La reciente modificación de licencias y la paralización de operaciones de compañías como Chevron, Repsol y Maurel & Prom abren un panorama de gran incertidumbre para la industria petrolera venezolana.
Así lo manifestaron destacados especialistas durante un foro telemático denominado “Régimen de sanciones y escenarios de la industria petrolera venezolana”, organizado por la asociación civil “Ideas para Venezuela”, liderada por el exparlamentario Elías Matta.
En este encuentro virtual, que congregó a más de 60 expertos, el economista Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para las Américas del prestigioso “Baker Institute”, fue enfático al analizar las consecuencias de las recientes sanciones impuestas por la administración estadounidense, las cuales evidencian la continuidad de la estrategia de «máxima presión» iniciada durante el mandato de Trump.
El Dr. Monaldi subrayó que la revocación de permisos de exportación no solo impacta negativamente el flujo de caja de PDVSA, sino que también pone en riesgo la producción futura de crudo, incrementando la posibilidad de un declive considerable en la economía nacional.
Según sus cálculos, una disminución de aproximadamente 100.000 barriles diarios en la producción podría acarrear una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de entre un 2% y un 5% en el corto plazo. Esto se traduciría en una pérdida cercana a los 4 mil millones de dólares, lo que representa un alarmante 45% de los ingresos petroleros totales estimados para este 2025.
Monaldi también alertó sobre las dificultades que enfrentará la industria para atraer inversión foránea, especialmente de empresas chinas y rusas, quienes hasta el momento han mostrado reticencia debido a la inestabilidad política del país y a las nuevas medidas coercitivas de Estados Unidos. “Esto podría traducirse en un aumento en los descuentos aplicados por los compradores del crudo venezolano en el mercado asiático, dificultando aún más la capacidad de PDVSA para generar ingresos sostenibles”, explicó el economista.
Adicionalmente, advirtió sobre la escasez de diluyentes esenciales para la producción de crudo, lo que podría generar una caída adicional en la capacidad productiva. “El cierre de operaciones por parte de Chevron y los aranceles secundarios —que pueden elevar significativamente los costos— plantean un panorama sombrío para las exportaciones venezolanas”, añadió.
En este sentido, la conclusión de los expertos es clara: el futuro del sector petrolero venezolano está intrínsecamente ligado a la consecución de una estabilidad política que facilite el restablecimiento de lazos con inversores internacionales y permita la recuperación de un mercado más predecible. Sin estos cambios fundamentales, advierten, el país podría enfrentar una prolongada recesión económica con serias implicaciones para la calidad de vida de los venezolanos.