A un mes de la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela para el período 2025-2031, la incertidumbre en Venezuela y Colombia no ha hecho más que aumentar.
Según estudios recientes de opinión, la percepción de la migración venezolana hacia Colombia ha crecido considerablemente. Si antes de las elecciones la proyección de migrantes era del 30 %, ahora se habla de un aumento del 40 %.
Este porcentaje refleja una creciente preocupación entre los ciudadanos, quienes estiman que, si la situación política de Venezuela no cambia, la migración podría aumentar incluso más en el corto plazo.
La postura del mandatario venezolano, quien ha revalidado su victoria a pesar de la oposición de sectores nacionales e internacionales, ha generado que después de la posesión, pautada para el próximo 10 de enero, se espere una nueva ola migratoria.
Fernando Dos Reis, de la fundación Konrad Adenauer (KAS), afirmó que “hay que esperar qué ocurre el 10 de enero, porque si el 10 de enero se concreta la investidura de Nicolás Maduro en frente del poder, es muy probable que esta cifra del 40 % se eleve incluso más”.
“A las personas se les ha preguntado cuáles son sus perspectivas de tiempo en cuanto a la migración y muchos dicen que estaría entre uno y tres meses y entre tres y seis meses, la gran mayoría. Es por eso que el próximo año esa ola migratoria puede aumentar y el país que va a recibir la mayor presión migratoria va a ser Colombia por su cercanía con Venezuela”, indicó.
A pesar de los esfuerzos, las capacidades del Estado colombiano han sido ampliamente superadas por la magnitud del fenómeno migratorio, con más de tres millones de venezolanos ya residenciados en el país.
Los servicios públicos y la infraestructura de atención se han visto colapsados, y las organizaciones civiles que trabajan con la diáspora han tenido que asumir un rol cada vez más crucial en la asistencia a los migrantes.
Recientemente, se llevó a cabo una mesa de trabajo en la que se discutieron posibles soluciones a esta situación. Aunque las autoridades colombianas están comprometidas con la ayuda a los venezolanos, aún persisten dudas sobre la capacidad real del país para hacer frente a lo que se perfila como una crisis migratoria de dimensiones aún desconocidas.
“Se acordó trabajar desde distintas instancias para atender, por un lado, el tema humanitario, por otro lado, el tema de los venezolanos que han salido perseguidos a partir de lo que ocurrió el 28 de julio en Venezuela y, por otro lado, también atender un poco lo que va a ocurrir el 10 de enero y por lo cual se necesita que más organizaciones se sumen a la voz de la defensa de los derechos humanos, de la defensa de la población migratoria y sobre todo de la gesta libertaria que encabezó la población venezolana con aquella elección del pasado 28 de julio”, puntualizó Dos Reis.