La lucha por la democracia en Venezuela ha sido un camino largo y difícil, lleno de sacrificios, de victorias y derrotas, pero sobre todo de personas que han dedicado su vida a esta causa con una entrega inquebrantable. Son hombres y mujeres que, sin importar los obstáculos, han seguido firmes en su convicción de que este país merece ser libre, que los venezolanos merecemos vivir con dignidad, en una nación donde se respeten nuestros derechos y libertades. Estas personas siguen adelante con un único objetivo: una Venezuela próspera para todos.
Hoy, cuando hablamos de personas que entregan su vida por la democracia, rendimos homenaje a Fernando Martínez Mottola, un amigo, un verdadero demócrata, un hombre que nunca se rindió en la defensa de los valores que sostienen una sociedad justa. Su partida deja un vacío enorme, pero también un legado de integridad, valentía y compromiso con Venezuela. De él se puede decir sin dudar: “Ojalá hubiesen más como él”. Mi solidaridad con sus familiares, porque el país pierde a uno de sus mejores hijos. Su noble labor nunca será olvidada.
Así como él, hay muchos que siguen en pie de lucha. En la sociedad civil, en los partidos políticos, en las organizaciones que se niegan a claudicar, hay venezolanos que cada día arriesgan su bienestar e incluso su seguridad para seguir denunciando las injusticias, defendiendo la democracia y trabajando en la construcción de un país mejor. Son los que no se rinden, los que siguen organizando, protestando, alzando la voz. Los que entienden que la democracia no es solo un concepto, sino un compromiso que se defiende con acciones diarias, trabajo y con la determinación de no ceder ante la desesperanza. Son los jóvenes que ven en la política una herramienta de transformación, los periodistas que, a pesar de la censura, siguen informando la verdad, los activistas que no temen señalar los abusos, los ciudadanos comunes que, desde sus espacios, siguen apostando por el progreso del país.
A lo largo de nuestra historia, la lucha por la democracia ha sido impulsada por personas valientes, que entendieron que solo a través de la libertad y el respeto a las instituciones se puede alcanzar el bienestar de una nación. La dictadura de Juan Vicente Gómez encontró resistencia en los jóvenes de la Generación del 28′. En 1958, los venezolanos derrocaron a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez con una acción cívico-militar que demostró que la unidad y la determinación pueden vencer cualquier tiranía.
En los años más recientes, también vimos cómo la democracia fue defendida en el referéndum constitucional de 2007, cuando el pueblo, con su voto, rechazó la imposición de un modelo de Estado socialista y autoritario. Estas experiencias nos demuestran que la inacción no es una opción, y que la desunión no nos lleva a ningún lado. Cada vez que la democracia ha triunfado en Venezuela, ha sido gracias a la participación, al consenso y a la determinación de quienes no se rinden.
Fernando Martínez Mottola nos deja un ejemplo que debemos seguir. Su lucha por la democracia no fue en vano, porque cada esfuerzo que se hace en defensa de la libertad y la justicia deja huellas imborrables. Venezuela necesita de más personas como él, de más ciudadanos comprometidos en la construcción de un futuro mejor, de más voces que no se callen ante la opresión.
A todos los que siguen en esta batalla, a los que resisten, a los que trabajan por el país que queremos, este es también un reconocimiento para ustedes. La historia siempre recuerda a quienes entregaron su vida por la libertad, y Venezuela, más temprano que tarde, será el país que tantos han soñado y por el que tantos han luchado.
Hoy honramos la memoria de Fernando y de todos aquellos que han dedicado su vida a la lucha democrática. Sigamos adelante, con convicción, con esperanza, con la certeza de que la justicia y la libertad prevalecerán.
Stalin González