La arepa, una tortilla redonda hecha a base de harina de maíz, ha desencadenado una rivalidad culinaria que trasciende fronteras y ha unido a Colombia y Venezuela en un apasionado debate. Este alimento básico, presente en cada rincón de estos países, va más allá de ser simplemente una comida; es un símbolo de identidad, cultura y tradición.
Desde el desayuno hasta la cena, la arepa es protagonista en la mesa de millones de hogares. Pero, ¿Quién hace la mejor arepa? ¿Colombia o Venezuela? Esta pregunta, aparentemente simple, ha desatado una fervorosa discusión que ha trascendido las redes sociales y ha llegado a los hogares de ambos países.
Este debate histórico ha sido reseñado en un articulo del periódico estadounidense The New York Times.
«Cada quien defiende su terruño», afirma Gustavo Zapata, chef de la cadena de restaurantes Sancho Paisa, un referente de la arepa colombiana. Esta disputa por la arepa recuerda a otras batallas culinarias en el mundo, como la del ceviche entre Perú y Ecuador, o la del hummus entre Israel y Líbano. Sin embargo, la rivalidad por la arepa tiene un componente emocional y cultural mucho más profundo.
«Yo creía que solo nosotros comíamos arepas», confiesa Jesús Sánchez, dueño de una cadena de restaurantes venezolanos en Medellín. Al llegar a Colombia, descubrió un mundo de variedades y preparaciones diferentes.
La arepa tiene una larga historia que se remonta a miles de años atrás, según los antropólogos. Los indígenas de la región consumían tortillas de maíz mucho antes de la llegada de los españoles, quienes adaptaron esta tradición y la difundieron por el continente.
Colombia y Venezuela, unidas por una rica historia compartida, han sido a la vez aliados y rivales. La migración venezolana hacia Colombia ha intensificado los intercambios culturales, enriqueciendo la gastronomía de ambos países y, al mismo tiempo, avivando la disputa por la arepa.
Diferencias entre la arepa venezolana y colombiana
Las diferencias entre las arepas colombianas y venezolanas son notables. En Colombia, suelen ser más delgadas y se acompañan de otros alimentos, mientras que en Venezuela son más gruesas y se rellenan con una gran variedad de ingredientes. La textura también varía: las colombianas tienden a ser más crujientes, mientras que las venezolanas son más suaves.
«La arepa venezolana se hace con harina de maíz, mientras que nosotros usamos el maíz propiamente dicho», explica Andrés Giraldo Rueda, gerente de un restaurante Sancho Paisa. Esta diferencia en la preparación influye en la textura y el sabor final del producto.
¿De dónde procede realmente la arepa?
La disputa por la arepa ha trascendido las fronteras y ha llegado a rincones remotos del mundo. En Rotterdam, Países Bajos, Diego Mendoza, un venezolano expatriado, ha abierto una arepera que ha conquistado el paladar de los locales. Sin embargo, muchos clientes insisten en llamar a sus arepas colombianas debido a la influencia de los turistas.
Para Mendoza, la arepa es un símbolo de unión y no de división. «La verdad es que no importa si es colombiana o venezolana», afirma. «Lo que sé es que la arepa debería ser del mundo».
De esta perspectiva el origen de la arepa seguirá siendo un motivo de debate entre Colombia y Venezuela, pero al mismo tiempo un punto de encuentro: comparten la pasión por este alimento que ha sido degustado generación tras generación, expandiendo por el mundo su historia e inigualable sabor.