Intensas actividades culturales, artísticas, académicas y sociales ha previsto realizar, desde el 14 de enero hasta el 5 de noviembre de este año, la institución Proyecto Juvenil Misionero (Projumi), fundado y dirigido por el profesor Gerardo Pastrán con motivo de celebrar 40 años de estar en funcionamiento.
El profesional de la educación, conferencista, asesor personal y económico, al ser entrevistado por El Impulso, dijo que desde su fundación hasta ahora, Projumi se ha dedicado a la caridad como principio cristiano y ha contado con el apoyo de bienhechores que aportan alimentos para dar de comida tanto a niños y jòvenes como a indigentes, quienes también cuentan con asistencia médica y social.
¿Cómo se siente al llegar Projumi a los 40 años?
Muy contento porque ha sido una idea muy provechosa para atender a un gran número de niños y jóvenes, así como a personas desamparadas, que han acudido a la institución. Es por ello que durante todo el año vamos a tener actividades sociales, religiosas, culturales, académicas, para crecer en la formación para atender y dar respuestas a todos los casos que nos lleguen.
¿Cómo surgió la idea?
En principio yo estuve dedicado a la caridad y a la labor social en el área parroquial, pero el trabajo parroquial es muy limitado, motivo por el cual decidí que la obra debía tener carácter diocesano, a fin de que se pudiera llegar a diversas partes y fue así como el 5 de noviembre de 1985 surgió la organización, la cual desde entonces ha venido funcionando en los nueve municipios del estado Lara y, además, hemos visitado diferentes regiones del país, donde hemos montado campamentos, y hemos hecho actividades religiosas, culturales, artísticas y, en general, de atención a la gente.
¿Cuántos niños han sido atendidos en estos cuarenta años?
No podría precisar cifras, pero nosotros cada año vamos aumentando el número de personas que hemos atendido. Los periodistas me han preguntado cuántas personas atendemos diariamente y yo les he dicho que en promedio atendemos a unas 25 personas que vienen a solicitar atención de salud, asistencia contra el estrés, orientación para estudiar una carrera después que salen de bachillerato y hace tres años creamos el comedor para niños en Boro, municipio Morán, donde atendemos más de ochenta niños.
¿Y cuántos en Barquisimeto?
Entre niños y jóvenes, así como indigentes, 55 personas, quien vienen a comer dos veces a la semana. Conviene resaltar que este programa de asistencia alimentaria es sustentada por personas bienhechoras, que practican la caridad, nos ayudan con el suministro de alimentos, los que son preparados por el grupo del voluntariado que nos auxilia. Dentro de esta actividad orientamos la importancia de la solidaridad con los necesitados, para los que tengan dentro de sus posibilidades aporten algo. Cualquier grano que aporte ayuda al sustento de menores y adultos que tienen necesidades. El que pida comida es porque tiene hambre, y una de las mayores epidemias que sufre la humanidad en este momento es el hambre. El mundo tiene muchos problemas de alimentación y nosotros, en nuestro país, no escapamos a esa realidad; pero, para eso son las respuestas que debemos dar las organizaciones no sólo de corte religioso, sino también las de la sociedad civil.
¿Cuáles son los problemas que mayormente afectan a niños y jóvenes?
Son tres: la soledad, la deserción escolar y la situación de las calles.
En este orden de ideas explica que la soledad aflige a los niños y jóvenes que han sido dejados al cuidado de terceros, porque sus padres se han ido del país en búsqueda de un mejor nivel de vida, que les permita tanto a ellos como a sus familiares vivir dignamente.
Pero, al sentirse abandonados, esos seres humanos desertan de la escuela y al perder el estímulo de la formación educativa, se encuentran con el tercer problema, el de la situación de calle, ya que están expuestos a vicios como el alcohol, el tabaquismo, las drogas y la delincuencia.
¿Cómo ve estos problemas?
Con mucha preocupación, porque la soledad es muy abrumadora, ya que a consecuencia de ella se presenta una dolorosa situación para los niños y jóvenes, quienes se sienten abandonados y sufren de estrés, angustia, desesperación y ansiedad. Cuando ellos toman la calle se les ve desorientados, rebeldes y sin futuro. Lo lamentable, aparte de la vida que llevan, es que muchos adultos los señalan con el dedo enjuiciador, pero no ven las causas. Y aquí tenemos que referirnos a la inmigración masiva de millones de personas, lo que ha traído como consecuencia el deterioro de la familia. Dejar a los hijos al cuidado de terceras personas, aunque sean familiares, constituye un hecho muy significativo porque los niños y jóvenes no van a tener motivación para formarse rectamente.
Hay que ver la deserción escolar con mucha preocupación porque el futuro que se le presenta al país es demoledor: ¿Qué profesionales vamos a tener dentro de diez años cuando durante ese tiempo se va a perder la oportunidad de que se formen los médicos, ingenieros, economistas, educadores y, en fin, las nuevas generaciones que hoy deben estar preparándose para asumir los roles que les exijan las necesidades de Venezuela? Esa pregunta tenemos que hacerla porque el asunto no es que los niños y jóvenes estén hastiados, recorriendo las calles y haciendo lo que no deben hacer. Pensar en esa realidad nos debe llevar a considerar la magnitud que tendrá ese problema.
¿Usted cree que no se ha pensado en eso?
Ya le decía lo del dedo enjuiciador y aquí tenemos que pensar en lo que significa para niños y jóvenes la curiosidad, que los lleva por el rumbo equivocado como es el consumo de drogas, alcohol, tabaquismo y, de repente, a la delincuencia, de la cual no se podrán salir. Pero hay otro hecho que no se toma en cuenta.
¿Cuál?
La soledad, insisto, es grave porque ocasiona depresión, estrés, ansiedad que constituyen motivos para la autodestrucción del ser humano. Son jóvenes y niños que desaparecen por sus propios medios, pero no hay cifras sobre estos casos, y no por estar ocultas dejan de pasar desapercibidas. Porque se trata de seres que no han debido perderse.
¿Qué está haciendo Projumi al respecto?
Nosotros, en el 2024 atendimos 120 jóvenes con problemas de depresión y ansiedad. Gracias a Dios contamos con un equipo de profesionales en psicología y psiquiatría, así como médicos, para atender a quienes presentan cuadros de esa naturaleza. En los próximos días vamos a dar a conocer el nuevo programa de salud mental como una respuesta no sólo de Projumi sino de la Iglesia, a fin de preservar la salud de los niños, jóvenes y adultos Y en este aspecto tenemos a muchísimos ancianos solos, viviendo en la selva de concreto, olvidados y sufriendo en la soledad.