Habiendo transcurrido el primer mes de 2025, sin que se sienta mejoramiento alguno en la economía nacional, es predecible que en lo inmediato sea muy difícil el despegue económico del país, sobre todo por el enorme peso de la deuda, ya que sólo se está cumpliendo con el pago de intereses y dada la imposibilidad de incrementar sustancialmente la producción petrolera que genere buenos ingresos, no es factible conseguir financiamiento externo, según la apreciación del doctor Orlando Zamora.
El exjefe de la División de Riesgo Cambiario del Banco Central de Venezuela, especialista en economía internacional y de banca y finanzas, y analista financiero independiente, dice que la deuda es como una bomba de tiempo, está oculta como si no existiera y su impacto, en algún momento, tendrá consecuencias muy graves.
Aunque oficialmente no se ha dado a conocer su monto total, con toda seguridad sobrepasa los 150 mil millones de dólares y algunos economistas la sitúan en 160 mil millones de dólares, asienta el doctor Zamora cuando es entrevistado por El Impulso.
Conviene indicar que los intereses vencidos de esa deuda van acumulando capitales por concepto de intereses y, claro, es difícil hacer un seguimiento, sobre todo la parte que controla Pdvsa que tiene una enorme cantidad de millones en dólares, pero la empresa no está pagando eso y los famosos bonos soberanos tienen una proporción muy grande; pero, desde el año 2017 no se cancela nada.
Si la deuda es tan enorme, no tiene posibilidad de ir pagándola y por tanto no puede conseguir financiamiento, ¿cómo puede superar esta crisis?
Ese es un reto mayores que a veces se olvida, que no se recuerda. Porque todo arreglo con el sistema bancario, con el sistema financiero mundial, pasa por ponerse de acuerdo cómo cumplir y honrar esa responsabilidad con un plan de intereses. Y eso va a ser muy duro porque el monto de la deuda es demasiado elevado.
En este sentido, el especialista dice que para lograr un respiro en esa situación, el Estado venezolano tiene que regularizar las relaciones con bancos extranjeros, que serán vitales; con el Fondo Monetario Internacional y hasta con gobiernos amigos que puedan ayudar. Si no se resuelve eso con un plan, no será posible lograr nada a pesar de que la crisis amerita celeridad para su solución.
¿El monto de esa deuda es como de seis o siete presupuestos de la nación de este año?
Si más o menos, porque curiosamente, aunque las cifras bajan y suben, en promedio podemos decir que los últimos tres presupuestos han estado sobre los 23 mil millones de dólares y la deuda está por encima de los 150 mil millones, ascendería ésta a más de seis presupuestos. Eso da la idea de lo difícil que es cancelarla. El Seniat está contentísimo porque el año que pasó recaudó casi 8 mil millones de dólares. Sin embargo, nos preguntamos, ¿cuál es la capacidad que tiene el Estado para confrontar sus obligaciones? ¿Si apenas está recaudando 8 mil millones de dólares en impuesto y la renta petrolera en el mejor de los casos la están ubicando en 12 mil millones de dólares? Salvo que se produzca un milagro de que la producción petrolera crezca enormemente, la cosa cambiaría. Por la vía fiscal, el gobierno no tiene vía alguna.
¿Ni siquiera acudiendo al Fondo Monetario Internacional, perdiendo el gobierno el miedo que le tiene?
Ese Fondo no es muy dado a pagar deudas de los países. El Fondo Monetario lo que trata es de colaborar para estabilizar la política cambiaria, por establecer las reservas internacionales y darle cierto equilibrio a las economías.
Si el Fondo Monetario Internacional es reacio a pagar deudas, ¿quién podría hacerlo?
Tiene que ser un acuerdo muy fino, muy bien elaborado y, desde luego, muy creìble. Que los deudores tengan confianza de que realmente van a ser honradas esas obligaciones.
Aquí vendría que esperar otro milagro. ¿Lo podría conseguir este gobierno?
Un gobierno como el actual, que ha faltado a la palabra tantas veces, descarta toda posibilidad de acuerdo. Tan es así que ya para ocho años que se ha desentendido de la deuda, no toca el tema, como si este tema no existiera, y este es un asunto acuciante para cualquier administración nueva que llegue a tomar sus responsabilidades.
Ahora que usted dice eso, ¿no cree que la gravedad está en Pdvsa, cuya deuda está según economistas en unos 90 mil millones de dólares?
Estoy hablando nada más de bonos, porque de esa deuda petrolera no hay detalles. Además, están otras deudas como las mineras, a las cuales no les pagaron las expropiaciones. Claro, porque contra el Estado venezolano hay reclamos en tribunales extranjeros, donde se ha logrado avanzar mucho y han prometido llegar a acuerdos, colocando a Citgo porque es el mejor activo que se encuentra fuera de Venezuela.
Pero, ¿Citgo no es intocable?
A Citgo lo han colocado por todos los juicios que han triunfado en contra de Pdvsa. Pero, Pdvsa tiene deudas que no revela. Antiguamente informaba permanentemente todas sus operaciones y se sabía cuánto gastaba por traer los componentes para la fabricación de gasolina. En Venezuela nunca se han fabricado todos los componentes que se requieren para los combustibles, porque la mayor parte de ellos provienen del exterior, y eso sigue siendo así. Y ahora con más razones por todos los problemas que tienen las refinerías.
¿Cómo ve usted a Pdvsa?
Como una caja negra. Pdvsa hasta hace más o menos una década mostraba balances y uno sabía el monto de sus deudas. Porque en ese entonces se sabía que Pdvsa contrae deudas con los bancos; pero, hace ya mucho tiempo que nada se sabe al respecto.
¿Eso quiere decir que cada vez se endeuda más la empresa?
La situación de Pdvsa es muy difícil porque requiere trabajar con financiamiento. Ella no puede generar el pago de sus propias obligaciones: salarios, exploraciones y demás actividades. La mayor muestra de lo que estoy diciendo es el estancamiento en que se encuentra. No tiene taladros nuevos, está utilizando pocos taladros y hasta se habla de que apenas tiene en funcionamiento cuatro taladros cuando antes tenía catorce, desde hace tiempo no se tiene conocimiento de lo que ha venido pasando con las exploraciones y, para ser más precisos, Pdvsa está activa porque depende de las empresas que están explotando la Faja, las cuales sì son capaces de producir.
Pero, ¿no ha dicho el gobierno que ya llegó a producir un millón de barriles al final del año pasado?
Sí, ha habido un leve aumento de la producción que se aproxima al millón de barriles diarios, pero la Pdvsa de 1999 producía tres millones y medio de barriles diarios. Está produciendo menos de un tercio en comparación con aquel tiempo. La ventaja es que los precios siguen siendo buenos en términos internacionales, pero es una empresa con muchos problemas, muy mal administrada y con enormes cargas de todo tipo, sobre todo de personal.
Hablando de personal, ¿cree usted que es este uno de los problemas más fuertes que se le presenta al Estado venezolano porque las nóminas abarca no sólo ministerios, sino la de millones de empleados y obreros, además de jubilados y pensionados? Sin hablar de los servicios colapsados que es otro enorme problema.
La carga de personal es su principal problema. El propio gobierno reconoce que cualquier plan a futuro requiere miles de millones de dólares. A mi me cuesta hablar de eso porque hay poca información y sería aventurado decir lo que en verdad se necesita en financiamiento y años para resolver problemas como los mencionados. Hay quienes dicen que se requieren por lo pronto 50 mil millones de dólares para comenzar a poner en funcionamiento pleno los servicios básicos.
No soy pesimista en cuanto a la recuperación, pero la industria eléctrica es muy difícil que sin 10 mil millones no se restablezca, porque el problema es que la industria ha suspendido planes que tenía y abandonó la energía hidroeléctrica, tiene problemas con la distribución y equipos que están obsoletos. Si pensamos en vías, los requerimientos son super millonarios. En las comunicaciones tenemos una telefónica que yo no sé de dónde sacaron dólares, porque la Cantv tiene que cumplir sus compromisos con el exterior, pero sigue funcionando mal. Las empresas pequeñas que dependen de la energía primaria de esa telefónica demuestran que sí se puede ser eficientes, pero al final prestan un servicio cuestionable porque dependen de la Cantv, que realmente suministra los accesos de comunicación con el resto del mundo, administra satélite y en general el servicio. Requiere por lo tanto una cantidad de recursos, que no se puede precisar, para que los sistemas se actualicen, modernicen e incorporen las plataformas nuevas, que son normales en los países vecinos.
Pero, ¿es factible ir resolviendo los problemas de los servicios colapsados?
Volvemos al punto del financiamiento. Los problemas de los servicios son causados por el propio Estado. Los problemas derivados de la energía son múltiples. Pongamos el ejemplo del gas, que fue ocasionado por la pretensión de nacionalizar ese combustible, lo cual fue un error, pues, una cantidad de empresas que existían y suministraban el servicio a domicilio, garantizaban permanente ese combustible. Con el pretexto de abaratar las tarifas se terminó destruyendo a esas empresas y concentrando todo, desde las más pobladas ciudades a los últimos rincones del país; pero, ahora mucha gente tiene que esperar días para utilizar el gas, porque no les llega oportunamente. Y como ese están todos los servicios, generalmente colapsados. Ahora lo que se plantea es reprivatizar tanto las empresas domésticas como las que proporcionan el gas a las industrias. Y si se sigue examinando, tenemos que referirnos a Internet, recolección de desechos de las viviendas y, en general, a todos los servicios para los cuales se requieren cuantiosos recursos para lograr soluciones aceptables.
Dentro de ese punto están los pensionados, cuyo número aumenta en forma constante. Una cosa que comenzó como un plan, que ilusionó a la gente, ya llega a niveles muy altos, por cuanto se dice que hay más de cuatro millones de pensionados, quienes mensualmente tienen que recibir un pago. Pero, no se cumple el mandato constitucional de que tienen que ser un monto sustentable para que puedan vivir dignamente, pero apenas están percibiendo unos dos dólares y medio. No existe la posibilidad de resolver ese problema porque tanto jubilados como pensionados no producen y el Instituto Nacional de los Seguros Sociales no tiene modo de lograr una recaudación para pagar a los beneficiarios. El problema es complicado como todos los relacionados con la economía del país.