67 años después de derrocar la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, los venezolanos siguen aspirando por una sociedad más democrática y por el respeto a la voluntad popular. Sin embargo, las calles parecieran decir lo contrario.
El 23 de Enero es una de las fechas más importantes en la historia de Venezuela. Gracias al movimiento cívico-militar se logró derrocar al gobernante, en una que acción puso fin a un régimen que se caracterizó por la censura, la persecución política y la violación de los derechos humanos.
Esa fecha se convirtió en un símbolo de la lucha por la democracia y la libertad en Venezuela. Cada año se conmemora para recordar la importancia de defender los valores democráticos y los derechos humanos.
Tras los cuestionados resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, ocurrieron cientos de protestas masivas y espontáneas en las que, como consecuencia de la represión, perdieron la vida más de 20 personas y se contabilizó una cifra inédita de 2000 detenidos, incluidos menores de edad y personas con discapacidad.
Las protestas han bajado su intensidad y son cada vez menos frecuentes, especialmente tras la detención y posterior liberación que vivió la opositora María Corina Machado el pasado 9 de enero tras presidir una concentración en Caracas.
En los días previos al 23 de Enero de este año muchas personas tienen miedo a salir a la calle a protestar, o hasta simplemente a transitar en calles y autopistas con sus vehículos, pues el aumento de vigilancia policial, al menos en Caracas, es evidente y se temen abusos por partes de funcionarios en las alcabalas, como se reportaron en el contexto poselectoral.
Y el temor no es en vano, pues de acuerdo con un conteo hecho por Runrun.es, hasta el 20 de enero se contabilizaron 68 detenciones en lo que va de año. La mayoría de arrestos se practicaron sin órdenes de captura ni razones explícitas, las víctimas fueron interceptadas en las calles o sacadas de sus hogares por funcionarios del Estado. Entre las 68, cuatro fueron periodistas y una un defensor de Derechos Humanos (DDHH).
El 9 de enero, 67 años después
El 9 de enero de 1958 estalló un alzamiento de oficiales de la Marina en La Guaira (anterior estado Vargas), luego de que zarparon cinco destructores de la flota para colocarlos frente al puerto. Esa acción fue dominada por el general Rómulo Fernández al negociar con los sublevados ciertas garantías para la Armada.
A partir de ese día, la crisis interna en la dictadura de Pérez Jiménez se hizo cada día más grave, resultando en dos cambios sucesivos de gabinete, los días 10 y 13 de enero, en los cuales destituyeron de sus cargos a Pedro Estrada y Lauraeno Vallenilla-Lanz Planchart. Con ello, Pérez Jiménez perdió a 2 de sus más importantes aliados durante su gobierno.
67 años después, el 9 de enero de 2025, se celebraron protestas en varios estados del país y diversas ciudades del mundo, convocadas por María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela, en rechazo a la juramentación de Nicolás Maduro para un nuevo período gubernamental, pese al desconocimiento nacional e internacional al resultado del Consejo Nacional Electoral.
Esa fue una jornada tensa, pues la dirigente opositora fue detenida y posteriormente liberada y, al día de hoy, no se explican los motivos de estas dos acciones. También fue detenido el motorizado que la trasladaba al salir de la Calle Élice de Chacao, donde estuvo acompañando una concentración.
De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), el pasado 9 de enero se documentaron al menos 71 protestas en territorio nacional, de las cuales 11 fueron reprimidas. Luego de ese día, fueron pocas las convocatorias y manifestaciones registradas en Caracas.
Maduro se juramentó y no hubo protestas
El 10 de enero Nicolás Maduro juró para un tercer período presidencial, a pesar del rechazo a los resultados que anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre las elecciones presidenciales.
Tras la juramentación, los partidos que conforman la Plataforma Unitaria Democrática -coalición opositora que reconoce a Edmundo González Urrutia como el vencedor en las presidenciales- alertó que se ha consumado un golpe de Estado en contra de los derechos venezolanos”.
Para ese día existía la expectativa de que González Urrutia viniera al país para intentar juramentarse-pues así lo señalaba en días anteriores durante su gira por varios países de Latinoamérica- pero esto no se concretó. Según María Corina Machado, González Urrutia no viajó a Venezuela ese día por motivos de seguridad, pero afirmó que sí lo hará “cuando las condiciones sean las adecuadas”.
Machado también afirmó aseguró que “Maduro no podrá gobernar a la fuerza, a una Venezuela que decidió ser libre”, al tiempo que pidió a cada venezolano “que ejerza con fuerza su derecho a protestar”.
Pese a que la fecha se advertía como problemática, el 10 de enero reinó una tensa calma en el país. Salvo cacerolazos aislados en algunas zonas de Caracas, el gobernante chavista se juramentó en medio de fuertes medidas de seguridad, pues desde primeros días del 2024 fue notable el intenso despliegue policial, militar y de cuerpos de inteligencia en varias zonas de la capital.
“Prefiero quedarme en mi casa que exponerme”
El 2024 inició con protestas ciudadanas, protagonizadas principalmente por trabajadores exigiendo Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (Desca), según cifras de enero del año pasado del OVCS.
A lo largo del año se mantuvieron las protestas y se intensificaron tras las elecciones presidenciales. Pero así como aumentaron las manifestaciones, también lo hizo la represión. Más de 1000 personas fueron apresadas tras las elecciones y surgió el miedo de participar en protestas para evitar alguna represalia.
Para el inicio de 2025, el OVCS reportó que el 9 de enero se realizaron 157 protestas a nivel nacional, de las cuales 11 fueron reprimidas. Ese fue el día de la convocatoria que hizo María Corina Machado. Adicional a esa fecha, en días posteriores se han realizado algunas protestas relacionadas con exigencias salariales y de los familiares de presos políticos, pero en menor cantidad comparadas con el 9 de enero.
Ana Guerra vive en el barrio La Silsa, al oeste de Caracas. El 29 de julio de 2024, al día siguiente de las elecciones presidenciales, salió a la calle junto a su esposo para participar en una manifestación espontánea que llegó hasta la avenida Sucre de Catia.
“Nunca había salido a una protesta en Catia, eso fue algo nuevo en la zona porque casi siempre íbamos a las del Este, pero ese día fue otra cosa. Lo malo es que cuando empezaron a lanzarnos bombas lacrimógenas tuvimos que subir a la casa corriendo”, contó en entrevista con Runrun.es.
Guerra supo de las detenciones posteriores a las elecciones, así como de los asesinatos en protestas. Desde ese momento decidió que no participaría en otra manifestación. Tiene miedo de ser detenida o hasta de perder la vida y no puede dejar a su familia.
“Yo ahora prefiero quedarme en mi casa y cuidar a mis hijos antes que salir a exponerme. Sé que muchas personas todavía se arriesgan y los admiro, pero me da miedo que me pase algo, sobre todo después que detuvieron a María Corina (Machado). A ella la liberaron, pero si a mí me agarran no voy a tener la misma suerte”, añadió.
La vigilancia policial en alcabalas
*David salió de su casa el martes, 21 de enero desde en Parque Caiza y vivió una experiencia que le generó mucho miedo: cuando iba pasando en moto entre la urbanización Miranda a Filas de Mariche lo retuvieron en una alcabala de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
En ese momento David iba sin placa, puesto que la perdió en diciembre de 2024. Esto fue el motivo para retenerlo y los funcionarios le preguntaron por qué iba rodando sin ella. “Yo había ido el lunes 30 a hacer mi respectiva denuncia ante el Cicpc y eso fue lo que me salvó. Sin embargo, la actitud de los funcionarios era sumamente agresiva”, relató.
No conformes con la actitud hostil hacia su persona, David contó que los funcionarios de la PNB le pidieron revisar su teléfono -sin ninguna explicación- mientras que a otros conductores les revisaban sus vehículos. El alegato es que había enfrentamientos en el barrio José Félix Ribas de Petare. Los nervios se apoderaron de David.
“En ese momento lo que pude hacer antes de entregar el teléfono fue borrar las aplicaciones de Telegram, Instagram, Twitter y WhatsApp (…) Desde el 28 de julio es una constante y ahora tengo que estar revisando toda la galería de fotos porque no puedo tener fotos que tengan que ver con temas de protesta”, añadió.
David ha tratado de salir a la calle para hacer diligencias muy puntuales, pues teme pasar por una alcabala y resultar detenido sin ningún motivo.
Protestas simbólicas y clamor por amnistía mantienen viva la calle
Pese al silencio aparente de la población por temor a la represión, en algunos espacios se sigue alzando la voz con protestas simbólicas y otras acciones.
En la Universidad Central de Venezuela, la máxima casa de estudios del país, los estudiantes han hecho uso de su creatividad para visibilizar distintos reclamos.
El pasado 13 de enero, el edificio del rectorado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) amaneció con un cartel desplegado con el número de votos que obtuvo Edmundo González Urrutia en las pasadas elecciones del 28 de julio y con la frase “la verdad vence la sombra”.
El 20 de enero, una gran pancarta con el mensaje “Rodean la universidad porque le temen a la educación” apareció colgada en la Puerta Tamanaco de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas, en rechazo a la intensa presencia policial que rodea los accesos de esa casa de estudios desde hace una semana.
“Hoy enviamos un mensaje a todos los cuerpos de seguridad del estado quienes asedian a la UCV”, compartió la cuenta Viva la UCV en la red social X, ante la presencia de funcionarios antimotines de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en los alrededores de la UCV.
Otras pancartas fueron exhibidas en los pasillos del recinto universitario con mensajes de aliento como: “La fe es lo último que se pierde” y “Brilla mucho, ucevistas, no dejes que te venzan las sombras”, en medio del contexto sociopolítico que atraviesa el país.
Mientras que este 22 de enero, estudiantes de la Facultad de Arquitectura protestaron con carteles y una figuraba en silueta que asemejaba a Anthony Granadillo, universitario detenido en el contexto electoral.
“Somos inocentes, nuestras armas son los libros,. Nos falta uno”, se leía en uno de los mensajes que expusieron.
Por otra parte, y a pesar de ser los más afectados directamente por la represión, los familiares de presos políticos no han abandonado su clamor por justicia. Durante enero se han manifestado en al menos dos ocasiones ante la sede del Ministerio Público, en Caracas, para denunciar que los centros de detención son una especie de “campos de concentración”, así como para exigir una ley de amnistía que beneficie a todos los presos políticos y permita su liberación.