#OPINIÓN Sanciones petroleras: ¿Por qué EEUU pierde más que Venezuela? #14Mar

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Donald Trump ha criticado duramente la política de licencias petroleras de Biden hacia Venezuela. Quiere romper la inercia y afirma que está corrigiendo los errores heredados. En su estilo agresivo, ataca duro para luego negociar. Por eso suspende la licencia a Chevron.

Este viraje en materia de licencias petroleras fue acelerado por las declaraciones de Richard Grenell cuando afirmó que “la política de Trump para Venezuela no era la un de cambio de gobierno, sino construir una nueva relación”, declaración considerada políticamente incorrecta por los congresistas republicanos de Florida, Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar, que lideran la línea dura contra Cuba, Nicaragua y Venezuela. En la Cámara de Representantes, la mayoría republicana se reduce a cuatro votos, y en la delegación de Florida están votos muy sensibles a cualquier concesión que se haga a favor de los gobiernos que quieren derrocar. Esos congresistas dejaron entrever que podían salvar los votos que Trump necesitaba para aprobar el acuerdo presupuestario. Ante la urgencia, Trump anunció en sus redes sociales la revisión de las licencias petroleras y el presupuesto se aprobó por un estrecho margen de 217 votos a favor y 215 en contra. 

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Esto explica el sorpresivo giro de Trump. Por ahora, no representa un cambio en la estrategia de negociaciones directas entre la Casa Blanca y Miraflores, sino una maniobra coyuntural para sortear las contradicciones internas de los republicanos que apoyan a Trump en el Congreso, y sería apresurado definirla como la nueva política de la Administración Trump hacia Venezuela. Pero si a la revocatoria de la licencia de Chevron le sigue la suspensión de las cartas de conformidad bajo las cuales operan empresas europeas que no están sujetas a licencias, la segunda Administración Trump estaría reeditando la política de máxima presión para forzar un cambio político en Venezuela.

Impacto migratorio de la suspensión de las licencias petroleras

La impresión inicial fue que Trump no regresaría a la política de máxima presión ni reeditaría las concesiones sin contrapartida que otorgó Biden, que buscaría algo distinto y funcional a sus prioridades, incluyendo facilitar la recuperación de la economía venezolana para generar fuentes de empleo bien remunerados que alivien la migración venezolana hacia EE. UU. que se ha multiplicado y figura entre las que más se ha beneficiado del estatus de protección temporal, con más de 600.000 venezolanos con TPS, y 117.000 mil con permiso humanitario (parole) otorgados por Biden..

La pronta visita de Richard Grenell, comisionado Presidencial para Misiones Especiales, creó la expectativa de un canje de deportaciones masivas de migrantes venezolanos a cambio de mantener las licencias petroleras. Trump se juramentó el 20 de enero y el 31 de enero Grenell viajó a Caracas para reunirse con Maduro en el Palacio de Miraflores. Era la primera vez en muchos años que un diplomático estadounidense se dejaba fotografiar junto al gobernante venezolano que aceptó recibir a los deportados y abrir vías para avanzar hacia mayores acuerdos. Pero estas vías están a punto de cerrarse. Si la suspensión de las licencias es definitiva, nuevamente se interrumpirá el acuerdo migratorio y así los planes de Trump para deportar migrantes venezolanos se verán afectados. 

Impacto geopolítico: Venezuela estrechará lazos con rivales de EE. UU.

Con la suspensión de las licencias petroleras, el gobierno venezolano tomará el control de las empresas mixtas bajo control de Chevron, cuya operación pasaría a nuevos socios. ¿Quiénes serían estos? Mike Wirth, director ejecutivo de Chevron, declaró a Financial Times que “en Venezuela, en particular, lo que se ha visto cuando los países occidentales se marchan, es que las empresas chinas y rusas han aumentado su presencia”.

En febrero, la vicepresidenta y Ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, se reunió en Nueva Delhi con el ministro de Petróleo y Gas Natural de India, Hardeep Singh Puri, “para revisar el mapa de cooperación conjunta.” Por su parte, Maduro afirmó que “nuestro porvenir energético cada vez estará más vinculado con la India”

Aparte de la retirada oficial de Chevron, la OFAC puede prohibir las operaciones de las empresas estadounidenses de servicios petroleros que se encuentran en Venezuela, tales como Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford. El giro de la Administración Trump también puede afectar las operaciones en Venezuela de Repsol, ENI y Maurel & Prom. Si se suspenden definitivamente las licencias a las petroleras estadounidenses y europeas, Venezuela ofrecerá mejores condiciones de participación a las empresas provenientes de Rusia, China, Irán e India que estén dispuestas a incrementar la compra de crudo venezolano y a ampliar su participación en la industria petrolera nacional. Suspender definitivamente las licencias puede generar efectos geopolíticos contrarios a las prioridades de Trump de alejar a sus rivales asiáticos del hemisferio.

Daños a intereses energéticos y económicos de EEUU 

Donald Trump amenazó con “dejar de comprar petróleo a Venezuela, no necesitamos su petróleo, tenemos 50 veces más que ellos”. Pero hay poderosas razones técnicas, económicas y geopolíticas que dificultan esa decisión. Si bien es cierto que EE. UU. se convirtió en uno de los principales productores de petróleo gracias a la tecnología del fracking, ese petróleo liviano no es el más adecuado para las refinerías estadounidenses que fueron diseñadas para procesar los crudos pesados venezolanos. Mantener las operaciones de fracking requiere precios superiores a 60 $/b para cubrir los altos costos y ser rentables. Si los precios caen por debajo, a EE. UU. le resultará más barato importar petróleo que consumir el propio. Y pueden caer si se pone fin a la guerra en Ucrania y se conjura la amenaza de un conflicto bélico entre Israel e Irán. Por lo tanto, no se trata de que EE. UU. produzca más petróleo que Venezuela, sino de restricciones técnicas y económicas que dificultan la sustitución de los crudos pesados venezolanos por los crudos livianos y de alto costo del fracking. 

Las reservas estratégicas de petróleo de EE. UU. se han consumido a fin de evitar una presión de demanda que incremente los precios. Corporaciones como Chevron tienen por delante resolver un problema clave para garantizar su viabilidad a mediano y largo plazo, toda vez que sufren una caída en sus reservas, agravada por una baja tasa de reemplazo. Una de las promesas electorales de Trump fue recuperar el nivel de la Reserva Estratégica a 700 millones de barriles (MMB). Para lograrlo necesita inyectar 320 MMB. Comprar semejante cantidad presionaría al alza los precios del petróleo, cuestión que daría al traste con la promesa electoral de Trump de reducir los costos de los combustibles y la energía. 

La producción de petróleo en EE. UU. gira en torno a los 13 MMBPD. A ese ritmo, sus reservas durarían 6,4 años. Si EE. UU. consume diariamente casi el 20% de la demanda global y Venezuela tiene casi el 20% de la reserva mundial, a EE. UU. le conviene recuperar el suministro del petróleo venezolano. De hecho, según el Departamento de Energía, las reservas subieron de 346 a 380 MMB a partir de octubre de 2023, cuando Chevron recibió una licencia para reactivar sus operaciones en Venezuela, pero las cuantiosas reservas de petróleo que subyacen en el suelo venezolano sólo podrán extraerse sin se levantan las sanciones. EE. UU. necesita asegurar nuevas reservas para garantizar sus operaciones futuras y Venezuela representa una fuente segura para reponer esas reservas. Pero si Rusia, China, Irán e India ocupan los espacios que EEUU deje vacíos, luego le será muy difícil recuperarlos.

Donald Trump no es un kamikaze

En la Segunda Guerra Mundial, los pilotos suicidas japoneses estrellaban el avión que tripulaban cargado de explosivos para destruir un objetivo. Sin lugar a dudas, con la suspensión de la licencia a Chevron Trump dio un sorpresivo bandazo, pero los efectos contraproducentes y dañinos para EE. UU. de prolongar y endurecer las sanciones petroleras mantienen la expectativa de que finalmente se decantará por una relación más pragmática que sea de mutuo beneficio para ambas naciones. 

Entre las prioridades de Trump están las deportaciones masivas, el acceso seguro de EE. UU. reservas de petróleo, alejar a Venezuela de los rivales geopolíticos de EE. UU., y restaurar la democracia venezolana. ¿Por cuál de estas prioridades Trump está dispuesto a entenderse con Maduro? ¿Cómo negociar esas prioridades sin entrar en conflicto con los congresistas republicanos de Florida que apoyan su gobierno? ¿Estará Trump dispuesto a una negociación directa con Maduro para alinear la flexibilización de las sanciones con los intereses de seguridad energética, migratorios y geopolíticos de EE. UU.? 

A pesar del desconcertante giro dado por Trump, la política de EE. UU. hacia Venezuela aún no está claramente definida. Amanecerá y veremos.

Víctor Álvarez R. 

@victoralvarezr

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