#OPINIÓN Red de Instituciones Larenses: Jorge Lermit Rosell Senhenn… Altivo gentilicio larense #8Ene

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“LA RED DE INSTITUCIONES LARENSES” conmovida en lo profundo de su seno, rinde homenaje a uno de los hijos más ilustres que ha parido esta tierra crepuscular, integralmente incorrupto parte físicamente el Dr. JORGE LERMIT ROSELL SENHENN al cobijo del Altísimo, al reencuentro con sus padres y sus hermanos Humberto, Fernando y demás seres queridos, dejando una huella imborrable más allá de nuestras fronteras, insigne ejemplo que deben saber valorar las nuevas generaciones. Enarboló entre sus virtudes la honestidad, idoneidad, profesionalismo, ética… la moral integral y la sencillez.

Más que compañero, en la “RED DE INSTITUCIONES LARENSES” fue un amigo cabal, sin presunciones, para mí, amigo de toda la vida…

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“Cuando un amigo se va, deja un espacio vacío…”

Nació el 01 de agosto de 1941 en Barquisimeto. Creció donde antes se ubicaba la zona residencial de la ciudad, en la calle 43 con carrera 15, durante varios años habitó en la calle 31, entre carreras 16 y 17, frente a la escuela Costa Rica. Hijo de Lermit Rosell e Isabel Mercedes Senhenn. Estudió primaria y secundaria en el Colegio La Salle. Los dos últimos años de diversificado en el Liceo Lisando Alvarado.

En un principio quiso estudiar psicología en la Universidad Central de Venezuela, pero por sugerencia de su madre, terminó yéndose a Valencia a casa de su tío político, el juez Francisco Briceño Urbina, para estudiar derecho en la Universidad de Carabobo, carrera que no le gustaba, pero mientras la cursaba se fue enamorando de la misma.

Mientras estudiaba fue alguacil, escribano y secretario de un tribunal civil. Nunca se imaginó ser juez, pero viviendo en casa de uno honesto, inteligente y estudioso, empezó a gustarle la judicatura, se graduó en 1965.

Como abogado comenzó a trabajar en Calabozo, Estado Guárico, al inicio de la Reforma Agraria y el gran movimiento arrocero que se empezaba a formar en la zona.

Creó alrededor de 200 cooperativas de producción y consumo, hizo contactos y logró trabajar para el Concejo Municipal, Clínicas Unidas, Banco Agrícola y Pecuario, entre otras empresas, luego abrió un bufete en Valencia.

En 1969 se creó el Consejo de la Judicatura y el primer presidente fue el señor Rafael Pizani. Por su experiencia en tribunales y conocimiento acerca del medio, se le dio la opción de elegir entre los tribunales disponibles. Seleccionó Adícora, donde pasó más de dos años como Juez de municipio

Comenzó a preocuparse por los problemas del pueblo. Fuera por chismes o riñas de gallinas, abría una investigación y realizaba juicios orales que terminaban con un regaño o algún arresto con medida sustitutiva. Aseveraba que, la función de un juez es solucionar los problemas antes de que se agraven.

Después de un tiempo recibió una esquela del poeta José Ramón Medina, que fue el segundo presidente del Consejo de la Judicatura, en la que hacía referencia que, según información estadística, la delincuencia había aumentado en Adícora con su paso como juez. Eso fue así porque antes de su llegada esas averiguaciones no existían. 

Regresó a Barquisimeto y ocupó el cargo de Juez de instrucción y posteriormente Juez de Primera Instancia Penal. 

Desempeñó el cargo de Juez Superior en Caracas, en el Juzgado Sexto. Sin embargo, después de un año pidió el cambio a Barquisimeto. Formó parte del Juzgado Superior Cuarto durante año y medio, para luego pasar a ser Juez Superior Primero, tras la jubilación de Jorge Humberto Aguiar, cargo que ocupó durante dos años.

Los otros tres años posteriores los pasó en comisión de servicios en la redacción del Código Procesal Penal. Luego en el año 1996 fue designado magistrado de la Corte Suprema de Justicia en la Sala Penal

Dio clases en el Pedagógico. Formación Ciudadana fue la materia que le apasionó y la impartió durante 30 años antes de que la eliminaran… A lo largo de su carrera profesional, ha escribió dos libros sobre este tema.

“Reciban, su amor eterno la señora Milagros, sus hijos Leopoldo, Isabel y María Beatriz, sus nietos, familiares y todos sus seres queridos, un indescriptiblemente fuerte y solidario abrazo en el silencio donde sobran las palabras”.

“Venezuela toda debe rendir homenaje a su hijo ejemplar…”

¡HONOR A QUIEN HONOR MERECE!

Maximiliano Pérez Apóstol

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