Barquisimeto: en mora con el derecho a la ciudad ante indiferencia de las autoridades #13Dic

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Este 13 de diciembre se cumplieron 6 años de la sentencia 928 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. La decisión contiene una medida cautelar, en la cual, la propia Sala del máximo tribunal aceptó que la ordenanza del Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL) de 2003 del Municipio Iribarren, había sido “derogada” por el propio Concejo Municipal de Iribarren ante la actitud decididamente omisiva de los entonces munícipes. 

Sencillamente el PDUL es la carta de navegación de una ciudad, de sus ciudadanos, de su aparato económico, de sus manifestaciones culturales y toda la riqueza que encierra el vocablo “ciudad”.

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El pronunciamiento corresponde al abogado, docente universitario y especialista en Derecho Urbanístico, Emilio Urbina, quien en forma exclusiva para EL IMPULSO.com, se pronunció desde España, donde está a cumpliendo obligaciones en universidades donde dicta cátedras de postgrado, sobre esta materia que es vital para el desarrollo de cualquier ciudad del mundo.  

Explica el especialista, que para evitar el mayor de los desastres, se dictó una cautelar que ordenó la aplicación del concepto de “ultraactividad” de la norma, mientras, se conminaba prácticamente al alcalde para que preparara un nuevo PDUL con su nueva ordenanza y el plan de actuaciones urbanas. Han transcurrido 6 años (prácticamente un período constitucional presidencial) y no hay siquiera discusiones sobre una materia tan delicada y sensible para una ciudad como es la opción de desarrollo.

“Sorprende que olímpicamente las autoridades urbanísticas municipales de Iribarren den la espalda a la concreción de un nuevo PDUL, que, tras la pandemia de Covid-19, a nivel mundial modificó los alcances de un plan de ordenamiento urbano a nivel de los municipios.

Hoy el PDUL no es sólo un documento normativo regulatorio de usos y zonificación de suelos, de límites a la poligonal, de la obligatoriedad de los diversos equipamientos urbanos o la ubicación de la trama vial y sus categorías. Tampoco es una adición de “temas ambientales” para alegar que se es “ecológico”. Sencillamente el PDUL es la carta de navegación de una ciudad, de sus ciudadanos, de su aparato económico, de sus manifestaciones culturales y toda la riqueza que encierra el vocablo “ciudad”. Cuando no se discute -o siquiera asoman- atisbos de querer establecer un nuevo PDUL, el mensaje que ofrece la máxima autoridad municipal es una sola: ¡Me importa poco el futuro de Barquisimeto! 

Añade Urbina que a esto hay que agregar nuevos elementos que poco se ha estudiado en doctrina, pero que forman parte ahora de esos componentes obligatorios de toda planificación urbana. Hacemos referencia al concepto de “antifragilidad” que es la capacidad de anticipar los riesgos que sufrirá cada espacio geográfico como consecuencia del cambio climático.  Por ejemplo, ¿cuáles han sido los planes ante contingencias futuras climáticas en Barquisimeto? ¿Lloverá más? ¿Lloverá menos? ¿El sistema eléctrico estará a tono ante las exigencias futuras de electricidad ante un mayor consumo por uso de aire acondicionado? Son preguntas legítimas que no he visto se hayan formulado desde la Alcaldía de Iribarren. 

Con ello, un nuevo PDUL resumiría su objeto institucional que no es más que procurar el equilibrio entre las distintas partes del espacio urbano, procurando eliminar las distorsiones presentes hasta el punto de que odiosamente hoy se emplea la peligrosa expresión “De la Av. Vargas para allá o para acá”, haciendo alusión a la Barquisimeto este/oeste, el cual, ocurre precisamente porque hay desgobierno urbanístico. Si realmente existiera autoridad, independientemente de las diferencias que pueden presentar algunos sectores de la ciudad, dichas diferencias no fueran insalvables como ocurre hoy. Si no es así, entonces, ¿por qué no van a vivir los alcaldes al oeste de Barquisimeto?  

“Además, es lógico que no se quiera un PDUL en los actuales contextos políticos.  El PDUL es uno de los principales parámetros para medir si una ciudad está sometida al llamado “desgobierno urbano” (Privatización de los espacios públicos, pretensión de la planificación territorial, indisciplina urbanística y elevados niveles de corrupción).  

“Como lo he apuntado en otras oportunidades, las oportunidades para Barquisimeto siempre comienzan con la evaluación de ella misma como ciudad. ¿Sabían que en este momento está abierto el plazo para postular a las ciudades para la próxima sede de la World Urban Forum (Forum urbano mundial) (2025-2026), organizado y sufragado económicamente por ONU-HÁBITAT? Sabían que lo primero que evalúa ONU-HÁBITAT es si dicha ciudad cuenta con un plan urbanístico, aunque sea básico, para así poder proseguir en el estándar para calificar si puede ser sede o no una urbe. ¿Y se imaginan cuál será la respuesta si se dice la verdad, que el PDUL de Barquisimeto pervive por una medida cautelar ante la omisión de las autoridades municipales?

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