Un paciente infartado debe esperar en promedio 2 horas para que se le administre el primer medicamento, empeorando el tiempo de atención por 40 minutos, según evidenció el monitoreo realizado por la Encuesta Nacional de Hospitales, durante el mes de noviembre de 2024.
En el caso de los infartos, cada minuto de retraso aumenta el riesgo de daño permanente al corazón y reduce las probabilidades de una recuperación óptima.
En cuanto a los casos de neumonía, el tiempo de atención promedio registrado fue de 2 horas, récord que se mantuvo constante, lo que indica que no se ha tomado ninguna medida para reducir el tiempo que transcurre hasta que se administra el primer medicamento.
Para los pacientes con neumonía, cualquier demora en el inicio del tratamiento puede resultar en complicaciones severas que afectan su pronóstico y calidad de vida.
Informe en detalles
Para evaluar la capacidad y la calidad de la atención de los hospitales, uno de los indicadores más comunes a nivel internacional son los tiempos de atención o los tiempos aguja.
Estos miden el tiempo que transcurre entre que el paciente llega a la emergencia del centro de salud y le es administrado el primer medicamento.
A efectos del monitoreo de la Encuesta Nacional de Hospitales, sólo se mide el tiempo de atención de infartos y neumonías.
En el caso de los infartos, tenemos un empeoramiento del tiempo de atención por 40 minutos. Para noviembre de 2024, un paciente infartado debe esperar en promedio 2 horas para que se le administre el primer medicamento, mientras que en la región, un tiempo de espera aceptable es entre 30 y 45 minutos.
En cuanto a la neumonía, el tiempo de atención promedio registrado fue de 2 horas durante noviembre de 2024.
Este tiempo se mantuvo constante en el periodo comprendido entre enero y julio del mismo año, sin embargo, su estabilidad a lo largo del año no debe interpretarse como un indicador de cumplimiento óptimo, al contrario.
Que este tiempo no haya disminuido significa que no se ha tomado ninguna medida para reducir el tiempo que transcurre hasta que se administra el primer medicamento.
Es importante destacar que los tiempos de atención no son solo una medida de eficiencia; tienen un impacto directo en la salud y la supervivencia de los pacientes.
En el caso de los infartos, cada minuto de retraso aumenta el riesgo de daño permanente al corazón y reduce las probabilidades de una recuperación óptima. Para los pacientes con neumonía, cualquier demora en el inicio del tratamiento puede resultar en complicaciones severas que afectan su pronóstico y calidad de vida..
Cumplir con los estándares internacionales no solo es una meta deseable, sino también una obligación ética y profesional. Reducir los tiempos de atención significa salvar vidas y garantizar una atención médica de calidad para todos los pacientes.