La Divina Pastora, una de las advocaciones marianas más veneradas en Venezuela, ha trascendido las barreras del tiempo para convertirse en un símbolo de fe, esperanza y unidad para millones de creyentes.
Su sagrada imagen, cargada de historia y milagros, ha tejido un lazo indisoluble con el pueblo venezolano, especialmente con los habitantes de Barquisimeto, donde cada 14 de enero se celebra una de las manifestaciones religiosas más grandes del mundo.
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Los orígenes de la devoción a la Divina Pastora se remontan al siglo XVIII, cuando su imagen fue representada como una pastora celestial, guiando a su rebaño hacia la salvación. Esta iconografía, cargada de simbolismo, representa la protección materna de la Virgen y su papel como guía espiritual.
A lo largo de los años, numerosos favores han sido atribuidos a la Divina Pastora, acrecentando la devoción de sus fieles.
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Uno de los eventos más conocidos que fortaleció la fe en la Divina Pastora fue el terremoto de 1812. Según el costumbrista Iván Brito, a pesar de que la ciudad de Barquisimeto quedó devastada, la pared donde se encontraba la imagen de la Virgen permaneció en pie, lo que fue interpretado como un milagro.
«En Barquisimeto quedaron nueve casas en pie, los templos sucumbieron y el templo de Santa Rosa igualmente pues cedieron sus paredes ante el movimiento telúrico. Y lo único que quedó en pie en Santa Rosa fue la pared con el nicho donde estaba la imagen de la Divina Pastora», relató Brito.
Posteriormente, durante la epidemia del cólera, la procesión de la Divina Pastora por las calles de Barquisimeto coincidió con una notable disminución de la enfermedad, reafirmando su estatus como protectora de los fieles.
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«El padre José Macario Yépez, consciente pues de esa historia de milagros que tenía la Virgen, pues la manda a traer procesionalmente a Barquisimeto. Ahí se produce el gran milagro porque inexplicablemente la peste del cólera que diezmó, se calcula el 50% de la población, con la llegada de la Virgen fue desapareciendo paulatinamente la enfermedad inexplicablemente».
Devotos y su conexión con la Divina Pastora, la madre que los escucha y protege
La procesión del 14 de enero es el corazón de esta devoción. Millones de fieles se congregan en Barquisimeto para acompañar a la imagen de la Virgen en su recorrido por las calles de la ciudad. Esta tradición, arraigada en la cultura venezolana, transmite de generación en generación la fe y devoción a la Divina Pastora.
Como lo expresa una devota, «Desde niña aprendí a amarla y sigo con ese mismo amor». Explica que cuando su madre atravesó un momento de salud complicado, la encomendó a la Pastora de Almas. «Le iban a colocar el marcapasos, pues le pedí muchísimo y gracias a Dios mi mami tiene 88 años, tiene reemplazo de marcapasos y sigue con nosotros».
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La Divina Pastora no solo es una figura religiosa, sino también un símbolo cultural que forma parte de la identidad larense y venezolana. Su imagen ha inspirado obras de arte, música y ha sido un punto de referencia para millones de personas en momentos de dificultad. Como afirma otro devoto, «Para todo barquisimetano el amor es natural porque crecimos aquí y la Divina Pastora es una madre para mí. Es esa devoción y ese amor que ella viene a compartir y a darnos todo cada día, especialmente los 14 de enero».
Divina Pastora, compañera de viaje
El legado de la Divina Pastora trasciende las fronteras religiosas y se mantiene más vivo que nunca en los corazones de los creyentes.
«Yo nací aquí, me fui a estudiar a Mérida, luego me fui a Caracas y cada 14 de enero, aun cuando no estuviera aquí, para mí era un día muy importante porque tenía que seguir todas las redes, en aquel momento la radio, la televisión, para ver dónde se encontraba la Divina Pastora durante la procesión» comenta otra devota.
La Pastora de Almas es definitivamente una madre para sus hijos, los fieles devotos. «Soy del estado Falcón pero me siento barquisimetana. ¿Qué les puedo decir de Barquisimeto? Barquisimeto es una ciudad acogedora, una ciudad donde el que llega se queda. La Divina Pastora ha sido para mí una compañera de viaje y me siento muy orgullosa de estar acá porque es una madre para mí».
Cada uno de estos testimonios demuestran que la sagrada imagen de la Divina Pastora es un símbolo de fe y esperanza para los devotos.