En medio de los desafíos que impone la situación económica del país, los barquisimetanos continúan aferrados a sus costumbres y creencias durante la Semana Santa. Desde platos típicos como el arroz con leche y el pescado salado, hasta prácticas espirituales como la visita a los siete templos y el regreso de la Divina Pastora a su hogar, las tradiciones se preservan como símbolo de fe y unión familiar.
Rafael Mendoza, vecino de la parte alta de Barquisimeto, asegura que las costumbres no se han perdido del todo, incluso en tiempos difíciles. “El arroz con leche, el pescado salado —que creo que viene de La Guaira— y los dulces caseros todavía se ven en las mesas. En nuestras comunidades altas esas tradiciones se mantienen”, afirma con orgullo.
Mendoza también destaca el valor espiritual de esta época: “Es un tiempo de búsqueda diaria y permanente con el Señor”.
La dulcería típica también sigue viva en sectores como Santa Rosa, cuna de la devoción larense. Astolfo Borja, artesano de la zona, señala que “aunque se han mantenido pocas tradiciones, la dulcería resiste. Las personas mayores aún conservan esa costumbre, al igual que la visita a los siete templos, que muchos siguen haciendo año tras año”.
Desde su taller artesanal en Santa Rosa, Borja se prepara con emoción para el regreso de la Virgen Divina Pastora, luego de su tradicional procesión del 14 de enero. “Cuando ella se va, sentimos que quedamos huérfanos, pero este sábado la recibimos de nuevo con regocijo. Es como si volviera nuestra madre”, expresa con devoción.
Un momento de conexión espiritual o familiar
La Semana Santa también representa un momento especial para fortalecer lazos familiares. Héctor Yepes, desde el Mirador de Santa Rosa, relata una tradición que ha consolidado durante la última década: viajar en familia a la playa antes del inicio de las celebraciones litúrgicas.
“Unos días antes de Semana Santa, nos vamos 15 o 20 personas a Chichiriviche. Son dos o tres días de compartir con todos, desde el más pequeño hasta el más grande. Ya se ha vuelto una tradición para nosotros”, explica.
En Barquisimeto, la Semana Santa no es solo una fecha del calendario religioso, sino una oportunidad para reencontrarse con la fe, con la familia y con los sabores de la tradición. A pesar de la inflación y los salarios bajos, los barquisimetanos no dejan de buscar maneras para que su cultura y espiritualidad sigan tan firmes como siempre.