En los difíciles días que vivimos, debemos ser objetivos en nuestro proceder, como dice el adagio:
“Paso e’ león… lento pero seguro”
Los ganadores no siempre saben cómo es que van a ganar, sencillamente esperan ganar, y una y otra vez encuentran la manera de ganar, lo hacen a pesar de obstáculos imperantes. Cuando pensamos en ganar, normalmente pensamos en quienes ocupan el primer lugar o quienes son primeros en una competencia, pero esa no es la totalidad de los ganadores. Ganar también tiene que ver con vencer nuestras propias limitaciones para poder alcanzar nuestras metas.
Booker T. Washington dijo:
«No es lo que usted logre en la vida, sino más bien las cosas que supere para poder lograrlo”.
Ganar es mucho más que simplemente cruzar la línea de meta en la primera posición, también significa hacer el compromiso personal de luchar a través de los desafíos con el fin de alcanzar la meta. Implica ejercer un gran esfuerzo. Y la mayoría de las veces, hacer un gran esfuerzo significa superar las propias creencias auto-limitantes.
Luego de ser la primera persona en escalar exitosamente el Monte Everest, Sir Edmund Hillary dijo:
«No es la montaña lo que conquistamos, el logro más grande fue habernos conquistado a sí mismos. Declaró que tuvo que vencer sus dudas, temores, vacilaciones y pensamientos de abandonar la lucha con el fin de alcanzar su meta”.
Ganar en la vida implica hacer un gran esfuerzo, y la razón por la cual muchas personas no ganan es porque no logran ejercer un esfuerzo suficientemente constante. Infinidad de individuos con una verdadera sinceridad inician el camino de cumplir sus metas y trabajan duro en ello… por un tiempo; pero entonces se presentan los desafíos y se dan por vencidos; no pueden sostener los esfuerzos y por lo tanto no logran ganar.
¿Qué puede lograr cambiar este patrón?, ¿qué puede ayudar a la gente a obtener mayor éxito en su vida personal y profesional?, ¿qué puede hacer que la gente logre una constante para mantener el éxito?
Es el desarrollo de una actitud de ganador, es el compromiso de desarrollar la voluntad de ser un ganador. ¿Cómo se consigue esa actitud de ganador?
En primer lugar, iniciémonos diciéndonos a nosotros mismos que somos ganadores, mirémonos en el espejo y digámonos a nosotros mismos que nacimos para la grandeza en libertad. repitámonos esto cada vez que nos miremos en el espejo, al menos tres veces al día; a continuación, hagamos el hábito de llenar nuestra mente con lo puro, lo convincente, lo positivo y fijémonos metas logrables, la escalera tiene sus peldaños.
¿Cómo podemos hacer esto?
Rechacemos participar en conversaciones negativas. Descubramos cinco cosas pequeñas por las cuales agradecer todos los días. Realizar estas acciones generará una reserva de posibilidades. Luego, pensemos en las cosas grandes que deseamos alcanzar y empecemos a prepararnos para lograrlas.
“Los ganadores hacen que las cosas pasen…
mientras que los perdedores dejan que las cosas pasen”.
Otra forma de decir esto mismo es:
“Algunas personas hacen que las cosas pasen, otras observan lo que sucedió, y los demás vienen alrededor y preguntan: “¿Qué pasó?”
Sin importar lo que alguien quiera agregar, la verdad continúa para los ganadores:
¡Ellos toman la decisión de ganar!
Cuando se les pregunta a muchas personas sobre qué les impide ser exitosas, culpan al gobierno, la economía, a sus familias y, hasta el perro de la casa.
Muchos culpan a los “ismos” de la vida. ¿Sabe usted a lo que me refiero?:
“Sexismo, racismo y cosas por el estilo”.
No obstante, la única cosa que la gente olvida poner en la lista de culpables es un factor muy importante:
¡Nosotros mismos! Nosotros somos el principal obstáculo de nuestro éxito.
Se dice que el éxito sigue la regla 80-20. En el entorno corporativo la dinámica 80-20 dice que el 80 por ciento del trabajo proviene del 20 por ciento del personal. En el terreno personal podemos analizarlo desde la siguiente perspectiva:
“Nosotros somos el principal obstáculo de nuestro éxito”.
En el terreno personal podemos analizarlo desde la siguiente perspectiva:
Somos responsables del 80 por ciento del fracaso de nuestras metas, los obstáculos constituyen sólo el 20 por ciento del problema.
“Hemos descubierto que el enemigo está dentro de nosotros mismos”.
Tenemos que ser absolutamente honestos y reconocer que nosotros mismos somos el desafío más grande para lograr nuestro propio éxito.
Si deseamos ganar, debemos actuar con respecto a dejar que las cosas sucedan y más bien debemos “hacer” que las cosas sucedan.
Debemos recordar siempre:
¡De nosotros depende!
¡DECIDAMOS GANAR / REHÚSEMOS PERDER!
Maximiliano Pérez Apostol