El enviado especial del Departamento de Estado de Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver-Carone, reconoció este miércoles que el cierre de la embajada estadounidense en Caracas en 2019 fue “un gran error” que debilitó la capacidad diplomática de Washington en Venezuela y complicó el seguimiento de la crisis política en ese país.
Durante un panel organizado por la firma financiera J.P. Morgan, Claver-Carone afirmó que la decisión de cesar operaciones diplomáticas en Venezuela se tomó bajo una fuerte presión internacional para aislar al gobierno de Nicolás Maduro, pero que a largo plazo resultó contraproducente.
“Perdimos nuestra presencia en el país y es muy difícil mantener relaciones bilaterales efectivas desde Bogotá”, aseguró.
El funcionario también subrayó que la estrategia de Washington hacia Caracas atraviesa actualmente una fase de revisión, marcada por las consecuencias de las sanciones económicas impuestas al gobierno de Maduro y por un nuevo contexto geopolítico en el que actores tradicionales como Rusia, China e Irán han disminuido su respaldo al mandatario venezolano.
“El escenario internacional ha cambiado a favor de los intereses estadounidenses. Ya no es 2019. Rusia está debilitada, China más cautelosa e Irán tiene otras prioridades”, dijo Claver-Carone.
Fricciones por las sanciones y la logística humanitaria
El diplomático también se refirió a la tensión generada en torno a los vuelos de repatriación de migrantes venezolanos, señalando que en un inicio el gobierno de Maduro “manipuló la logística” de los vuelos, lo que generó obstáculos innecesarios.
No obstante, celebró que hoy estos vuelos se realizan con mayor regularidad —hasta tres veces por semana— y que más de 5.000 ciudadanos han sido retornados desde su reactivación.
Sobre las licencias petroleras, cuya suspensión fue recientemente implementada por la administración Biden como mecanismo de presión, Claver-Carone precisó que estas no han afectado el flujo de ayuda humanitaria, lo que representa una diferencia con dinámicas anteriores en las relaciones bilaterales.
Nuevo enfoque y desafíos para la oposición
Al referirse al panorama político venezolano, el enviado especial afirmó que Estados Unidos solo apoyará a un gobierno electo democráticamente, descartando la viabilidad de estructuras en el exilio como las lideradas por el antiguo “gobierno interino” de Juan Guaidó.
En ese sentido, valoró que el nuevo presidente electo, Edmundo González Urrutia, se enfrenta al reto de construir una infraestructura institucional más sólida que la de sus predecesores, en un escenario todavía marcado por la fragmentación opositora y el autoritarismo del régimen.
“Los gobiernos en el exilio no funcionan. Hay que trabajar con realidades políticas, no con ficciones diplomáticas”, sentenció Claver-Carone.