Michelena es un pueblo del Táchira, célebre por ser la cuna de Marcos Evangelista Pérez Jiménez, hijo de Juan Pérez Bustamente y Adela Jiménez, cuyo nacimiento se registró el 25 de abril de 1914 y murió el 20 de septiembre del 2001 este año cumplirá en Alcobendas, a 15 kilómetros de Madrid.
Ejerció el Poder Ejecutivo desde el 2 de diciembre de 1952 hasta que huyó en el avión conocido como La Vaca Sagrada a Santo Domingo, República Dominicana, la madrugada del 23 de enero de 1958. Después de salir de la Escuela Militar en Caracas, cursó estudios de especialización en la Escuela Militar de Chorrillos, Lima, Perú, y a su regreso a la capital venezolana fue ascendido a capitán.
Se incorporó a la denominada Unión Militar Patriótica y como tal mantuvo relaciones con la dirigencia de Acción Democrática contra el gobierno de Isaías Medina Angarita, contribuyó a su derrocamiento el 18 de octubre de 1945 y es por ello que la Junta Revolucionaria de Gobierno de Rómulo Betancourt lo designa jefe de Sección del Estado Mayor del Ejército.
Esa Junta duró tres años en el poder y fue sustituida por el primer presidente electo en votaciones universales en Venezuela, Rómulo Gallegos, a quien Pérez Jiménez y otros militares lo derrocaron el 24 de noviembre de 1948.
Se constituyó entonces la Junta Militar de Gobierno con Pérez Jiménez, Luis Llovera Páez y Carlos Delgado Chalbaud, cuñado del primero y designado presidente de la República; pero, cuando éste es herido en un intento por ser secuestrado y muere, es sustituido por Germán Suárez Flamerich en la presidencia, aunque de fachada porque quien realmente mandaba era Pérez Jiménez.
Ya existían, además del nombrado AD de Betancourt, los partidos Copei, de Rafael Caldera; Unión Republicana Democrática (URD), de Jóvito Villalba; y el Partido Comunista (PSV), de los hermanos Gustavo y Eduardo Machado.
El 30 de noviembre de 1952 se convoca a una asamblea nacional constituyente para hacer una nueva Constitución y en la competencia estuvieron el Frente Electoral Independiente (FEI), agrupación de Pérez Jiménez; y URD y Copei. Ganó Jóvito Villalba, con el apoyo de AD y PCV, inhabilitados, y, por supuesto, independientes. Cuando supo el gobierno que estaba perdiendo, el Consejo Supremo Electoral suspendió el escrutinio. Y Villalba fue enviado al exilio.
Pérez Jiménez asume la presidencia provisionalmente el 17 de abril de 1953 y el 2 de enero de 1954 se considera constitucional. Son liberados 400 presos políticos y se invita a los exiliados, muchos por cierto, a que regresen al país.
Pérez Jiménez le quita el nombre que tenía el país, el de Estados Unidos de Venezuela, desde 1864, y le coloca el de República de Venezuela. Otro detalle interesante es que en esa época es nombrada la virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, y Guanare, el santuario nacional. Y como militar estableció una celebración nacional denominada Semana de la Patria, que terminaba cada 5 de julio, durante la cual eran preparados los estudiantes para marchar uniformados como militares y con bandas secas.
Pérez Jiménez basó su régimen en un plan que llamó El nuevo ideal nacional, mezcla de nacionalismo, militarismo y doctrina económica keynesiana, lo que le permitió transformar urbanísticamente a Venezuela y desarrollar la vialidad, además de haber impulsado la industria petrolera a través del complejo petrolero más importante del mundo con las empresas Creole Petroleum Corporation y Royal Dutch Shell en la península de Paraguaná, en el estado Falcón.
Lo que no pudo fue erradicar el “ranchrismo,” aunque lo comenzó con los bloques del 2 de Diciembre (el famoso 23 de Enero) en Caracas y en otras ciudades del país, donde la gente que había emigrado del campo construyó sus ranchos con bloques y en muchos casos desechos y techos de cinc, que todavía vemos en cualquier parte porque con todos los billones de dólares que ha recibido el Estado por ingresos petroleros, no ha sido posible que la gente, no regaladas por los gobiernos, sino con salarios dignos pueda tener viviendas dignas.
Pero, lo que siempre se recuerda de esa dictadura fue que jamás antes se había desatado una persecución tan grande contra la disidencia y se utilizara la tortura como forma de acallar no sólo a dirigentes políticos sino a todos los ciudadanos, porque reinó el terror, que es la mejor arma de los regímenes totalitarios.