El magistrado Jorge Rosell, el jurista Joel Rodríguez Ramos y el empresario José Gerardo Mendoza, recientemente fallecidos en esta ciudad, fueron larenses extraordinarios, ciudadanos cabales y ejemplo para las nuevas generaciones.
Se caracterizaron por ser íntegros, honestos, responsables, eficientes en sus actividades, profundamente demócratas y de actuaciones rectas.
Coincidencialmente fueron colaboradores de El Impulso y sus opiniones, reflexiones, recomendaciones, observaciones y críticas llenaron páginas en el diario impreso y se proyectaron en la edición digital. Fueron protagonistas de la Entrevista Dominical de El Impulso y algunas de sus impresiones, en forma muy sintética, evidencian que siempre pensaron en el bien del país, en la ciudadanía y en un futuro promisorio para Venezuela.
Jorge Rosell
El doctor Jorge Rosell tuvo el mérito de desarrollar su carrera en el Poder Judicial desde alguacil y secretario de un tribunal en Valencia cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Carabobo, hasta culminar como magistrado de la Corte Suprema de Justicia (sustituida esta por el actual Tribunal Supremo de Justicia). Se desempeñó como juez en las diferentes instancias y fue respetado y admirado por sus conocimientos en materia penal.
Piedad y solidaridad. Estos dos conceptos relacionados con la preocupación por la suerte de las personas que mueren o resultan lesionadas en las vías, los analizó en sendas decisiones tomadas por la gobernadora Dori Parra de Orellana y el actual gobernador Gustavo Adolfo Pereira ante el irrespeto a las normas del tránsito terrestre, las consecuencias de la imprudencia y la velocidad en el incremento de muertes por accidentes de tránsito y la necesidad de que los conductores tomen conciencia.
Consideró que el denominado Decreto 14 de la señora Parra de Orellana fue anulado por sobrepasar las facultades de la autoridad regional en materia que debe ser legislada nacionalmente, no obstante no obstante ser sentido como correcto por la población, haber descendido el nivel de accidentes de tránsito y hacer de Barquisimeto una ciudad modelo para el país, mientras que la intención del actual mandatario de aplicar detenciones y someter a los conductores a charlas, la medida conlleva al delito de concusión porque entre los funcionarios policiales se ha hecho práctica constante el “matraqueo” ya que no existe control sobre la actuación de esos efectivos uniformados.
Delitos de lesa humanidad. El doctor Rosell fue profesor universitario y como tal podía explicar todo lo concerniente a los delitos penales. No cualquier detención ilegal puede ser considerado un delito de lesa humanidad, por cuanto el artículo séptimo del Estatuto de Roma precisa que cuando la detención se comete como parte de un ataque generalizado contra la población civil y se acompaña con otros elementos en la acción, sistemáticos, entonces sí se está incurriendo en la mencionada categoría. En este sentido existen otros agravantes como torturas y desaparición forzada, no se le permite a la víctima ser defendida por un abogado de su confianza y el Estado interviene con un defensor público empleado por el gobierno. La miseria atroz. Mostró su malestar ciudadano por la situación en que vive más del 70 por ciento de los venezolanos y no ocultó su crítica a la oposición democrática por no tenerla en su agenda y a la nomenclatura oficial por desconocerla. La carencia estructural que nos abate con su carencia de servicios médicos, salarios indignos y falta de agua, energía eléctrica y otros tipos, aparece como un sumario diverso que no es tomado en consideración. Y lo más grave del problema es que era indiferente a la Organización de las Naciones Unidas.
Diálogo constitucional. Sostenía que el diálogo entre el gobierno y la oposición debía darse en todos los terrenos con una clara definición de roles. Sin concepciones principistas, sin devaneos, ni neutralidad que terminan enviando señales equivocadas a las víctimas y sus familiares. Los demócratas deben luchar por la vigencia de la Constitución. El entendimiento debe estar sujeto a la norma constitucional porque en el campo de la discrecionalidad siempre prospera lo opaco, lo manumiso. El diálogo tiene que ser digno, no un intercambio para pedir favores.
Joel Rodríguez Ramos
El doctor Joel Rodríguez Ramos, también barquisimetano como el doctor Rosell, se destacó como asesor en el campo bancario y financiero, así como profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado en la Escuela de Contaduría y Administración.
Democracia y eficiencia. Decía que los gobernantes debían ser eficientes y tener profundas convicciones democráticas, respetuosos de la institucionalidad y muy firmes en la defensa de los valores y principios contenidos en la Constitución. De modo, pues, que debía existir separación de poderes,. autonomía plena y apego a las normas.
Convicciones cristianas. Las noticias trágicas que recibimos a través de los medios nos alarman y envuelven en un ambiente de pesimismo y de derrotismo, nada conveniente a quienes tenemos sinceras y serias convicciones cristianas, comentaba. Pensemos que la virtud de la esperanza está a la par de la fe y de la caridad. Santa Teresa de Ávila decía: Nada te turbe nada te espante. Sólo Dios basta. Si creemos en Dios nada nos falta. Con paciencia todo se alcanza. Tenemos que sobreponernos a lo que ocurre en la sociedad y en el mundo. Alcemos nuestra mirada hacia arriba en busca del reino de paz, justicia y misericordia.
Diálogo imposible. Al analizar la serie de conversaciones que se han venido dando, en diferentes partes, entre el gobierno y la oposición era el doctor Rodríguez Ramos muy consciente de que no era posible llegar a ningún acuerdo, sencillamente, porque no existe por parte del sector oficial la más mínima intención de acceder a los planteamientos del sector democrático, que son los contemplados en la Constitución.
Ni siquiera con el estímulo de los Estados Unidos y la buena disposición de gobiernos de otros países se podría restablecer plenamente la democracia, la separación de los poderes públicos y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos.
El gobierno siempre negará la realidad de los hechos porque no le conviene, señalaba. ¿Cómo va a reconocer que viola los Derechos Humanos cuando la propia Corte Penal Internacional está realizando una exhaustiva investigación porque la justicia venezolana no se ha ocupado de atender las denuncias de los familiares de las víctimas?
Ateísmo propiciado por el Estado. El doctor Rodríguez Ramos, quien no ocultaba su inquebrantable apego a la Iglesia Católica, manifestaba su preocupación por la forma como algunos gobiernos escogidos mediante elecciones se transformaban en tiranías como las de Nicaragua bajo la presidencia de Daniel Ortega.
Desde 1979 cuando triunfó el sandinismo, refería, se desató un odio contra el catolicismo en ese país y ha avanzado aceleradamente al punto que hasta el obispo de M Matagalpa, Rolando Álvarez, fue condenado a más de 26 años de cárcel al ser señalado por ese delito inventado por los tiranos, el de traición a la patria, simplemente porque no apoyan al régimen. Y es triste lo que sucede en Nicaragua porque sacerdotes han sido arrestados, condenados y encarcelados, mientras otros expulsados porque el tirano Ortega ha proclamado que Nicaragua es una nación sin Dios.
El imperio de la delincuencia. Lamentable es que en Venezuela los delincuentes se hayan apoderado de las cárceles y que el gobierno haga unos shows como el de Tocorón, lo que da risa porque un ministro anunció en cadena de radio y televisión que once mil efectivos toman un presidio, perteneciente al propio Estado venezolano y muy extrañado comenta que los aparentes privados de libertad tenían discotecas, televisión por cable, celulares y lujos, podían salir cuantas veces quisieran a través de un túnel y, además, ordenaban la comisión de todo tipo de delitos sin que las autoridades se dieran cuenta. O sea que la delincuencia montó su imperio en todos los recintos carcelarios y de repente el gobierno quedó sorprendido. Y lo peor es que los cabecillas desaparecieron porque tuvieron noticias anticipadas de que se iba a producir una toma militar. Es para reír.
Desaparición de la Constitución. Para el doctor Rodríguez Ramos la Constitución de Venezuela no existe. Se esfumó. Indicaba que las constituciones están destinadas a garantizar a los ciudadanos una convivencia justa, pacífica, digna y respetuosa de la condición humana de los habitantes del país. En el caso de Venezuela se considera inexistente porque no hay separación de poderes, éstos han perdido su autonomía y no se respeta el contenido del texto constitucional.
José Gerardo Mendoza Durán
El mayor ejemplo de superación de una persona en Lara es el de José Gerardo Mendoza Durán, nacido en un caserío de las montañas del municipio Jiménez y como tal, desde muy pequeño, se vio obligado a cumplir las faenas propias del campo. Pero, un buen día, pensante como siempre lo fue toda la vida, decidió que debía emprender camino hacia nuevos horizontes y fue así como llegó a Barquisimeto, luego se fue a Caracas y por cuestiones del destino llegó a El Tigre, en el oriente del país, donde comenzó a probar suerte en el comercio. Y no sólo lo logró, sino que recordando su origen, también se dedicó a las actividades agropecuarias y más tarde a las empresariales. Fue un triunfador, un orientador, un escritor y motivador a través de sus escritos en El Impulso y en sus libros.
Venezuela adelante. Visitó muchos países y llegó a la conclusión de que no había país más bello, con mayor potencial y con más oportunidades que Venezuela. No sólo tiene petróleo, gas natural, hierro, oro y diamantes, sino también coltán, rodio, bauxita, carbón, cobre, níquel, manganeso, torio, amianto, fosfato, tataniko, cilicio, plata, antimonio, estaño, plomo, berilio, calcio, caulín, pirita, mármol, cromo, talco, cuarzo y sal en cantidades enormes porque brota en las playas de oriente y Falcón, decía. Y, por supuesto, unas cincuenta millones de hectáreas aptas para la agricultura y la ganadería. Lo que necesitamos para desarrollar toda esa riqueza es educación de primera línea. Y al lograrla, Venezuela estará adelante en todo el continente.
El campo es la solución. Mendoza Durán comentaba que algunos funcionarios, desde Caracas, hablaban de producción agropecuaria; pero, criticaba, es muy fácil manejar esa actividad desde una oficina, un buen escritorio y en aire acondicionado. Pero, las tierras están muy distantes de la capital. Hay que dejar la corbata y entender que para producir se necesita trabajar sin días festivos, que se le hagan callos en las manos y olvidarse de la tierra en las uñas. Evidentemente, el campo es la solución; pero, requiere trabajo arduo, dedicación permanente y buena inversión. Para ello hay que alimentar la esperanza, el ánimo y la disposición. Sólo así será posible el crecimiento económico, la generación de empleos y la alimentación integral de todos los venezolanos.
La esperanza es un activo irremplazable. Al hacer tal afirmación, basada en su experiencia, sostenía que cuando la persona piensa que algo bueno está por suceder tiene ya la materia prima para combatir la incertidumbre, cualquier angustia que atormente y hasta acabar con un posible ataque de pánico. En ese sentido recordaba las palabras del expresidente estadounidense Franklin Roosevelt: Hay que tener miedo al miedo y tenerlo como tu peor enemigo.
El miedo trae atraso y pérdidas, por eso hay que vencerlo, sugería a quienes no se atrevían a emprender actividades económicas. Enfrentar la ley del menor esfuerzo. Al hacer tal planteamiento Mendoza Durán manifestaba que era necesario afianzar nuestra voluntad y esperanza en los propósitos que se tengan. Así es posible eliminar los tropiezos que se puedan presentar. Y no habrá fuerza en el universo que nos pueda vencer.
Dios con toda su bondad nos proporciona las oportunidades para salir a flote cuando tengamos el agua al cuello. Si todos enfrentamos la ley del menor esfuerzo y pensamos en la paz, el amor, la armonía, la ética y la solidaridad, podemos echar este país hacia adelante y alcanzar la prosperidad para todos. El amor al trabajo produce satisfacción, aseveraba este empresario, quien era del criterio que cuando una persona ama la actividad que desarrolla, en cualquier parte y tiempo, no siente el peso del trabajo, aunque este parezca agobiante.
No tengamos duda de que la gente de trabajo nunca está pensando en el cansancio, sino en concluir satisfactoriamente lo que ha comenzado y no cesará en su empeño hasta no ver concluido su esfuerzo.
Somos indetenibles. Los seres humanos tenemos la mejor condición para triunfar en cualquier actividad que realicemos si nos apoyamos en la fe, la voluntad de hacer las cosas bien, la disposición firme de ser útil, participativos y la inteligencia para la creatividad. Cuando lo que hacemos está impregnado de entusiasmo, ánimo y esfuerzo persistente, nuestra salud se fortalece y ganamos tiempo, satisfacción y bienestar. Y Dios nos bendecirá.