Abril nos regala la lluvia de meteoros Líridas, un evento astronómico que alcanzará su punto álgido durante la noche del 21 al 22 de abril, pero que ya se podrá disfrutar desde el sábado 19. La NASA estima que se podrán observar hasta 15 meteoros por hora iluminando el cielo nocturno.
De acuerdo a NTN24, este fenómeno es especialmente visible desde el hemisferio norte, aunque también podrá ser apreciado en regiones ecuatoriales como Colombia y Venezuela. Los cálculos sugieren que el mejor momento para la observación será después de las 10:30 de la noche y hasta el amanecer, con un pico alrededor de las 5:00 de la mañana.
En la nota difundida señalan una ventaja adicional este año es que las Líridas coincidirán con una luna creciente menguante, cuya escasa luminosidad (alrededor del 27%) no interferirá significativamente con la visión de los meteoros.
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Las Líridas son conocidas por ser meteoros rápidos y brillantes, aunque su frecuencia no es tan alta como la de las famosas Perseidas de agosto. A lo largo de la historia, se han registrado observaciones notables de esta lluvia de estrellas, como las de 1803 en Virginia, 1922 en Grecia, 1945 en Japón y 1982 en Estados Unidos.
En la nota publicada explican que a diferencia de otras lluvias de meteoros, las Líridas generalmente no dejan largas estelas de polvo brillante, pero ocasionalmente pueden producir destellos muy intensos, conocidos como bolas de fuego.
Para disfrutar plenamente de este espectáculo celestial, se recomienda alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades y buscar un lugar oscuro. Llevar elementos para estar cómodo, como un saco de dormir o una manta, facilitará la observación. Es importante permitir que los ojos se adapten a la oscuridad durante unos 30 minutos para comenzar a percibir los meteoros.
Estos meteoros son el resultado de partículas desprendidas de cometas y fragmentos de asteroides. Anualmente, la Tierra atraviesa estas corrientes de desechos, lo que provoca que estas partículas entren en nuestra atmósfera, se desintegren y creen las luminosas trazas que observamos. En el caso de las Líridas, su origen se remonta al cometa Thatcher, descubierto en 1861.