La explosión en el complejo gasífero Muscar, ubicado en el estado Monagas, ha tenido un impacto devastador en la industria energética venezolana, ocasionando una drástica reducción del 80% en la producción de gas del país.
Este revés pone en serio peligro la capacidad de Venezuela para satisfacer tanto sus necesidades internas como sus compromisos de exportación de gas, una situación que podría perdurar hasta febrero de 2025, según un informe de S&P Global.
La magnitud de los daños en Muscar, uno de los principales centros de producción de gas de Venezuela, afectará no solo la producción de gas natural, sino también la de crudo ligero y petróleo pesado, dos de los productos clave de la industria energética nacional. Esta crisis energética podría generar un desabastecimiento de gas que impacte directamente a los ciudadanos venezolanos, quienes, según el economista especializado en energía Antero Alvarado, dependen en su mayoría del gas doméstico para la cocina.
En una entrevista con Unión Radio, Alvarado resaltó que el 90% de los venezolanos utilizan bombonas de gas para cocinar, lo que hace aún más urgente la situación. El economista advirtió que la falta de un suministro constante de gas podría agravar la ya precaria situación económica y social en el país.
Además, Alvarado subrayó que la viabilidad del sector gasífero venezolano es cada vez más cuestionable. En su opinión, los precios de gas demasiado bajos y la falta de inversión en infraestructura hacen que la producción de gas no sea rentable para los productores tanto públicos como privados.
«Todo esto nos debería servir para repensar el tema del gas en Venezuela», afirmó Alvarado, sugiriendo que el país necesita urgentemente una reestructuración de su modelo energético.
Con la producción de gas severamente afectada y la incertidumbre sobre la duración de la crisis, la situación de la industria energética venezolana se presenta como uno de los mayores desafíos económicos para el país en el corto y medio plazo.