En la sala José Virtuoso de la Universidad Católica Andrés Bello, un ambiente cargado de expectativa y camaradería envolvía a los asistentes del 5to Festival Cocuyo. Este jueves 28 de noviembre, en el marco de la Feria del Libro del Oeste, Caracas se convirtió en el epicentro de una conversación crucial: el futuro del periodismo en Venezuela.
Con la censura acechando y la incertidumbre como telón de fondo, el Festival Cocuyo se erigió como un oasis, un espacio donde periodistas, comunicadores y amantes de la información se reunieron para compartir experiencias, conocimientos y encender la llama de la esperanza.
La jornada fue una montaña rusa de emociones. Reconocidos expertos como Luis Olavarrieta, Carmen Riera, Gisela Carmona, Gabriela Rojas, Josefina Ruggiero, Damián Osta, Jonathan Gutiérrez, Alejandro Cegarra, Rosmina Suárez, Francisco Rincón, Lisbeth Miquilena, Mariangel Moro, entre otros, compartieron sus conocimientos y experiencias sobre temas de gran actualidad como Innovación, narrativas audiovisuales, redes sociales, periodismo, género, ambiente y plataformas digitales.
Cada ponencia, era una invitación a la reflexión, un llamado a reinventarse en un contexto adverso. Los expertos, desde los más consagrados hasta las nuevas generaciones, coincidieron en un punto: el periodismo sigue siendo más necesario que nunca.
Pero el Festival Cocuyo fue más que una simple conferencia. Fue un encuentro de almas, un abrazo colectivo en tiempos difíciles. Luz Mely Reyes, directora general de Efecto Cocuyo, expresó con emoción la importancia de este evento como un símbolo de resistencia y resiliencia.
«Hacer y tener iniciativas de este tipo en momentos como los que vivimos es una expresión de la capacidad que tienen los venezolanos de construir oasis en situaciones retadoras», afirmó.
Un camino hacia la igualdad
Durante el festival, un grupo de mujeres periodistas, pioneras en sus respectivos medios, alzaron sus voces para narrar la travesía de las mujeres en un oficio tradicionalmente dominado por hombres.
Josefina Ruggiero, directora de contenidos de Efecto Cocuyo, transportó a sus oyentes a sus inicios en el periodismo, cuando las redacciones eran un territorio hostil para las mujeres.
«Era un mundo de bigotes. Cuando empecé, las mujeres éramos una rareza en los cargos de dirección. Tuve que aprender a imponerme en un ambiente donde se valoraba más el volumen que la razón. Pero la terquedad y la convicción son herramientas poderosas», recordó Ruggiero.
Por su parte, Gabriela Rojas, con su maestría en género, desveló las sutiles formas en que el machismo se infiltra en las redacciones, incluso aquellas con una presencia femenina significativa. Su relato sobre la lucha por eliminar términos sexistas y la construcción de un espacio más equitativo en Tal Cual es un testimonio de la persistencia necesaria para cambiar las estructuras patriarcales.
Carmen Riera, directora de Runrunes, enfatizó la importancia de la formación continua en el periodismo. Su llamado a la superación constante y al respeto mutuo entre colegas resalta la necesidad de construir equipos sólidos y cohesionados. Riera, al igual que Rojas, ha sido un referente en la transformación de las redacciones venezolanas.
Resiliencia y capacidad de adaptación
Gisela Carmona, miembro de la cuarta generación de la familia fundadora de El Impulso, Decano de la Prensa Nacional, durante su participación, reveló los secretos de una historia escrita con tinta y, más recientemente, con bytes.
Sus palabras pintaron el cuadro de un emprendimiento familiar donde el compromiso y la pasión se entrelazaban. La bisabuela de Gisela, una mujer adelantada a su época, tomó las riendas de la redacción mientras su esposo se ocupaba de los negocios. Contó que en aquella época, cada edición era una obra de arte artesanal, donde la paciencia y la precisión eran cualidades indispensables.
Gisela también relató cómo ella y sus hermanos se criaron entre máquinas de escribir y planchas de imprenta. La inclusión y el trabajo en equipo fueron pilares fundamentales en la empresa, y desde pequeños fueron inculcados estos valores en los jóvenes de la familia Carmona.
La evolución de El Impulso fue imparable. En 1994, la mudanza a una nueva sede marcó un hito en su trayectoria. Pero fue en 2003 cuando el periódico dio un salto al futuro, estrenando su portal web. Esta decisión, visionaria para la época, permitió llegar a nuevas audiencias y adaptarse a los hábitos de consumo de las generaciones más jóvenes.
Las mujeres, según Gisela Carmona, han sido protagonistas indiscutibles en esta historia. Su resiliencia y capacidad de adaptación les han permitido sortear obstáculos y mantener viva la llama del periodismo en momentos difíciles.
“El Impulso ha sabido preservar su esencia a lo largo de los años, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su identidad”, destacó.