Trabajo de www.radiofeyalegrianoticias.com
Desde el año 2017 no se actualizan las disposiciones curriculares educativas en Venezuela. Esto ha traído consecuencias importantes en los salones de clase, sobre los procesos de enseñanza y su efectividad a largo plazo para la comunidad estudiantil, según advierten expertos.
Contexto
En el año 1996 se realizó la primera reforma curricular consensuada, direccionada por el Ministerio del Poder Popular para la Educación (ME), bajo la lupa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Este tema ha sido conflictivo para el gremio docente, quienes durante casi 18 años han resaltado la necesidad de modernizar y sincerar estos procesos pedagógicos en el marco legal.
En el año 2007, se gestionó desde el Gobierno nacional el diseño del Sistema Educativo Bolivariano (SEB) y 8 años después desarrollaron un nuevo diseño curricular para la modalidad de jóvenes y adultos.
Para el 2016, tras una consulta popular, se aprobaron los lineamientos para un nuevo diseño curricular en base a necesidades cambiantes en la educación. Estos lineamientos fueron suspendidos en el 2017, por Elías Jaua, entonces ministro de Educación.
¿Reforma curricular urgente?
Según el profesor Carlos Giménez, docente y presidente de Federación de Trabajadores Sindicalizados de la Educación (Fetrasined) en Lara, es una necesidad innegociable y una competencia urgente, que los educadores en el país participen en una nueva reforma curricular junto al Ministerio de Educación (ME).
“En las últimas reformas curriculares el Ministerio de Educación tomó la decisión de reducir a su mínima expresión áreas vitales como la física, la química y la biología. Lo lamentamos profundamente porque estas competencias son la base en la preparación de los muchachos en la educación primaria y secundaria”, aseveró Giménez a Radio Fe y Alegría Noticias.
El profesor Giménez explicó que las potencialidades del recurso humano en las instituciones educativas están minimizadas con estos basamentos curriculares, que no representan las necesidades actuales en cuanto a la educación para el país y para la vida.
Con el impulso del SEB en las aulas de clase durante el 2007, el Gobierno nacional buscaba igualdad de oportunidades, diversidad y participación de los niños, niñas y jóvenes del país.
Lo aplicaron desde subsistemas en el plan educativo pasando por los niveles: inicial, primaria, secundaria y especial.
Tras la migración forzada en Venezuela y la pandemia por Covid-19 en el mundo, las dinámicas cambiaron también en el ámbito educativo.
La fuga de talentos, las aulas medio vacías y las desmejoras salariales por la crisis inflacionaria en el país han sido el común denominador de la última década para la comunidad docente.
Alejandro Peñaloza, docente y director del Colegio Diocesano en Barquisimeto, mencionó que el ME ha buscado actualizar el currículum para media Técnica y Media General en base a realidades.
“Desde el 2022, el interés es hacer a los futuros bachilleres una propuesta atractiva y que tengan conocimientos en oficios relacionados a su mención. Esto les ayudará en sus emprendimientos u oficios en estos cambios vertiginosos del mundo laboral”, exclamó.
¿Debe incluirse un marco legal más robusto?
La Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna) “debe revisarse con lupa”, según algunos educadores, pues en estos tiempos de uso desmedido de las nuevas tecnologías y redes sociales, estas leyes pueden servir como amparo o también como escudo de los menores que incidan en abusos en su entorno.
Yoselyn Yepez, docente y orientadora educativa en Barquisimeto, hizo énfasis en que las leyes actuales, que forman parte del sustento en el currículum educativo, deben ampliarse y mirarse desde una óptica más real, sobre las cotidianidades en las aulas y en los hogares de los jóvenes.
La profesora Yépez dijo que las leyes protegen al menor, pero no tienen en cuenta que las nuevas tecnologías como los celulares, acceso desmedido al internet y a las redes, inducen, sin una orientación efectiva en casa y en el aula, a infringir las normas ante la ligereza con que se aplican.
El sistema curricular venezolano es entonces “una asignatura pendiente” aún para el ME y debe adaptarse a las necesidades reales, funcionales y sociales del entorno actual del joven, según su nivel educativo.