Desde su elevación a Arquidiócesis en 1966, la Iglesia Católica en Barquisimeto ha sido guiada por una sucesión de líderes espirituales que han dejado una marca indeleble en la historia de la región. Cada arzobispo ha aportado su visión única, su profundo compromiso con la fe y su dedicación al servicio de la comunidad larense.
El primer arzobispo, Monseñor Críspulo Benítez Fonturvel, un visionario que llegó desde la Isla de Margarita, consolidó las bases de la Arquidiócesis. Su liderazgo fue fundamental en la creación de infraestructuras eclesiásticas, incluyendo seminarios y numerosas parroquias. Además, su visión trascendió al tiempo, al preveer la necesidad de un espacio dedicado a la Divina Pastora, figura central de la fe larense.

A Monseñor Benítez le sucedió Monseñor Tulio Manuel Chirivella Varela, cuya cercanía con el pueblo y su enfoque en la evangelización a través de los medios de comunicación dejaron una profunda impresión. Su ministerio se caracterizó por su constante presencia en las comunidades, compartiendo la fe con los fieles.
En 2008, Monseñor Antonio José López Castillo asumió el liderazgo, destacándose por su promoción del diálogo interreligioso y su compromiso con los programas sociales para los más necesitados. Su enfoque en la unidad entre las diferentes confesiones cristianas reflejó su espíritu inclusivo.
Tras el sensible fallecimiento de Monseñor Antonio José López Castillo, estuvieron al frente dos administradores apostólicos en Barquisimeto: Monseñor Víctor Hugo Basabe y Monseñor Owaldo Enrique Araque.
El 17 de agosto de 2024, Monseñor Polito Rodríguez Méndez tomó posesión como el nuevo arzobispo de Barquisimeto. En su toma de posesión, Monseñor Rodríguez hizo hincapié en la importancia del discipulado, la oración y la defensa de la vida, reafirmando el compromiso de la Iglesia con los valores fundamentales del cristianismo. Su llamado a la acción y a la apertura del corazón resonó con los fieles presentes.
