Según acción contra el hambre.org, el agua, como tal, es un derecho humano, es vital para la salud y para la supervivencia de todos los seres vivos de este planeta. Es un recurso indispensable; para el consumo directo, para cocinar, para regar los cultivos, la higiene…
El agua tiene un papel fundamental en el desarrollo de las personas y las sociedades.
En la actualidad, aproximadamente 2.200 millones de personas en el mundo carecen de acceso a los servicios de agua potable.
Otro dato impactante es que se calcula que, en el año 2050, más de la mitad del planeta no disfrutará del derecho al agua. Es decir, sufrirá de escasez de agua.
Ante estas alarmantes cifras, en el año 2002 la Organización de las Naciones Unidas definió el derecho del agua como un derecho de todos.
El agua es un derecho humano porque forma parte de la vida cotidiana y del entorno de las personas. El derecho al agua y al saneamiento es fundamental para la salud, por lo que debemos tener acceso a agua potable en cantidad y calidad, de acuerdo a las necesidades mínimas de los seres humanos.
Las normas internacionales de los Derechos Humanos obligan y exigen a los países y estados a que garanticen a cada uno de sus habitantes el acceso a una cantidad suficiente de agua potable, tanto para uso personal como doméstico.
La falta de agua tiene graves repercusiones en el derecho a la salud. Las consecuencias derivadas de no beber agua o de beber agua no potable son muchas y graves, e incluyen enfermedades como fiebre tifoidea, cólera o diarrea.
Los derechos humanos exigen a los países y estados que garanticen a cada uno de sus habitantes el acceso a una cantidad suficiente de agua potable.
La ONU reconoce la importancia del agua en la realización de una persona y como base para que se garanticen y materialicen los derechos humanos fundamentales.
El abastecimiento de agua por persona debe ser suficiente y continuo para el uso personal y doméstico. Estos usos incluyen de forma general el agua para el consumo, el saneamiento, la limpieza del hogar, la preparación de alimentos y la higiene personal.
El agua debe ser saludable; es decir, libre de microorganismos, “sustancias químicas” y peligros radiológicos que constituyan una amenaza para la salud humana. Las medidas de seguridad del agua potable vienen normalmente definidas por estándares nacionales y/o locales de calidad del agua. Las Guías para la calidad del agua potable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) proporcionan las bases para el desarrollo de estándares nacionales que, implementadas adecuadamente, garantizarán la salubridad del agua potable.
El agua ha de presentar un color, olor y sabor aceptables para ambos usos, personal y doméstico. Todas las instalaciones y servicios de agua deben ser culturalmente apropiados y sensibles al género, al ciclo de la vida y a las exigencias de privacidad.
Todo el mundo tiene derecho a unos servicios de agua y saneamiento accesibles físicamente dentro del hogar o situados en la inmediata cercanía del mismo. De acuerdo con la OMS, la fuente de agua debe encontrarse a menos de 1.000 metros del hogar y el tiempo de desplazamiento para la recogida no debería superar los 30 minutos.
El agua y los servicios e instalaciones de acceso al agua deben ser asequibles para todos. Estas son resoluciones definidas por la ONU para que los países cumplan con el derecho al agua de sus habitantes:
El derecho al agua y saneamiento fue reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en el año 2010, donde la organización declaró que el agua potable limpia y el saneamiento son vitales para el desarrollo de los seres humanos.
En la resolución se exhorta a las naciones y a las organizaciones internacionales a proporcionar recursos, capacitación y tecnología para ayudar a los países en vías de desarrollo que tienen un deplorable suministro de agua potable y saneamiento saludable.
En el año 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptó la Observación General n.º 15 sobre el derecho al agua y saneamiento, que en su artículo 11 determina que el derecho al agua es indispensable para una vida humana digna.
Por ello trabajamos en proyectos que ayudan a que los países en vías de desarrollo dispongan de suministros de agua para lograr un pleno desarrollo educacional, de vivienda, en salud… Una vida con todos los derechos humanos.
Se promueven iniciativas que van desde el tratamiento de aguas negras y aguas grises, la depuración del agua y campañas de prevención para evitar tomar agua contaminada que ocasiona enfermedades graves.
A veces me siento repetitivo, ya no encuentro la manera de despertar “Conciencia Ambiental.” Son constantes y continuas las denuncias sobre la depredación del ambiente y la frontera agrícola, la minería, la tala y la quema, avanzan de manera descontrolada y presuntamente impune, agravando los rigores de la naturaleza, de las sequías y de los inviernos.
Las hachas, motosierras y los machetes, seguidos por la candela, atentan contra la vida en el único planeta donde existe, se destruye a los árboles olvidando que el dinero no produce agua ni oxígeno…
El derecho al agua es un reto para todos.
Maximiliano Pérez Apóstol