisa el honor, si podemos advertir que se trata de un fanfarrón trapichero y traficante. Recordemos que este vocablo trapichero, significa que ilícitamente se vale de cualquier medio para obtener dinero u otros recursos patrimoniales, esa es la acepción que en España se le da. Aunque en otras geografías significa que trabaja en el trapiche, no es esa la alusión que aquí quiero darle.
Como de costumbre, porque es habitual en él que lo corrompan y le gusta ser corrompido porque sus hábitos son pervertidos y degradantes, por lo que solo como ejemplo podemos advertir que ha recibido el pago en divisas por otorgar documentos ilícitamente y tiene grande matriz de opinión el caso para favorecer a la hija de un rico comerciante. La nueva corruptica y el corruptor mayor este Coronel psicópata se tomaron fotografías para reseñar tan deplorable acto, donde lo menos que se le divisa a este felón verde, es el honor. Y hay tantas execrables evidencias y ejemplos del deshonor de este Coronel psicópata que su presencia en la institución es una abominación. No se merece una corporación de esta estirpe tener a la cabeza a un malandro verde como este. Qué infame es su presencia para la fuerza a la que pertenece aun cuando le dieron retiro obligado para no ascenderlo a General por sus sucios expedientes.
Somete a sus víctimas a presiones y vejaciones cuando le pisan los talones, o cuando contrarían sus planes, o lo tienen al descubierto, o como a Procusto le molestan los talentos no serviles. Le causa morboso placer aplicar el silbato de Galton para abusar y acosar. También es un maléfico en aplicar el gaslighting como modo oscuro de dominación. Es asiduo al quebrantamiento y violación constante y flagrante de las normas cualesquiera que ellas sean. Durante tres años se le estudió y se le aplicaron diversos exámenes, entre ellos la escala Hare, y numerosos estudios y los análisis de sus comportamientos arrojaron que además de psicópata, es narcisista, que tiene el trastorno mental conocido como voyeurismo, y varios síndromes, entre ellos el síndrome de Licantropía, el síndrome de Hubris, el síndrome de Procusto, el trastorno explosivo intermitente , el trato intermitente y aunque a los estudios no padece el trastorno histriónico de la personalidad, enfáticamente es un histrión , un perverso actor , que usa el disfraz ocultando su real personalidad para mezclarse entre la gente empática , infiltrarse e integrarse en la sociedad como una persona común y corriente . Sus conductas desadaptativas ofenden a la sociedad y a las instituciones, además de encender todas las balizas.
Las conductas desadaptativas del Coronel psicópata, generan intranquilidad y desarmonía, con ellas viola los derechos humanos y comete delitos; y en su proceder abusa y acosa a los empleados y a los usuarios, no logra el narcisista felón adaptarse ni al medio, ni a los demás; no respeta ni las reglas, ni las conductas ajenas, ni los derechos de otros. Es un depredador social.
Los psicópatas son gente que distingue entre el bien y el mal. Y eligen libremente hacer el mal. Vinieron así «de fábrica». No tienen remedio alguno. Son malos. Y lo que es peor, habitan entre nosotros. Nos rodean y nos hacen la vida difícil, insoportable e imposible. Por lo menos en la institución ya el Coronel psicópata está al descubierto y los clientes internos y muchos usuarios han logrado levantarle el velo, hasta que el alcahueta y cómplice de su amigo lo mantenga en el cargo para lo cual el único talento que lo sustenta allí es su capacidad de corromper, hurtar, trampear, y mantener un red para la extorsión, el chantaje, la venta ilícita de documentos, la violación, la agresión verbal y la agresión sexual , el cobro caprichoso de peajes internos entre otras muchas mañas delincuenciales con las que el Coronel psicópata se jacta con su sonrisita maléfica y embaucadora a media jeta, porque siempre alude a su síndrome de licantropía y expresa con actitud de sobrado “que el zorro pierde el pelo pero no las mañas” , pues él se sabe a sí mismo un hombre mañoso , un licántropo mañoso, lleno de truculencias y para vivir parasitariamente de las instituciones del estado y del giro ilícito que les da. Y con mañoso aludimos a su conducta lujuriosa ofensiva a la institución y al cargo que ostenta, que tiene manías, malos hábitos o resabios. Que roba , hurta , y delinque de cualquier manera, y que tiene una conducta criminal de bajo perfil o de cautela. Pero que sus monos voladores lo delatan porque comadrean igual que él.
A veces siente la necesidad de vestirse de mujer, de transformarse. Es un travesti del crimen que se excita según se pone las braguitas, las medias, el sujetador con el relleno, el vestido, la peluca y los zapatos de tacón alto. Es un delincuente sexual, con un alto grado de sadismo, narcisismo y fetichismo. Hay quienes han contemplado estupefactos, como ese Coronel se convierte en la reina de la noche, siendo primer teniente y aún le siguen la pista. Aquí entendemos su predilección por las Chabelas del piso arcoíris, donde Ananás es una de sus preferidas y fieles servidoras. Porque las otras locas están enjauladas. Lo que nos recuerda la película estadounidense, estrenada en 1996 y dirigida por Mike Nichols. La jaula de las locas.
Aún queda el sabor amargo de la desaparición y asesinato de una sargento que se negó a someterse al psicópata. El parecido es escalofriante con el de Russell Williams, Coronel de las Fuerzas Aéreas de Canadá, que violó, torturó y mató a dos mujeres por el puro placer de someterlas y vejarlas. En la institución tienen como jefe a un psicópata, un hombre lleno de maldad y parafilias, una aberrante erotopatía y altamente corrupto y delincuente. Por mucho esfuerzo que haga el observador o el entrevistador, no se le divisa el honor a este Coronel, por ninguna arista.
Una lectura bíblica para el felón. Proverbios 6:16-19 , «Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos».
«Algo sobresalta la compostura, cuando hay que llamar al orden, a la ética y a la moralidad».
Crisanto Gregorio León.
Crisanto Gregorio León