“El Señor dice: «Alzaré mi mano hacia las naciones y levantaré mi bandera para que la vean los pueblos». Isaías 49:22-26
Otro tema para la opinión, en el mes de Marzo, es el que se refiere al Día de la Bandera. Y como todos los años es necesario hacer una referencia enmarcada en un contexto histórico que deje alguna enseñanza para la vida de los ciudadanos y si la enseñanza va de la mano encaminada a ponernos en la senda de la Salvación y la vida eterna… !Ese, es nuestro norte!*
Y es que ese insignificante trapo rectangular, ha moldeado, edificado, exaltado o arruinado vidas; gobiernos o sociedades, de acuerdo con la trascendencia que el individuo le ha dado. Les CUENTO. Cuando el general San Martín preparaba el ejército libertador, muchos negros se enrolaron en sus filas, y a lo largo de la campaña demostraron su heroísmo y amor a la patria. Entre ellos, la historia ha recogido el nombre del soldado Antonio Ruiz, apodado Falucho, quien, durante la sublevación registrada en la fortaleza de El Callao en la noche del 4 al 5 de febrero de 1824, fue muerto por negarse a saludar el pabellón español. Al darse la orden de presentar armas, el negrito Falucho rompió filas, exclamando: “¡No puedo hacer honores a una bandera contra la que he peleado durante catorce años!”, a la par que tomaba su fusil por el cañón y lo rompía contra el asta de la enseña realista. Tan heroico rasgo de fidelidad le valió la última pena, pues fue fusilado en el acto. El valiente liberto murió por su patria, lanzando ante el pelotón sus últimas palabras de rebeldía: “!Viva mi bandera…viva mi patria!”
En México cuando el ejército norteamericano en 1847 ocupaba militarmente estos territorios. El cadete Juan Escutia fue sorprendido por un rápido ataque de las tropas invasoras norteamericanas que iban avanzando hacia el Castillo de Chapultepec. Hizo fuego pero tuvo que retirarse por razones obvias, pero antes recogió la bandera mexicana, saltó al vacío envuelto en ella y así evitar que el ejército invasor tomara la bandera de su Patria.
El cristiano también tiene su bandera y la va a identificar por encima de cualquiera otra que antepongan delante de él. Porque sus señas están dadas por Dios. Uno que no se equivoca y que que dejó bien explícito los elementos que van a identificar a quienes enarbolan su bandera. En cualquier país les llaman ciudadanos pero Dios nos llama santos. «Habéis de ser varones santos” Exo.22:31. Y enfatiza, «Yo Soy el Eterno vuestro Dios. Por eso os santificaréis y seréis santos, porque Yo Soy santo” Exo.11:44. Aquí lo deja aún más claro “Oíd mi voz y cumplid mis Palabras, conforme a todo lo que os mando, y seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios” Jer. 11:4. Cuando se refiere a quienes escribieron las Sagradas Escrituras dice. “Fue escrita por hombres santos inspirados por el Espíritu Santo (2 Ped. 1: 21). E identifica e instruye a quienes le están representando en el mundo. «¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo» Apoc.14:12. Finalmente hace una solemne promesa que con seguridad va a cumplir. “Porque trato con invariable amor por mil generaciones a los que me aman y guardan mis Mandamientos.” Exo.20:5,6.
De esta manera vemos, cuales son las características de la bandera de Dios, del cristiano. El cuales espera podamos enarbolarla como lo han hecho tantos cristianos, quienes, murieron felices cuándo les exigieron se retractaran de su fe y no lo hicieron. Dejemos entonces que dicha bandera ondee libremente en nuestro corazón y a la vista de todos aquellos que nos rodean. !Hasta próximo artículo Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez