La pasión por la ciencia se ha convertido en el último bastión que sostiene los precarios espacios de producción de conocimiento en Venezuela. A pesar de la asfixia presupuestaria que supera el 90%, el deterioro de la infraestructura universitaria y la desalarización de los docentes, un grupo de investigadores persiste en su labor. Sin embargo, un reciente estudio del Observatorio de Universidades (OBU) revela un panorama desolador que pone en riesgo el futuro de la investigación en el país.
Según el OBU, el 59% de los docentes universitarios carece de un proyecto de investigación y el 49% no ha publicado artículos científicos en los últimos cinco años. Estas alarmantes cifras son el resultado directo de las precarias condiciones laborales que enfrentan los académicos, quienes ven cómo sus salarios se desvalorizan mes a mes.
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Revelan que para subsistir, 7 de cada 10 profesores se ven obligados a desempeñar actividades ajenas a su formación profesional, lo que les impide dedicar el tiempo necesario a la investigación y la docencia. La falta de recursos también se manifiesta en la reducción de espacios físicos para el trabajo y la interacción entre los universitarios, con un 43% de los docentes sin un espacio individual para desarrollar sus actividades.
OBU también señala que la escasez de equipamiento científico es otro de los grandes desafíos que enfrentan las universidades venezolanas. Seis de cada diez educadores carecen de laboratorios y bibliotecas especializadas adecuados. El teléfono inteligente se ha convertido en la principal herramienta tecnológica para la enseñanza y el aprendizaje, a pesar de no ser el dispositivo más idóneo para realizar tareas de investigación. Además, ocho de cada diez docentes no cuentan con computadoras suficientes dentro de las instituciones.
Estas condiciones extremas ponen en peligro la capacidad de Venezuela para generar conocimiento y formar profesionales altamente calificados. Los investigadores advierten que, de no tomarse medidas urgentes para revertir esta situación, el país podría sufrir un retroceso sin precedentes en materia científica y tecnológica.