Un total de 854 personas resultaron afectadas por el fuerte sismo de magnitud 6,1 que sacudió el pasado viernes la provincia de Esmeraldas, en la costa norte de Ecuador, según reportó este domingo la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos.
El movimiento telúrico, cuyo epicentro se localizó en el océano Pacífico a unos 9 kilómetros al noroeste de la ciudad de Esmeraldas, dejó 32 heridos y provocó importantes daños materiales, incluyendo la afectación de más de 260 viviendas y la destrucción total de los hogares de 17 personas, quienes ahora se encuentran damnificadas.
Las autoridades también informaron daños en 26 unidades educativas, 37 bienes públicos, 24 establecimientos turísticos y dos bienes patrimoniales de gran valor cultural: la Casa de la Cultura y el Museo Esmeraldas.
El sismo, originado a una profundidad de 30 kilómetros bajo la superficie marina, se sintió con intensidad muy fuerte en la ciudad de Esmeraldas, y de forma moderada en otras regiones del país, incluyendo Quito y Guayaquil. Posteriormente, se registró una réplica de magnitud 2,8, y otro movimiento sísmico cerca de Guayaquil, aumentando la preocupación entre la población.
El evento despertó recuerdos amargos entre los ecuatorianos, especialmente por su similitud con el devastador terremoto de 2016, de magnitud 7,8, que causó 673 muertes y una amplia destrucción en las provincias de Manabí y Esmeraldas.
El presidente Noboa coordina desde el exterior
El sismo sorprendió al presidente Daniel Noboa fuera del país, tras iniciar una gira internacional de 15 días que lo llevará a visitar siete naciones. Su primer destino fue el Vaticano, donde asistió al funeral del papa Francisco el sábado.
Desde el extranjero, Noboa ordenó la movilización inmediata de todos sus ministros a la provincia afectada. Además, instruyó la instalación del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional en Esmeraldas para coordinar las acciones de respuesta junto con las autoridades locales.
El Gobierno ha reiterado su compromiso de atender a los damnificados y trabajar en la reconstrucción de la infraestructura dañada, en un esfuerzo conjunto entre las distintas instituciones del Estado.
