Conceptualmente un eufemismo es una figura retórica o literaria usada para ocultar la realidad de los hechos. Pero en el fondo se trata de un acto de simulación.
Si algo molesta a las tiranías de izquierda y derecha es que las tilden de tal. Las mismas paradójicamente se suelen declarar cínicamente democráticas. Para ello hacen sus sainetes de elecciones que siempre ganan mediante fraude y hasta tienen su parlamento para aparentar lo contrario. En América Latina el típico ejemplo es la Cuba estalinista.
Por eso todo dictador suele llamarse “presidente” por aquello de guardar las apariencias. Marcos Pérez Giménez se proclamó “presidente constitucional”. Ello pese a su manifiesta inconstitucionalidad usando a su real antojo las leyes.
En la Alemania del fascista Adolfo Hitler, este se declara practicante del nacional socialismo visto el auge de las ideas socialistas de izquierda. De esa forma el criminal tirano disimula su auténtica condición con el ropaje ideológico de nacional socialista.
Una de las mayores manifestaciones de falsedad para ocultar su talante dictatorial la tenemos en la comunista Corea del Norte que se denomina República Democrática de Corea.
Pero la cruda realidad es que constituye una terrible dictadura estalinista donde el único derecho de la gente es el de morirse de fastidio. Una de sus víctimas fue el poeta caroreño Alí Lameda, quien sufrió siete años preso en un campo de concentración.
En la Venezuela del déspota Juan Vicente Gómez su eslogan es: “Unión, Paz y Trabajo”. Pero en los hechos, durante sus 27 años en el poder, siempre estuvo muy lejos de cumplirlo. Lo que instauró fue un régimen de terror.
Pero se ufanaba de ejercer esos valores. Sin embargo, el mundo real, al decir de la gente en la calle, era: ”La Unión en las cárceles. Paz en los cementerios. Trabajo en las carreteras”.
Las dictaduras gorilistas implantadas en América del Sur en la década de 1970, justifican la bestial represión con la figura de la “seguridad nacional”, En su nombre le segaron la vida a miles de opositores.
Algunas llegan al extremo de declararse humanistas y cristianas cuando su sustento ideológico es el del monstruoso comunismo o también el fascismo. Las de izquierda actúan en nombre del proletariado de pura palabra, pero en la práctica el poder lo controla una minoría de burócratas.
La figura de la llamada dictadura del proletariado es otra farsa de las tiranías estalinistas de izquierda. Lo demuestra lo ocurrido en Polonia, Hungría y Checoslovaquia donde los intentos del proletariado por hacerse del poder fueron reprimidos sin contemplación alguna, con métodos estalinistas, por las burocracias de los partidos comunistas, las cuales disfrutaban de las mieles del poder.
Hasta tienen una especie de filosofía –aunque es pura ideología- para justificar sus atrocidades. Es lo ocurrido con la momia de Fidel Castro en Cuba. Éste lo justifica cuando dijo que: “El drama de la revolución es que tiene que reprimir al hombre para salvarlo”. ¡Vaya tamaño cinismo”.
Moraleja: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. De nada valen los malévolos eufemismos.
Freddy Torrealba Z.