La visita anual de la Divina Pastora a Barquisimeto es un evento que moviliza a miles de feligreses. Sin embargo, detrás de la procesión multitudinaria y el fervor popular, existe un grupo de hombres cuya labor, a menudo silenciosa, resulta esencial: los Celadores de la Sagrada Imagen.
Estos devotos, con dedicación, esfuerzo y profunda fe, se encargan de custodiar y trasladar a la Virgen durante sus recorridos por las parroquias del estado Lara. Su trabajo, más que una tarea, es una muestra de amor y entrega a la patrona sentimental de Barquisimeto.
La devoción de un celador de la Divina Pastora
Dos celadores, Orlando Gil y Carlos Goyo, compartieron con El Impulso sus experiencias y vivencias al servicio de la Divina Pastora, ofreciendo una mirada íntima a esta labor. Orlando Gil, quien lleva 15 años como celador desde 2009, relató cómo su camino comenzó como cargador, trasladando la imagen de parroquia en parroquia. Esta experiencia lo llevó a profundizar su fe y a convertirse en un católico practicante.
“Antes iba a la iglesia cada tres meses y casi nunca me confesaba. Después de hacerme celador, empecé a ir todos los domingos, a confesarme cada dos meses y a comulgar”, confesó.
Un Encuentro con la vocación
Orlando recuerda con emoción el momento en que le ofrecieron ser celador, tras una entrevista con el Padre Pablo González. Para él, cargar a la Virgen, especialmente en el recorrido entre Santa Rosa y la Catedral, es un momento de profunda emoción.
“Los primeros años, si es posible, lloraba”, comenta sobre el efecto de cargar la Sagrada Imagen de la Divina Pastora. Además, resalta que “cuando la dejo, cuando la traemos para acá, eso es llorar completamente. Me hace falta”, expresó conmovido, refiriéndose al finalizar el recorrido de la por las parroquias del estado Lara.
Más allá de la procesión
El trabajo de los celadores no se limita a la procesión principal. Orlando explicó que durante el año realizan diferentes recorridos por diversas zonas, incluyendo visitas a sectores foráneos, la zona norte del estado y municipios como Jiménez, Morán y Andrés Eloy Blanco. “Tuvimos todo el año de trabajo”, afirmó, destacando la dedicación constante que implica su labor.
Orlando Gil continúa con devoción su labor, acompañando a la Virgen en sus recorridos y afirma que a pesar de sus 80 años de edad, continuará llevando a la Divina Pastora en sus recorridos “hasta que ella y Dios quieran que la acompañe”.
El peregrinar evangelizador de la Virgen
Carlos Goyo, por su parte, lleva 20 años como celador, desde que tenía 22 años. Su testimonio destaca la importancia de la evangelización que realizan los celadores junto a la imagen.
“Lo importante es parar la imagen frente a un enfermo, así esté dentro de su casa. Ese era el mensaje, evangelizar, para que así el que no pueda ir a la iglesia por una enfermedad, vea la imagen pasar por su casa”, explicó.
108 Kilómetros de Fe
Carlos también compartió un momento particularmente emotivo: el recorrido de 108 kilómetros realizado en 2022, cuando no se realizó la procesión por segundo año consecutivo debido a las precauciones por la pandemia de Covid-19.
“La gente esperaba de pie en la calle la imagen, así sea sol o lo que sea, pero la gente esperó la imagen en la calle. Y cuando llegamos a la Catedral a las diez y cuarto de la noche, todavía la gente estaba esperando la imagen”, recordó Goyo.
Este relato ilustra el profundo impacto que tiene la presencia de la Divina Pastora en la comunidad y el papel fundamental que juegan los celadores en este encuentro. Carlos también resalta que aunque su familia es devota de la Virgen, ninguno vive en Santa Rosa, sino en diferentes parroquias, lo que demuestra el amplio alcance de la devoción.
La dedicación de los celadores, que va más allá del traslado de la Sagrada Imagen, se manifiesta en un profundo compromiso con la fe y el servicio a la comunidad. Custodiar y llevar a la Divina Pastora no es solo un trabajo, es una misión que realizan con amor, devoción y un profundo sentido de pertenencia.
Su labor silenciosa, pero fundamental, contribuye a mantener viva la tradición y el fervor que rodean a la patrona sentimental de Barquisimeto. La historia de estos hombres es un ejemplo de entrega y fe, un testimonio vivo del poder transformador de la devoción.
