Escribí una muy bella y bonita canción poniéndole el alma y corazón a la letra para dedicársela a la mujer que amé con todo mi corazón. Con esa canción quise recordar el amor que en un tiempo nos unió con mucha felicidad. Lamentablemente ella jamás escuchó esa canción y cuando llegue el día inevitable cuando yo tenga que partir marchándome de esta vida terrenal, al menos la escuchará porque ya mi voz habrá enmudecido para siempre y ya no podré cantársela. Tampoco volveré a verla porque mis ojos se habrán cerrado y no volverán a abrirse jamás para mirarla de nuevo. No volveré a abrazarla porque mis brazos estarán inertes y menos volveré a besarla porque mis labios estarán sellados para toda la eternidad. Cuando yo me marche de este mundo terrenal no quiero que ella me recuerde con tristeza ni con lágrimas como lo hacen todas las personas que no tienen esperanza. Yo no habré muerto porque lo único que haré será irme primero que ella de esta vida terrenal y en adelante seré el silencio de ese hogar que en tiempos pasados compartimos con alegría y mucha felicidad.
Cuando me llegue la hora y el momento de partir para siempre de este mundo terrenal seré la suave brisa que todos los días besará su rostro para demostrarle que yo fuí, soy y seré por siempre una parte de su historia. Estoy convencido que yo volveré a nacer un día después de mi muerte como dijo el gran filósofo y dramaturgo Zaratustra. Le pediré a ella que me perdone por haberme subido a «el tren de la vida» para emprender ese viaje sin retorno, pero es que yo tenía que hacerlo para cumplir la Divina Voluntad y el Sagrado Mandato de Dios porque en ese tren llegue a este mundo el dia que mi adorada madre me parió y en ese mismo tren tenía que marcharme el dia que Dios me mandara a buscar porque me necesitaba allí en el cielo a sumlado. Quiero manifestar que en mi humilde y sencillito equipaje me llevaré el cariño, el amor y la gratitud de todos mis seres queridos y el aprecio, el cariño y el afecto de todos mis fieles y abnegados amigos que me dieron su confianza y por eso ellos fueron para mi un verdadero e incalculable tesoro.
Desde el cielo en los predios infinitos de Nuestro Señor estaré deseando que esa mujer que yo amé con toda mi alma escuche algún día esta bella canción que le dediqué para decirle a través de esa letra,toda mi sinceridad más firme y sólida que una montaña, mi confianza más grande que el inmenso mar y mi amor más infinito que el universo ya que no pude darle mas nada por mi humildad y mis limitaciones económicas. Yo escribí esa canción para ella pero nunca la escuchó y ahora menos la escuchará porque ella decidió buscar su destino con otro amor en donde tal vez pudieran regalarle muchas flores pero con toda seguridad jamás encontrará a alguien que la haga florecer. No se si al escribir esa canción tuve razón o tal vez me equivoqué y entonces ella olvide o recuerde esa letra si es que algun dia llega a escucharla ya que tiene mucha verdad las palabras que dijo un gran filósofo: «Si tengo la razón nadie se acuerda pero si estoy equivocado nadie lo olvida». Esa canción que yo escribí para ella me demostró y me convenció que el que da amor sincero nunca pierde ya que el que pierde es quien no lo sabe valorar. Ojalá que algún día ella escuche esta canción que le escribí en su honor y su recuerdo aunque entre ella y yo hay una gran diferencia porque a mi me quieren pero no me tienen y a ella la tienen pero no la quieren… Así son las cosas como dijo el recordado periodista Oscar Yanez.
Profesor José Luis Mogollón