Un barco frágil de papel…
Parece a veces la amistad…
Pero jamás puede con él…
La más terrible tempestad…
Porque ese barco de papel…
Tiene aferrado a su timón …
Por capitán y timonel…
¡Un CORAZÓN!
Alberto Cortez
Desde la antigüedad, los grandes maestros han pregonado que la amistad es uno de los más preciados tesoros que el ser humano está llamado a acrecentar.
Filósofos, juristas y poetas de Grecia y Roma, discurrieron y cantaron a la amistad. Sócrates llamó siempre a sus discípulos amigos, llegando así, más hondo a sus seguidores en la estructuración de un arte de vivir y en el delineamiento de un camino para llegar por el bien y la virtud a la felicidad.
Platón también llamó amigos a sus discípulos, a quienes inculcó que la amistad no puede separarse de la verdad.
Aristóteles definió a la amistad como… “Un alma que habita en dos cuerpos”.
Y la verdad era también para él lo que más estimaba. No puede ser más elocuente su sentencia: Amicus Plato, sed magis amica véritas…
“Platón es mi amigo, pero más lo es la verdad”.
En el concepto de Aristóteles, el bien, el desinterés, la virtud, la libertad forman la esencia sustancial de la amistad.
Cicerón, el jurista y poeta latino que superó a sus modelos de la Grecia clásica, dejó entre sus tratados filosóficos el que consagra a la amistad: Para él la primera ley de la amistad es “No solicitar de los que están por ella unidos a nosotros más que cosas honrosas, ni hacer en obsequio de ellos favores que no sean honestos. . . No es la amistad otra cosa que un perfecto acuerdo de todo lo humano y lo divino, unido a un amor entrañable y lleno de estima. . . El que mira a un amigo verdadero es como si viera su propia imagen. . .
Las amistades verdaderas son eternas”.
En la Biblia se habla largamente del amor y está claro que este es la fuente de la amistad y cuando Jesucristo emplea la palabra hermano y enarbola la sublime consigna de amaos los unos a los otros, se refieren al amigo y a la amistad como la más cabal expresión del amor.
Es elocuente el precepto sagrado: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Aristóteles en su Teoría de la Amistad combina la regla de lo que uno es para sí mismo lo es para su amigo, porque para él, el hombre debería ver en su semejante otro yo.
Amistad es afecto, comprensión, solidaridad, comunión de ideales.
Así lo comprendieron los grandes de la literatura universal, al presentar a los héroes de las más remotas epopeyas como heraldo del valor, de la lealtad, del patriotismo, del deber y de la amistad.
El Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar, Palacios, Ponte y Blanco, a través de una carta enviada al Coronel José Leandro Palacios; el 16 de mayo de 1817, escribió a sus amigos…
“¡Creo en la amistad como un sentimiento puro! y hoy que mis amigos se encuentran dispersos en el exterior, diles que les invito a seguir la lucha libertaria. Diles que sigo siendo el mismo; Diles que la amistad tiene en mi corazón un templo y un tribunal, a los cuales consagro mis deberes, mis sentimientos y mis afectos. Por último, diles que la amistad es mi pasión y que ellos son los objetos que ocupan mi alma y mis sentimientos».
Desde que tuve conocimiento de estas palabras del más grande hombre del cuál tengo conocimiento, “EL LIBERTADOR”, las tomé para mí y también he pregonado que…
“LA AMISTAD ES MI PASIÓN”.
Y agregué:
“EL AMOR MI RECOMPENSA”.
Creo firmemente que son dos sentimientos autónomos en su naturaleza, y por ser características de los miembros de la Red, me he permitido hacer un sencillo pero sentido homenaje a nuestro compañero y amigo, don “JOSÉ GERARDO MENDOZA DURÁN,” por un éxito más de aquel “NIÑO QUE VENCIÓ A LA MONTAÑA,” la publicación de su última obra, una recopilación ejemplar de sus…
“REFLEXIONES EN POSITIVO.”
Debo agradecer la deferencia de José Gerardo, al haber hecho llegar a mis manos sus palabras impresas con buena tinta y papel, así como también con el sentimiento que da la grandeza de haberse sabido tallar así mismo con el cincel del esfuerzo, trabajo, tesón y perseverancia propios… “EN EL CRISOL DE LAS DIFICULTADES”.
Reitero efusivamente mi agradecimiento a José Gerardo y por supuesto a la Nena…
Son más de cincuenta años de amistad…
Maximiliano Pérez Apóstol