“Amados hermanos míos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” Sant.1:16,17.
Mi hijo mayor tiene una expresión que muchos la usan: “A la gente les encanta y prefieren que le digan mentiras. Que le engañen» Y ciertamente pareciera que fuera así. Cuando se les habla la verdad se molestan. Es muy común en el ámbito político. El opositor al gobierno de turno enriquece a los YouTuber que diariamente asegura en sus noticias, que es inminente la salida del gobernante de turno. Y si alguien se atreve a decirle la verdad. Que es un invento publicitario, hasta le quitan el trato. Pero lo más triste y grave es que el mundo de la cristiandad, teniendo en sus manos la verdad verdadera traída en las Sagradas Escrituras por el mismo Dios, no la consulta. Prefieren esperar la información que les da la homilía, el sermón o las respuestas absurdas de sus líderes religiosos. Y si alguien se las enseña, poco a poco se alejan de aquella persona. Se evidencia que el cristiano de cualquier denominación es más feliz que en su culto de domingo, en lo que llaman célula de estudio. O en alguna predicación escuchando mentiras. Y todo es felicidad. Olvidan que son “real sacerdocio“, “linaje escogido” y “pueblo santo”. Por lo cual no debe contaminarse al encaminar a otros hacia la justificación, la mentira y el engaño.
El caso de Juan El Bautista me llamó mucho la atención. Su vida y su muerte es un testimonio vivo, históricamente verdadero. Ejemplo de veracidad y firmeza en lo que enseñaba. Desde el vientre de su madre fue elegido para preparar el camino al Mesías Salvador. Como cualquiera de nosotros. Y lo entendió de tal manera, que su vida fue de entrega absoluta a ello. Esto le puede suceder a cualquiera que abre su corazón de manera sincera a la VERDAD. Teniendo las posibilidades de vestir la mejor ropa, alimentarse de la mejor comida y codearse con los sectores religiosos y sociales más altos de la sociedad, por cuanto era profeta, en ningún momento desvió su mente para otra cosa. Para nada consideró el aspecto político y la explotación que ejercía el gobierno romano sobre el pueblo. Escogió cubrir su cuerpo con vestido de pelos de camello, comer langosta y miel silvestre; y aislarse en el desierto como un acto de obediencia y preparación. Cuando lo exaltaban sobre la alta investidura que ocupaba en el mundo judío de la época, les decía “…el que viene después de mí, cuyas sandalias no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mat.3:11.
“Juan tenía los defectos y debilidades típicos de la humanidad, pero el toque del amor divino lo había transformado. Cuando sus discípulos, después que hubo comenzado el ministerio de Cristo, se quejaron de que todos los hombres estaban siguiendo a un nuevo maestro, el Bautista demostró cuán claramente comprendía su relación con el Mesías, y cuán gozosamente daba la bienvenida a quien había preparado el camino. «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe» (Juan 3: 30). … No procuró Juan atraer los hombres a sí mismo, sino elevar sus pensamientos más y más alto, hasta que se detuvieran sobre el Cordero de Dios…” Libro Alza tus ojos. Elena de White. Ese es un ejemplo de Fe sincera y una evidencia clara que nunca quiso, ni quiere engañar. Las verdades verdaderas hay que decirlas por cuanto vienen de Dios. ¡Triste, quien prefiere que le digan mentiras! “La Biblia hace a la mejor gente del mundo” Thomas Jefferson.
¡Hasta el próximo artículo Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez
