La distancia no es impedimento para la fe. Antonio Pérez Vegas, un venezolano radicado en Estados Unidos, demostró este año su profundo amor por la Divina Pastora, creando la capilla de Santa Rosa en su honor, hecha de galleta de jengibre.
Desde hace varios años, este devoto no ha podido unirse a la multitudinaria procesión que recorre las calles de Barquisimeto cada 14 de enero. Sin embargo, este año decidió construir una réplica de la Capilla de Santa Rosa, hogar de la venerada imagen.
Con meticulosa dedicación, diseñó cada rincón de la capilla, horneó cada pieza y las ensambló con el mismo cariño con el que los barquisimetanos suelen acompañar a la Virgen en su recorrido.
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«Aunque este año no pude caminar a su lado, mi corazón estuvo con ella», expresó el devoto, quien explicó que este proyecto fue su manera de honrar a la Divina Pastora y sentirse más cerca de sus raíces.
«La nostalgia me inspiró a unir la ingeniería con al repostería para honrar a la Virgen», comentó en su cuenta en Instagram.
Esta iniciativa ha conmovido a muchos venezolanos en el exterior, quienes se han identificado con la historia de este devoto.
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La historia de esta Basílica de jengibre nos recuerda que la fe es un sentimiento universal que nos une, sin importar las circunstancias. Y que, aunque la distancia física pueda separarnos, el corazón siempre encuentra un camino para expresar su devoción.