Llegó el día de la celebración de la mayor festividad cristiana, la conmemoración del nacimiento de Jesús, el Cristo Redentor, el nacimiento del Dios e hijo de ese Dios Todopoderoso… “El nacimiento de Jesucristo”.
En el mundo cristiano se celebra el 25 de diciembre.
La palabra Navidad proviene del latín nativitas, “nacimiento”. El mismo origen tienen el francés Nöel, el italiano Natale y el portugués Natal. En inglés, la festividad recibe el nombre de Christmas (Mass of Christ ’s day, “día de la misa de Cristo”). En alemán se denomina Weihnachten, “noche sagrada”.
A pesar de ser una fiesta cristiana, la Navidad es celebrada actualmente en gran parte del mundo también por no cristianos, desprovista de su contenido religioso, como una ocasión de reencuentro y reconciliación entre familiares y amigos cercanos.
Según los Evangelios de Mateo y Lucas, Jesús, considerado el Mesías anunciado por los profetas en el Antiguo Testamento, nació en la aldea de Belén, durante el reinado de Herodes el Grande, rey vasallo de Roma (Mt 2,1; Lc 1, 5 y 2, 6-7).
Lucas señala que los padres de Jesús, María y José, se trasladaron a Belén desde Nazaret para empadronarse, en cumplimiento de un decreto del emperador Augusto (Lc 2, 1-6). Este evangelista también menciona que Jesús nació en un pesebre “porque no había sitio en la posada” (Lc 2, 7) y que un ángel anunció su nacimiento a unos pastores, quienes fueron los primeros en ir hasta el pesebre a adorarlo (Lc 2, 8-20).
Los Evangelios no precisan la fecha en la que nació Jesús ni dan indicios al respecto. La primera mención del 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús se encuentra en un texto del helenista y apologista Sexto Julio Africano, del año 221. La celebración de la Navidad quedó firmemente establecida a partir del siglo IV. Sin embargo, recién en el siglo IX la Iglesia católica adoptó una liturgia específica para esa festividad. Esta incluye tradicionalmente la celebración de cuatro misas:
“La Misa de vigilia (Misa de Gallo) la Misa de medianoche, la Misa del alba o de la aurora y la Misa del día”.
En el calendario litúrgico, la Navidad está precedida por las cuatro semanas del tiempo de Adviento, el período de penitencia y de preparación de la Navidad. La celebración de la Navidad marca el inicio del tiempo de Navidad, que se extiende desde el 25 de diciembre hasta la fiesta del Bautismo del Señor (entre el 9 y el 13 de enero, según los años). Fuera de la Iglesia católica, el tiempo de Navidad dura 12 días, del 25 de diciembre al 5 de enero.
Los venezolanos habíamos hecho de la navidad una época festiva, llena de amor, armonía, fraternidad, unión familiar y de amistad; de cenas hogareñas donde se consumen hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, dulce de lechosa y Ponche Crema. Cantando aguinaldos musicales, villancicos y gaitas, compartiendo los regalos que también llamamos aguinaldos. Entre familiares, amigos y especialmente entre empresas, organismos públicos y oficiales nos repartíamos las llamadas cestas navideñas contentivas de finos licores, pan de jamón, panetones, galletas, dulces, jamón serrano, turrones, alcaparras y pasas, entre otras cosas que tipificaban estos presentes navideños…
Ocupábamos las sillas alrededor de las mesas hogareñas, y disfrutábamos de las tertulias alrededor de los arbolitos y de los pesebres. Los jerarcas familiares se disponían a descorchar las botellas de Champaña y con unas emotivas palabras, recordarnos el agradecimiento al Todopoderoso por lo vivido en el año que llegaba a su término.
Pidamos al Padre Eterno que la alegría que le aporte el nacimiento del niño Dios, nos haga superar el sentimiento que nos embarga al ver las sillas vacías y que nuestra fe, nos dé el valor necesario para superar la ausencia de nuestros familiares y amigos, con la esperanza de su pronto regreso.
A los integrantes de la “Red de Instituciones Larenses” les deseo que ese niño recién nacido les conceda hacer realidad sus más fervientes anhelos; deseo que hago extensivo a la Junta Directiva de “EL IMPULSO” y a todo su personal, a quienes agradezco y agradeceré por siempre todo el apoyo que han dado a nuestra institución porque sin él, dificulto que hayamos logrado nuestra existencia…
Con nuestras Visión, Misión y empeño por ser útil, hemos tratado de hacer llegar un poco de felicidad y tranquilidad a nuestros coterráneos, por lo tanto, ante el nacimiento del hijo de Dios, queremos compartir con ustedes, queridos lectores, el deseo porque en nuestros hogares reine el regocijo del deber cumplido integralmente.
Que para Venezuela… ¡La Navidad sea perpetua!
Maximiliano Pérez Apóstol