«Cuán flaca es nuestra humana naturaleza,
y cuán frágil es el barro de que somos hechos».
Ramón María del Valle-Inclán
Capítulo I
¿Quiénes son las hermanas Barrios?
Son dos serpientes que se hacen llamar cristianas para embaucar con sus “venenosas conciencias”. Son serpientes que tienen en su haber cuantiosas víctimas, además de mucho kilometraje en malignidad, con carrera en hipocresía y en corrupción, aunque usted no lo crea – Ripley’s Believe It or Not! -. Éstas recomendadas del tío rico, han causado la cesantía profesional de muchos y han dejado sin trabajo a tantos que se han ganado el epíteto de las Barrios sin almas. Porque por envidia despojan a otros de sus empleos, mientras que por otro lado por avariciosas y corruptas venden los cargos públicos y tienen a muchos cobrando sin trabajar por un porcentaje que deben pagarle a ellas al estilo de una vacuna.
Las Barrios Fecales son la maldad destructora. No respetan códigos de ética ni tienen ningún miramiento por sus colegas. Es más, sienten un regocijo maligno en ensuciar el nombre de gente decente y honesta y de profesionales con canicie y con el prestigio que ellas no poseen. Los jefes creen que las manejan, pero la realidad es que ellas son astutas en manipular a sus jefes. Las Barrios saben complacer en todo lo insano, ilícito, inmoral e ilegal a sus superiores, solo póngale usted imaginación y saque las conclusiones. Ambas en perjuicio de sus compañeros de trabajo, sufren del Síndrome de Stephen Candie. Y si los superiores son corruptos entonces el guiso está montado, porque son requeridas por la distracción moral que las caracteriza y les es innata. Ellas promueven conversaciones artificiosas para sorprender a los empleados y sembrarles en sus psiquis sus venenos para provocar movimientos y situaciones por ellas calculados con estratagemas en las que son duchas y en las que tienen experiencia, todo para perjuicio de otros o de las víctimas a quienes ellas les fingen amistad.
Las Barrios son expertas en corrupción y en el engaño a los subordinados y compañeros de trabajo de la empresa para tenderles trampas diseñadas con mucha malicia, porque cuando le ponen el ojo a alguna víctima además de usarla, le fabrican máculas con ardides demoníacos, así no logren demostrar nada de lo que argumentan, basta con sus miserables pareceres en sus mentes enfermas y sus subterráneas mordeduras. Ser víctimas de estas “inmundicias”, es ser presa de mordeduras de serpientes neurotóxicas y cardiotóxicas, pues sus ponzoñas son letales. Poseen el veneno más potente de todas las serpientes con colmillos traseros, su acción destructora para los empleados y para el patrimonio de las instituciones es la garantía por las cuales las ingresan en los organismos para depredar por ser unas expertas en el arte del engaño, la malicia, el hurto y el desfalco.
Donde llegan las Barrios, se les puede identificar por sus acciones déspotas e inmisericordes, sin compasión al prójimo y jactanciosas se regodean en la perversidad que ejecutan. La venta de los cargos y la canonjía las caracteriza, por eso actúan como la mierda porque son unas cagadas de gentuza. La más peligrosa de las dos son las dos. Usan a las personas, no agradecen favores y pagan con inquina y maldad a los ingenuos que llegan a creer que ellas son sus amigas.
Capítulo II
Las Barrios son unas anatemas
Las Barrios son unas plastas, son unas abominaciones que se sienten superiores incluso a sus iguales o a gente mejor preparada académica o profesional, que por desgracia y puntualmente se desempeñen como subordinados en la empresa. Las Barrios se han hecho ilícita y corruptamente de títulos profesionales para los que nunca estudiaron, ni por los que pisaron jamás un aula de clases.
Las serpientes Barrios no tienen ningún miramiento con desplazar y dañar a quien sea, con tal de enseñorearse ellas cuales heces fecales siniestras llenas de moscas, de poca valía espiritual y de almas sucias, sus personalidades son un caldo de letrina de carretera. Las Barrios además de sus trastornos de la personalidad, sufren igualmente del síndrome de Procusto que es una condición psicológica que se caracteriza por el miedo a ser superado por los demás. Las personas que lo padecen tienen actitudes de rechazo, envidia, y discriminación hacia quienes son diferentes a ellas. Aunado a esto las hermanas ofídicas padecen del sesgo cognitivo Dunning-Kruger caracterizado por la falta de autoconciencia y la tendencia a sobreestimar las propias capacidades. Pero también es propio de estas malignas brodercitas el sesgo cognitivo de obediencia a la autoridad por el cual obedecen ciegamente a una figura de autoridad, aunque haya razones muy poderosas, espirituales, éticas, morales, legales, y humanas para no hacerlo. Las barrios son malévolas, con corazones malvados y lo peor es que se creen con derecho a maltratar y a pisotear a los empleados y a quienes les impida a ellas brillar malévolamente. Pero su insidia en perjudicar a otros también les es connatural a sus personalidades porque ellas son envidiosas.
Por eso las Barrios no tienen miramientos para joder a nadie si con eso consiguen más y mayor corrupción en connivencia con sus jefes de ocasión. Las Barrios son una plasta de maldad o la maldad en excrementos. Nada más letal que ser las presas de las hermanas Barrios, más heces fecales vertidas para la contaminación del hábitat o del ambiente laboral.
Capítulo III
Te envuelven en falsas conversaciones
Las Barrios te montan conversaciones artificiosas o falsas para sorprender tu ingenuidad.- Con las Barrios te vas a encontrar extrañamente alguna vez de imprevisto charlando con “toda naturalidad”, sobre un tema que te concierne, te toca o te afecta personalmente, pero que una de las Barrios ha comenzado por ti y que ha logrado despertar tu interés.
Embarga la suspicacia, el esfuerzo por aparentar una incipiente relación, al expresar en tu presencia alguno u otro desliz oral, gestual o conductual para hacerte sentir a gusto en la conversación provocada y lograr capturar en ti, otra expresión que de manera idónea pueda ser objeto de censura y entonces te verás sometido al juzgamiento por las Barrios, quienes son monos voladores o espías de los jefes, quienes se han erigido señores sin mácula.
La Barrios que produjo la conversación, una vez que ha logrado que tu entres en confianza; explanará pensamientos e ideas claves, asumiéndolas como propias, pretendiendo provocar que tu adoptes una postura cónsona con lo por ella deseado, e identificará como suyos, sus pensamientos y opiniones; y tú le darás lo que busca, así no haya encontrado nada, pues de ninguna manera la inquisidora Barrios aceptará estar equivocada si en su esquema mental y en su estratagema viene por ti para condenarte y quitarte el trabajo que ha reservado para otro a quien se lo ha vendido o para un familiar u otro cómplice de ella.
Atinadamente expresó La Rochefoucauld que “Nuestras virtudes son más frecuentes, pero nuestros vicios se distinguen mejor”. Por eso tu espontaneidad y tu diafanidad en la exposición porque no ocultas nada, porque no sabes nada de aquello que pudiera ser objeto de una conversación artificiosa, a veces nos confunde y nos hace pasar por ingenuos ante el hallazgo de la vileza de las Barrios, por sus caras de tabla al creer que sus víctimas son unos idiotas, pues ellas se creen sobradas que se las saben de todas y son expertas en la tarea de obnubilar a su interlocutor o al menos están convencidas de su perversa cualidad.
La soltura en la exposición de las Barrios puede despistar al más prevenido, al creerlas auténticas y sinceras. Sin embargo, la firme convicción de quien pudiera expresarse sin dejar lugar a dudas sobre su impoluta corrección que es la víctima, es un punto a favor de quien no ha cometido ninguna felonía; porque al no notarse picardía en su halo de integridad eso le da rabia o enojo a las Barrios y se encabritan y de todos modos te condena, te mete en mal y hace cuanto en su perversión puede para dañarte. Parafraseando a Ángel Osorio en su Alma de la Toga; hemos de colocarnos en posición de alerta para el certero conocimiento del alma de los hombres. Las Barrios en su emponzoñamiento ofídico, se pueden sonreír contigo, te pueden meter conversación en apariencia inocua o inocente pero es para cazarte y devorarte aprovechando sus posiciones circunstanciales, porque ellas cuales psicópatas son unas depredadoras.
Capítulo IV
Las retreteras hermanas Barrios
Las sobrinas del tío rico buscan fortuna fácil en la corrupción, en la inmoralidad, en la hipocresía y en el engaño. Ellas están convencidas de que tú eres un retrete donde depositan toda la mierda y el orín que producen y luego te jalan la cabuya. Dicho de otro modo te ven la cara de poceta o de wáter Clock y te usan para darle bomba a sus suciedades y al finalsi queda algo de ti, te echan a los leones.
Las hermanas Barrios son unas zafias y vulgares que aparentan corrección y no, no son educadas, sus modales son selectivos para quienes a ellas les convengan impresionar. No hay nada de inocencia en ellas aunque en sus rostros pueden fingir candidez, se trata de morisquetas de terror. La Bacrim o el Gedo que lideran cuáles pranes, se introduce como larva destructiva en las instituciones y desde ese aciago lunes, ya todo queda inoculado e infectado por sus intromisiones ponzoñosas de corrupción, subterfugios y depravación.
Las hermanas Barrios dejan una estela de dolor y de enemigos por donde pasan, pues no respetan a nadie que para ellas no sea de poder, sólo le son leales a los superiores quienes se sienten lisonjeados y tomados en cuenta por estas lacras sin atisbar que es maligna hipocresía de ellas. Si sus anteriores jefes se identificaron con ellas y fueron conniventes para catapultar la corrupción en la institución de dónde vienen, ya graduadas en vagabunderías y especialistas y duchas en la destrucción de las normas éticas y legales, se presentan guapas y apoyadas, pues han conseguido una aliada estratégica, una mujer de jerarquía que conocieron allá por el amante de la más representativa de las dos Barrios, y que las está enchufando, que las está apadrinando y protegiendo, al punto de llevarlas a esta desprevenida empresa para que la pudran y hagan y deshagan. Porque son expertas en complots subterráneos para destruir la decencia y la ética de las empresas empezando de bajo perfil hasta que la depravación sea de tal magnitud que será imparable; solo que las vuelvan a destituir como ya lo han hecho otros superiores que las pudieron calibrar y conocer y ya no les consintieron más sus idioteces morales.
No es talento honesto lo que ha llegado a la empresa con estas dos peligrosas Barrios que destillan maldad, mucha maldad e incorrecciones éticas, lo que ha llegado a la institución que está siendo parasitada por ellas es mucha falta de probidad. Se trata de toda una planificación centrada en hacerse de muchos dólares, de groseras cantidades de dinero sucio o dinero negro que ni ellas ni quienes las están respaldando, jamás declararan ni al fisco ni a las contralorías. Las hermanas Barrios llegan enhuevadas de corrupción y de maldad, de desprecio hacia los trabajadores, porque están convencidas de que son mejores que todos – padecen sentido de grandiosidad y el síndrome Dunning-Kruger -.
Y lo peor es que otra mujer de poder las está respaldando. Qué letal para la Administración es la presencia contaminante de estás hermanas Barrios. Ellas traen como legado una infernal cadena de sucesos que marcará para desgracia a la institución, en su patrimonio y en sus trabajadores, el antes y el después de sus pestilentes presencias. Parafraseando a Ramón María del Valle-Inclán: “El mundo [de las Barrios] es un esperpento.”
Capítulo V
Se limpian el culo con el tabernáculo
Para las hermanas Barrios, el cristianismo es un camuflaje para pasar inadvertidas y hacer maldad a placer. Acostumbradas a hacer daño y corrupción impunemente, de denostar de otras personas a escondidas y camufladas de cristianas, como si fueran gente buena y correcta, ahora tienen de su lado a otra fémina que se identifica con ellas en la elaboración y planificación estratégica de la corrupción. Las Barrios han venido a esta otra institución como si se tratase de gente proba, con la ventaja de que el personal no las conoce en esencia y ninguno de sus nuevos compañeros sabe de lo que son capaces las muy truhanes y desalmadas. Llegan de la mano de una mujer incauta tal vez o muy comprometida quizás con la indecencia y la corrupción. Ingresan a destruir la normalidad y la moralidad de la empresa y a ensuciar las mentes de quienes cohonesten con ellas, o de quienes se presten para hacer maldad. Las Barrios son déspotas disfrazadas de inocentonas, hechas las huevonas se salen con las suyas así tengan que hacer el baile del perrito o destruir la serenidad en el trabajo porque crean situaciones tan adversas que todo se afea, todo se desdibuja en los sitios donde llegan. Las Barrios no son buenas personas, sino muy muy malas personas, son unas bandidas, son unas delincuentes. Son la infiltración del demonio haciéndose pasar por cristianas, porque ellas se limpian el culo con el tabernáculo.
No pequen de ingenuos, ya antes de llegar a depredar en esta nueva institución para ellas, ya las Barrios traen instrucciones y sus planes y estratagemas pues no es inocuo su arribo a estás aguas. Las Barrios traen su plan, su boicot a la decencia, a la moral y a la ética. Y desde donde las pongan empezará la distorsión de todos los escenarios para imponer chismes, corrupción, inmoralidad e indecencia. Ellas son monas voladoras, espías jalabolas y mascotas adiestradas de los superiores y son correveidiles de confianza extrema para las bajezas cuando les encargan o se toman la atribución de defenestrar a alguien. Las Barrios son la esencia de la maldad y en el momento son la alianza estratégica de quién las incorporó a esta otra triste institución porque ya traen diseñado lo que tentacularmente van a implementar para robar, dañar, joder y mentir e hipócritamente tratar a todos como si fueran débiles mentales. Porque las Barrios sienten que ellas son súper inteligentes y de genética superior , además de que nadie es mejor que ellas, sintiéndose como si fuesen la raza aria entre negros y esclavos.
Capítulo VI
Las Barrios son falsas personas y la inmoralidad las precede
Trabajador y empleado no caigas en la trampa de creer que las Barrios son honestas y amigas, pues es un craso error, porque serás embaucado, ellas son gente mala e indecente. “Guerra avisada no mata soldado y si lo mata es por descuidado”. Las Barrios fingen cordialidad hasta que les den las puñaladas a los incautos. Si se llegan a sentar al lado de ellas en algún acto de la institución, sepan que ellas experimentan desprecio por ustedes y se levantarán con desaire y sin aviso porque para las Barrios todos hieden y cuando la víctima de los jefes cree ingenuamente en ellas, entonces las Barrios se levantarán, los dejarán solos a merced de los leones y evitarán verse al lado de sus víctimas como una acción de jalabolismo hacia los jefes.
Las Barrios no son amigas de nadie, solo son cómplices de los jefes deshonestos y de quienes ellas consideran que son «gente importante» y si son corruptos pagan mejor. Cuánto peligro atraviesa en esta hora aciaga la institución y su personal con la llegada de las Barrios. Las relaciones interpersonales con las Barrios nunca serán honestas, pues ellas utilizan a las personas y en algún momento todos sentirán el frío desprecio por sus premeditadas e inhumanas conductas, porque para las Barrios ustedes no son personas sino desechos, gusanos y cosas a quienes ellas tienen derecho de manipular y humillar con sus fétidas morisquetas cuales ángeles demoníacos.
Las sobrinas del tío rico, no saben lo que es la decencia ni la amistad sincera, no respetan a nada ni a nadie que no sea una hipócrita manera de destruir a otros en sus fijaciones para lamer suelas y hacerse de fortunas a costa de las instituciones y si en ello hay que destruir y aplastar a la gente decente y preparada, entonces las Barrios no tendrán empacho en tirar a los leones a los ingenuos amigos unilaterales y a los crédulos , y digo unilaterales porque la gente se hace amiga de ellas, pero ellas no son amigas de nadie. Solo son amigas de los jefes corruptos y de los que puedan dejarles ingentes coimas y sexo brutal. Recuerden que las hermanas Barrios padecen respecto de sus amos que son sus jefes, el síndrome de Stephen Candie por el cual defienden a ultranza los privilegios del patrón, más que el mismo patrón. Sobran jefes, capataces, capangas, rompehuelgas, alcahuetes, carneros, sirvientes, vigilantes, policías represores, rastreros, chupamedias, arrastrados y lameculos con este síndrome en la clase trabajadora. Ya usted los conoce…
« ¿Quién me habla? ¿Sois voces del otro mundo?
¿Sois almas en pena, o sois hijos de puta?»
Ramón María del Valle-Inclán
Dr. Crisanto Gregorio León