Los habitantes del sector Villa Canaán se han mantenido en espera de una solución durante más de trece años, mientras ven con angustia cómo el resurgimiento de las lluvias intensifica el socavamiento provocado por la quebrada «El Tomo», poniendo en riesgo la vida de decenas de familias, entre ellas niños pequeños que juegan a pocos metros de los deslizamientos.
No se trata de un daño reciente ni de una advertencia nueva. Los vecinos han padecido durante un largo tiempo ver cómo la corriente va debilita progresivamente las bases de sus viviendas. A pesar de las súplicas, las acciones institucionales han sido mínimas. «Enviaron unas cuadrillas con machetes a limpiar la zona», declaró Johan Ramos y, en una ocasión, una máquina que, lejos de solucionar el problema, aceleró el deterioro de las orillas.
“La quebrada sigue socavando y nadie hace nada”, lamenta Elvimar Navas, habitante de la zona, quien vive con tres hijos pequeños bajo la amenaza constante de un posible derrumbe. El temor de perder sus casas o, peor aún, la vida, es una realidad que los habitantes de Villa Canaán enfrentan cada vez que llueve.
Un llamado por una solución
Los habitantes exigieron la respuesta por parte del alcalde Derby Guédez, a quien señalan de «hacer caso omiso a la situación», así como a todas las autoridades competentes. Es necesario un plan de obras de contención real y urgente, no medidas cosméticas que solo maquillan un riesgo estructural. Ignorar el peligro que corren más de 120 familias es también ignorar el principio fundamental del derecho a la vida y a una vivienda segura.
La prevención y la planificación urbana no pueden seguir ausentes en Villa Canaán. Cada año de inacción representa no solo el desgaste de la infraestructura, sino también el crecimiento de una deuda moral con una comunidad que merece respeto, seguridad y soluciones.