El fin de una dictadura se corresponde con una específica coyuntura en la que convergen una variedad de factores. Entre estos tenemos la lucha por el cambio contra lo viejo por parte del bloque de clase de los de arriba y los de abajo.
Una situación en la cual se registra un desgaste del régimen de turno hasta lo insostenible e inviable al dejar de ser útil a la clase que ostenta el poder a lo interior y exterior.
Para acertar en la lucha es necesario un diagnóstico correcto del gobierno de turno para precisar su naturaleza y carácter del cambio planteado. La dictadura del general Marcos Pérez Jiménez es la de la típica anticomunista y derechista de esa época teñida de la Guerra Fría con Estados Unidos a la cabeza.
No tenía signos de totalitaria como lo decía Américo Martín. Tampoco era un sistema con intenciones de perpetuarse en el poder sin la injerencia del narcotráfico, terrorismo, hampa (política y común) y guerrilla. Por eso fue rápido su derrocamiento.
El poder lo acaparaba el alto mando militar en alianza con la clase económica dominante interesada en hacer negocios. Pese a sus rasgos progresistas estuvo incursa en la condenable violación a los derechos humanos.
Un balance de esos históricos acontecimientos nos lleva a afirmar hoy que en los mismos fue decisiva la participación de la sociedad civil con la conformación de la Junta Patriótica en Caracas y el interior del país.
En Barquisimeto, la sociedad civil combate al régimen represivo, con sus altos y bajos, al activarse en diversos frentes, entre otros el político. Así destaca en la entidad la relevante participación de los estudiantes del Liceo Lisandro Alvarado convertido en un bastión antidictatorial.
En febrero de 1957, arrecia la represión policial de la Seguridad Nacional (policía política) contra dicha institución educativa. Entonces son detenidos los profesores Virgilio Torrealba Silva y Francisco Cañizales Verde, jefe de redacción de El Impulso, junto a los estudiantes Juan Páez Ávila, secretario de organización de AD, y Miguel Vivas. Los cuatro son enviados por la Seguridad Nacional a la cárcel de Ciudad Bolívar. Torrealba Silva sería designado el 23 de enero ministro de Interior y Justicia.
En junio de ese año se constituye la Junta Patriótica regional primero con los partidos Unión Republicana Democrática y Partido Comunista de Venezuela. Luego se anexaron Acción Democrática y COPEI.
Se trata de una forma amplia de organización sociopolítica en la que tienen cabida partidos políticos, militares, sindicatos, sectores estudiantil y campesino, gremios profesionales, comerciales, empresariales.
En el estado Lara al menos siete sindicatos se suman a la lucha siendo el más combativo el del sector transporte cuyas unidades bloquearon las calles el 23 de enero.
Igualmente se incorporan los gremios profesionales de la Asociación Venezolana de Periodistas y Colegio de Abogados. Es digna de reconocimiento la combativa participación de la AVP, seccional Lara, con Alejandro Rojas como secretario general. En la entidad uno de los periodistas detenidos por la Seguridad Nacional es Absalón Bracho, corresponsal de El Nacional.
Por los empresarios se añade la Cámara de Comercio. Por las organizaciones de servicio sobresale la Fundación Amigos de Barquisimeto presidida por el empresario Raúl Azparren.
La radio clandestina estuvo presente en esta lucha por la libertad con Radio Liberación del PCV dirigida por Argimiro Gabaldón y la cual operaba desde Agua Viva, Palavecino.
Así mismo la estación de AD a cargo de los hermanos Juan y Miguel Romero Antoni junto a Miguel Benedicto Parra. Se trató de una emisora móvil operada desde un vehículo para evitar ser detectados por el enemigo.
La iglesia católica no es indiferente a la situación. Antes del 14 de enero, la resistencia protestó durante la procesión de la Divina Pastora con saldo de numerosos detenidos. El Arzobispo monseñor Crispulo Benitez Fonturvel rechaza indignado la represión policial.
La Seguridad Nacional allana el Club Ayarí en la carrera 19, el 20 de enero de 1958, cuando se realizaba el acto de coronación de la novia del liceo Elizabeth Gutiérrez, quien es detenida junto a otros estudiantes.
El pertinente papel jugado por los medios de comunicación es manifiesto en el diario El Impulso que no circula ese día como señal acordada para emprender la jornada de protesta. El santo y seña era: ¡Si El Impulso no sale, todos a la calle!
Por su parte los hermanos Segura ponen en el aire, a las tres de la madrugada, a Radio Barquisimeto para anunciar la histórica noticia de la caída de la dictadura. Al tiempo que la dirigencia de la oposición en resistencia se dirige a la población a través de sus micrófonos.
Una de las acciones de la Junta Patriótica es la toma de la sede de la Seguridad Nacional, ubicada en la carrera 19 entre 23 y 24, para liberar a los presos políticos. Uno de los que encabeza la acción es el abogado Jesús Cordero Yusti, dirigente del PCV. Luego marchan por calles de la ciudad para finalizar con una concentración en la plaza de La Estación en la avenida Venezuela.
Esos hechos, por parte de la sociedad civil, contribuyeron al derrocamiento de la dictadura en la entidad. Una jornada caracterizada por la necesaria unidad durante los decisivos momentos en que se ponen de lado las diferencias e intereses parciales en aras de la libertad y democracia.
Y queda la alentadora lección del periodista y escritor italiano Cursio Malaparte de que “¡SIEMPRE TENEMOS QUE LUCHAR POR LA LIBERTAD!”
En nuestro libro La dictadura perezjimenista en Lara, publicado en 2016, abordamos ampliamente esta interesante historia regional.
Freddy Torrealba Z.
