La fe se palpa en el ambiente. Desde las primeras horas de la mañana, miles de devotos han llegado hasta el Arco de Santa Rosa para acompañar a la Divina Pastora en su tradicional recorrido por las calles de Barquisimeto.
El arco floral adorna la entrada al templo es un espectáculo visual que refleja la devoción de los fieles. Cada flor, cada detalle, es un testimonio del amor y la esperanza que los creyentes depositan en la Virgen.
La presencia de jóvenes es especialmente destacada. Muchos de ellos han llegado caminando desde diferentes puntos de la ciudad, demostrando un fervor y una entrega que renueva la esperanza en el futuro de la tradición.
La víspera de la procesión es un momento de encuentro y comunión. Los fieles comparten sus experiencias, sus peticiones y sus agradecimientos. La atmósfera es de alegría y esperanza, a pesar de las dificultades que atraviesa el país.
La procesión de la Divina Pastora es mucho más que un evento religioso. Es una expresión de la identidad barquisimetana, un símbolo de unidad y esperanza. Y este año, una vez más, ha demostrado su capacidad para movilizar a miles de personas en torno a un mismo sentimiento: la fe en la Pastora de las Almas.