Desplegarse con acierto por las diversas facetas de la palabra escrita constituye una muestra de apertura y capacidad por parte de su artífice, demostrado por el recién fallecido escritor peruano, Mario Vargas Llosa.
Desde que tiene uso de la razón uno de sus mayores sueños es el de ser escritor que logra aun hacerse del Premio Nobel de Literatura en 2010.
Su desempeño intelectual abarca la educación, estudios universitarios de letras, literatura, política y el periodismo impreso y radial.
La vertiente del periodista radiofónico es poco conocida quizás opacada por la condición de consagrado literato.
En sus años juveniles incursionó primero en el periodismo impreso en el diario Crónica de Lima. En más de una oportunidad expresa su orgullo por su desempeño en el periodismo, resaltando que llegó a dominar todos sus géneros, incluido las ligeras notas sociales.
Posteriormente, se estrena como periodista radial en la Radio Panamericana donde oficia de redactor de su noticiario. Oportunidad en la cual conoce y entabla amistad con el guionista y actor boliviano Pedro Camacho. Al tiempo que evidencia su conocimiento y dominio de aquel mundo de las oraciones breves y sencillas que hacen este tipo de periodismo para el oído humano.
Esa experiencia la describe en su quinta novela La tía Julia y el escribidor. Si bien su tema central es su amor por una tía de la que lo separan 14 años de edad, también describe en paralelo esas vivencias en la radio como vehemente periodista de las ondas.
En esta obra manifiesta su preocupación por la producción del informativo con su acento en la necesaria actualidad. Era consciente de la necesidad de evitar los caliches.
Luego, en la primera mitad de la década de 1960, se escucha su aguda pero bien modulada voz, por el Servicio Latinoamericano de Radio Francia Internacional, donde realiza el espacio especializado “Literatura al debate”.
En el mismo ofició de moderador y entrevistador. Es la oportunidad para demostrar sus profundos saberes de la literatura al exponer su palabra o preguntar al invitado. También participa como redactor de la Agencia France Press.
Entonces sorprende su presencia en la radio, por los prejuicios existentes en la intelectualidad hacia el medio. En esos tiempos lo que se escribía para la radiodifusión se le consideraba subliteratura. Pero es la manera de sobrevivir de algunos escritores con lo que les pagaban en la radio peruana. De allí la aconseja: “Los poetas viven de lo que escriben para la radio”.
Su ejemplo es el de otro escritor laborando en funciones de periodista radial, más el renglón de autodidacta por su dominio de la teoría y nunca de empírico que es la negación de la misma.
En los tiempos de la comunicación analógica, su trabajo de redactor lo efectúa en las añejas máquinas de escribir, las cuales acompañaron esa labor en la radio hasta la década de 1980, cuando irrumpió la computadora.
Mario Vargas Llosa era además un persistente oyente de emisoras internacionales por onda corta cuando no existía internet. Entre éstas llega a sintonizar Radio Barquisimeto por su banda de 31 metros. Es así como le llamó la atención el vocablo Barquisimeto que suponemos indaga y precisa.
El pasado Domingo de Ramos rebotó por la variedad de medios de comunicación digitales la noticia de su fallecimiento a los 89 años. El liberal y demócrata escritor que también dejó su huella indeleble en el periodismo radiofónico.
“La voz de su tiempo”, al decir de Ernesto Sabato.
Freddy Torrealba Z.