El ambientalista Omar Colmenares, denunció la devastación que sufren zonas de Lara y Portuguesa debido a la tala indiscriminada de bosques, en áreas de naciente de importantes ríos Tocuyo y Chabasquén.
Colmenares asegura que decenas de hectáreas de bosque prístino han sido arrasadas en caseríos como El Cogollal y El Botucal, ante la falta de acción de las autoridades. La fiebre del café, sumada a la ausencia de controles y la inoperancia de los organismos encargados de proteger el medio ambiente, han convertido estas áreas en un páramo.
«La pandemia aceleró esta tragedia», afirma Colmenares. «Aprovechando el aislamiento y la falta de vigilancia, grupos organizados han talado sin piedad, sin importar el daño irreparable que causan a millones de personas».
El ambientalista destaca que la situación es especialmente crítica en el caserío El Cogollal, donde más de 80 hectáreas de bosque han sido destruidas. «Estamos ante un ecocidio. Estas acciones no solo afectan la biodiversidad, sino que ponen en riesgo el suministro de agua potable para toda la región», advierte.
Añade que la falta de mantenimiento en la carretera ha facilitado el acceso de los depredadores a zonas remotas, mientras que la ausencia de educación ambiental y el desinterés de los consejos comunales han agravado la situación.
«Los llamados de alerta han sido ignorados», denuncia Colmenares. «Las autoridades parecen estar más interesadas en otras prioridades que en proteger nuestros recursos naturales. Si seguimos así, en pocos años convertiremos esta región en un desierto».
Ante este panorama desolador, el ambientalista exige a los gobiernos de Lara y Portuguesa, al Ministerio de Ecosocialismo y a todas las instituciones competentes que tomen medidas urgentes para detener esta destrucción y restaurar los ecosistemas dañados.
«La crisis del agua es una realidad inminente si no actuamos ya. Debemos proteger nuestros bosques, que son nuestra principal fuente de vida», concluye Colmenares.