Este lunes, durante la Cumbre por los Derechos Humanos y la Democracia celebrada en Ginebra, el líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia realizó una enérgica denuncia sobre las detenciones y casos de torturas en Venezuela, abogando por los detenidos y exigiendo “cambio y justicia”.
El político, exiliado desde el mes de septiembre, destacó que “los venezolanos no descansaremos hasta recuperar nuestra libertad y lograr cambio y justicia” y recordó que «el 28 de julio el pueblo venezolano habló de manera contundente en las urnas» y él fue «elegido presidente electo por la inmensa mayoría de los votos».
«Sin embargo, usurparon el mandato que me fue conferido -añadió- y la respuesta del régimen fue represión, persecución y un golpe de Estado contra la voluntad popular», expresó González.
Exhortación a la comunidad internacional
González Urrutia se dirigió en Ginebra «a quienes hoy levantan sus voces contra la opresión en Irán, Sudán, Rusia, Afganistán y muchas otras naciones donde la justicia sigue siendo una lucha constante» y les aseguro que «su resistencia es también la nuestra».
«Queremos cambio, queremos democracia, queremos recuperar nuestra libertad. Habrá cambio y habrá justicia. Y no descansaremos hasta lograrlo», concluyó.
Detenciones de civiles en el contexto postelectoral
El exembajador enfatizó las detenciones de más de 2.000 personas tras las elecciones del 28 de julio, en las que también resultaron detenidos menores de edad y mujeres embarazadas, en lo que calificó como “un acto de represión, persecución e instigación que refleja la impunidad con la que actúa el régimen».
Asimismo, agregó que «la tortura blanda» que sufren su hija y sus nietos, que cada día recorren los centros de detención buscando a su yerno Rafael Tudares, detenido el 7 de enero, es solo un caso más «de lo que están viviendo miles de familias» en Venezuela.
Por otra parte, recordó «la situación de los refugiados en la embajada de Argentina en Caracas«, donde un grupo de opositores que buscó protección en esta sede diplomática sufre «hostigamiento constante de las fuerzas del Estado, privación de servicios básicos, incluso hasta alimentos, en un asedio que viola los principios básicos del derecho internacional y la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas».