A las Bárbaras de la Floresta…
«La mujer fatal danza en las sombras de la pasión,
…llevando consigo los ecos de deseos inconfesables.»
Pablo Neruda (Nobel de Literatura, 1971)
«La femme fatale es un misterio envuelto en encanto,
…una revelación de los secretos del alma humana.»
Octavio Paz (Nobel de Literatura, 1990)
«La mujer fatal desafía las convenciones,
…esculpiendo su propio destino con astucia y determinación.»
J. M. Coetzee (Nobel de Literatura, 2003)
«La femme fatale es la encarnación de la libertad y el peligro,
…una paradoja de poder y vulnerabilidad.»
Jean-Paul Sartre (Nobel de Literatura, 1964)
«La mujer fatal es una narradora enigmática de su propia historia,
…tejiendo hilos de intriga y seducción.»
Alice Munro (Nobel de Literatura, 2013)
«La femme fatale es una figura que refleja…
…nuestros temores más profundos y nuestras aspiraciones más audaces.»
Günter Grass (Nobel de Literatura, 1999)
- Secuestro y Muerte
El tiempo pasaba y la tensión en el aire se volvía palpable. La seguridad de Isabel y mi vecino se vio amenazada cuando Lucía, la vecina infiel, fue secuestrada por un miembro celoso del Tren de Aragua, una notoria banda criminal, ahora calificada por los gringos como organización terrorista. La vecina había jugado con fuego demasiado tiempo y ahora pagaba el precio. La noticia de su rapto y posterior asesinato dejó una sombra de desolación en el corazón de Isabel y mi vecino.
Lucía había sido clave en el aprieto contra la mujer fatal, y su muerte representaba una pérdida infranqueable. El vecino, abrumado de pena y culpa, halló consuelo en Isabel, quien lo instó a no rendirse.
– Debemos seguir adelante, por nosotros y por tus hijos, dijo Lucía.
El asesinato de Lucía dejó claro que estaban enfrentando fuerzas peligrosas. Isabel y mi vecino vigorizaron su seguridad y se comprometieron más en su misión. Cada noche, en mitad del sufrimiento, seguían corrigiendo la cronología, y preparando su caso, siempre recordando a Lucía y su inmolación. Lucía, de vida turbia y múltiples amoríos, había dejado un rastro de enemigos y secretos. En el vecindario, su leyenda se convirtió en un bisbiseo firme, una advertencia sobre los peligros de la vida que llevaba.
Isabel y mi vecino, conscientes de que su propia seguridad estaba en juego, tomaron precauciones adicionales. Contrataron un sistema de vigilancia y siempre estaban atentos a cualquier señal de peligro.
El dolor de perder una amiga no se desvanecía. Cada visita al lugar donde había sido encontrada, cada memoria compartida, se convertía en un memorándum de la delgadez de la existencia y de lo que estaba sobre el tapete. Isabel, con su pujanza y osadía, se convirtió en el pilar emocional del vecino. Juntos, lloraban la pérdida de su amiga mientras mantenían viva la llama de la justicia.
El velorio de Lucía fue un evento gris y desgarrador. Amigos y familiares se reunieron para despedirse de una mujer que, a pesar de sus defectos, había sido amada y apreciada por todos. Isabel y mi vecino se conservaron firmes, sabiendo que Lucía habría querido que siguieran adelante. Con cada lágrima volcada, renovaban su adeudo de luchar hasta el final.
- La Trampa del Poder
Mientras extendían su lucha, Isabel fue secuestrada por un grupo pro-gobierno con conexiones con terroristas islámicos. La reseña llegó como un porrazo destructor para mi vecino, quien se halló solitario y desabrigado. La desaparición de Isabel no solo simbolizaba la pérdida de su aliada fiel, sino también la indecisión sobre el destino de la evidencia crucial que habían recopilado juntos.
Las autoridades, corruptas y aliadas con los verdugos, se encargaron de desmantelar cualquier rastro de Isabel y de las evidencias que podían imputar a la mujer fatal. Mi vecino, iracundo por localizar a Isabel, entendió su situación, vivía sitiado de enemigos poderosos y sin escrúpulos.
Con la desaparición de Isabel, el vecino sabía que no podía confiar en nadie. A pesar del peligro, decidió continuar la lucha en solitario, buscando cualquier pista que pudiera llevarlo a encontrar a Isabel y recobrar las pruebas. El amor y la lealtad que sentía por Isabel le dieron la fuerza necesaria para enfrentar lo imposible.
La búsqueda de Isabel se convirtió en una odisea apretada. Mi vecino recorrió cada rincón del barrio, persiguiendo rumores y pistas que a menudo llevaban a calles sin salida. Cada día, su espera oscilaba entre la decepción y la audacia. Sabía que el tiempo corría en su contra y que cada minuto que pasaba, aumentaba el riesgo de no volver a ver a Isabel.
Una noche, mientras revisaba una caja de rancios documentos en busca de alguna pista, encontró una carta escrita por Isabel, que detallaba sus temores sobre las conexiones del grupo pro-gobierno con la mujer fatal y cómo estas podían ser clave para demoler la red de corrupción. La epístola se convirtió en mentor y guía para hallar a Isabel y hacer justicia.
La lucha solitaria del vecino no pasó desapercibida. A medida que su determinación era evidente, comenzó a ganar el apoyo de aquellos que también habían sufrido a manos de la corrupción. Vecinos, amigos y conocidos se pegaron a su causa, surtiendo información y apoyo. La red de aliados y la posibilidad de salvar a Isabel y desafiar a la mujer fatal, crecía.
- La Culpa Injusta
En un giro cruel del destino, la fiscalía culpó e involucró a mi vecino en el asesinato de Lucía y el rapto de Isabel. Las pruebas manipuladas y las declaraciones falsas de testigos comprados por la mujer fatal y sus aliados llevaron a su arresto y posterior juicio. La prensa, sensacionalista y corrupta, se encargó de difundir una versión distorsionada de los hechos, presentando al vecino como una abominación sin arrepentimientos.
Desde la cárcel, luchó por mantener la firmeza y seguir adelante. La desaparición de Isabel y el dolor de ser injustamente acusado lo sumieron en una espiral de desesperación. En su corazón, aún ardía la llama del amor y la justicia, y estaba decidido a limpiar su nombre y encontrar a Isabel, cueste lo que cueste.
Durante su reclusión, conoció a otros presos que fueron víctimas de la corrupción del sistema. Juntos, formaron un lazo de solidaridad y apoyo mutuo. Estos nuevos aliados, aunque inusitados, se convirtieron en su nueva familia e inyectaron el valor y la fortaleza para seguir combatiendo desde dentro de las rejas.
En la prisión, cada día era una batalla por la supervivencia. Con su mente aguda y su férrea audacia, comenzó a ganarse el respeto de los otros reclusos. A través de su liderazgo y su capacidad para resolver conflictos, se convirtió en una figura influyente dentro de la cárcel. Con cada pequeño acto de justicia, su expectación de limpiar su nombre y encontrar a Isabel se fortalecía.
Desde la prisión, continuó su búsqueda de la verdad. A través de cartas y mensajes, estableció contacto con aliados en el exterior, quienes seguían trabajando incansablemente para desmantelar la red de corrupción. Cada pieza de información que lograban obtener se convertía en una nueva posibilidad, un paso más hacia la liberación y la justicia. La historia del vecino y su lucha estaba lejos de terminar. Las sombras del poder y la corrupción se cernían sobre él, pero en su corazón, la llama de la justicia seguía ardiendo con fuerza. El acto por escribirse, prometía ser la confrontación final, donde la verdad y el afecto se enfrentarían contra el odio y la traición en una batalla épica por la redención.
Marcantonio Faillace Carreño