El equipo de El Impulso se encuentra desplegado para llevar la cobertura de la visita 167 de la Divina Pastora. En esta ocasión, conversamos con uno de los jóvenes que forma parte del equipo de acompañamiento, quienes juegan un papel fundamental en el desarrollo de esta multitudinaria manifestación de fe.
El joven compartió sus sentimientos ante esta experiencia, expresando la profunda conexión de los jóvenes con la Divina Pastora.
«De verdad una experiencia muy bendecida, una experiencia muy bonita estar acá porque es una experiencia que como jóvenes deberíamos sentir: estar cerca de la virgen, estar cerca en este cordón. No somos una barrera, somos un canal para que la gente pueda acceder a la divina y de verdad todo chévere».
Sacrificio y ofrenda a la Virgen María
Al ser consultado sobre cómo vive la procesión, específicamente el tramo entre Santa Rosa y la plaza Macario Yépez, el joven comentó que lleva la procesión como un sacrificio, «pero también con honor, frente a Dios y a la Virgen María, que cada paso, que cada gota de sudor, cada sacrificio sea una ofrenda tanto por mi pecado como los pecados del mundo, tanto que necesitan ahorita, que tanta guerra, tanta necesidad que hay en el mundo más que un sacrificio personal y un sacrificio personal y por el mundo, o sea, por todos».
El joven también compartió sus peticiones a la Divina Pastora en esta visita, reflejando la preocupación por la situación actual del país y del mundo, y la esperanza de encontrar consuelo y guía en la fe. «Salud, prosperidad, pero sobre todo por mi país, en este momento lo estamos necesitando y por el mundo entero que está en guerra».