Edmundo González expresó este martes 25 de febrero su alegría por el anuncio de la canonización de José Gregorio Hernández.
«Hoy la esperanza se fortalece en el corazón de nuestro pueblo. El Papa Francisco ha firmado la canonización de José Gregorio Hernández, convirtiéndolo oficialmente en San José Gregorio Hernández», manifestó González Urrutia en su cuenta en X.
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«Su vida fue testimonio de bondad, servicio y entrega a los más necesitados. En los momentos más difíciles, él nos enseñó que la fe es nuestra mayor fortaleza. Que este acontecimiento renueve nuestra confianza en un futuro mejor para Venezuela», agregó.
En este sentido, indicó: «Sigamos adelante con fe y esperanza. ¡San José Gregorio Hernández, ruega por nosotros!».
El papa Francisco autoriza la canonización de José Gregorio Hernández
El beato venezolano José Gregorio Hernández será proclamado santo. Lo ha estipulado el papa Francisco en el comunicado publicado este martes 25 de febrero de 2025, tras la audiencia concedida en el Hospital Policlínico Gemelli, donde se encuentra internado.
El legado de José Gregorio Hernández sigue calando fuerte en el pueblo venezolano, quien desde hace años aguardaba con fe esta noticia. Además, el interés y la devoción por su figura crecieron exponencialmente en los últimos años tanto en Venezuela como en el resto de Latinoamérica y el Caribe.
Se trata del primer santo venezolano proclamado por la Iglesia Católica Universal. Su Causa de Santidad inició poco después de su muerte, en 1949, cuando era arzobispo de Caracas monseñor Lucas Guillermo Castillo, y ha pasado por diferentes etapas a lo largo de los años.
¿Quién era José Gregorio Hernández?
José Gregorio Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864. Desde joven, demostró una gran inteligencia y una profunda vocación de servicio.
Se graduó de médico en la Universidad Central de Venezuela y se especializó en París, donde se destacó por su excelencia académica y su compromiso social. A su regreso a Venezuela, ejerció la medicina con pasión y entrega, especialmente entre los más pobres y desfavorecidos.
Su consultorio se convirtió en un refugio para aquellos que no tenían recursos para acceder a la atención médica. José Gregorio no solo curaba enfermedades, también brindaba consuelo espiritual y apoyo emocional a sus pacientes.
Además de su labor como médico, José Gregorio fue un hombre de profunda fe católica. Su religiosidad impregnó su vida y su trabajo, y se manifestó en su amor al prójimo y en su dedicación a los más necesitados.