El gobierno de Israel anunció este miércoles su retiro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDHNU), siguiendo la reciente decisión de Estados Unidos de abandonar el organismo. El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, justificó la medida, acusando al consejo de actuar con parcialidad en contra de Israel y de proteger a regímenes que violan los derechos humanos.
«Israel celebra la decisión del presidente Trump de no participar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Israel se une a EE.UU. y no participará en el CDHNU«, escribió Saar en su cuenta de X.
El canciller israelí criticó duramente al consejo, señalando que «ha protegido tradicionalmente a los violadores de los derechos humanos, permitiéndoles esconderse del escrutinio, mientras demoniza obsesivamente a la única democracia de Oriente Medio«. Además, acusó al organismo de centrarse en atacar a Israel y propagar el antisemitismo en lugar de promover los derechos humanos.
Según cifras oficiales citadas por Saar, Israel ha sido objeto de más de 100 resoluciones condenatorias en el CDHNU, lo que representa más del 20 % de todas las resoluciones aprobadas en el organismo. «Es inaceptable que un consejo que debería defender los derechos humanos sea utilizado como una plataforma política para castigar a un solo país de manera desproporcionada», sostuvo el ministro.
Continúan la iniciativa del Presidente estadounidense
La salida de Israel se produce un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmara una orden ejecutiva retirando a su país del CDHNU y de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
Washington ha criticado repetidamente al consejo por lo que considera un sesgo sistemático contra Israel, argumentando que sus resoluciones han ignorado violaciones de derechos humanos en otros países y se han centrado de manera desmedida en las políticas israelíes en la Franja de Gaza y Cisjordania.
El retiro de Israel y EE.UU. del CDHNU marca un punto de inflexión en la relación de ambos países con la ONU, aumentando las tensiones con organismos internacionales y desafiando el rol de las Naciones Unidas en la supervisión de los derechos humanos a nivel global.