Preocupado por el futuro ecológico de nuestra región y tomando como prueba evidente la devastación ocurrida en la última finca experimental de café y la única en “Nuez de Macadamia”, que existía en el país, “la Finca Las Lomas”, y la fácilmente palpable destrucción de los Parque Nacionales, de la Sierra de Portuguesa, del Bosque Macuto y del Valle del Turbio, una vez más, me permito citar criterios de expertos en climatología y de preservación recuperación de ecosistemas…
El agua y el viento, entre otros agentes, pueden transportar los componentes del suelo de un lugar a otro, proceso que conocemos como erosión. La velocidad con la que se erosiona el suelo varía de un lugar a otro dependiendo de las características de éste, y de factores como el clima y la pendiente. Por ejemplo…
“En un sitio con lluvias y con pendiente, las partículas del suelo son golpeadas con intensidad por las gotas de lluvia, y transportadas por las corrientes formadas con el escurrimiento del agua. Otro ejemplo sería algún sitio con condiciones secas, en las que los vientos pueden levantar y transportar las partículas del suelo”.
La vegetación tiene una función fundamental en la protección de la capa vegetal del suelo contra la erosión, pues evita que se la lleve el agua o el viento.
“Las plantas utilizan sus raíces para absorber agua y nutrientes, pero también les sirven de sostén para aferrarse al sustrato”.
Puedes comprobar esto si alguna vez tratas de arrancar una planta con todo y raíz, si haces esto podrás ver cómo gran parte de la tierra en que se encontraba quedará adherida en las raíces de la planta.
“Esta es una de las formas en las que las plantas detienen la erosión del suelo, pues en conjunto forman una gran red de raíces que no permite que las partículas de suelo sean desplazadas por el agua o el viento; es como si con sus raíces la dieran un gran abrazo grupal al suelo para que no se vaya”.
Las hojas y tallos también disminuyen la erosión de varias formas. Las gotas de lluvia golpean con gran intensidad al suelo, este impacto provoca que sus partículas sean lanzadas a grandes distancias. Si después de una lluvia observamos las partes más bajas de una zona veremos que está manchada de tierra, tales manchas son las partículas de suelo que fueron arrastradas por el impacto de las aguas de lluvia. Por el contrario, cuando el suelo está bien cubierto de tallos y hojas caídas, o de plantas que crecen a ras de suelo, estos funcionan de escudo recibiendo el impacto de la lluvia en vez de que lo reciba directamente el suelo. Además, también ayudan a disminuir la velocidad del flujo del agua, y funcionan como cubierta contra los rayos del sol, impidiendo así que el suelo se reseque y pierda la humedad que lo retiene y que propicia la vida de diversos organismos que viven en su capa vegetal, como hongos, protozoarios, pequeños animales y las mismas plantas.
Cuando la velocidad de erosión del suelo es mayor que la de su formación, dicho suelo está en riesgo de perderse, afortunadamente las plantas también contribuyen a la formación de la capa vegetal del suelo. A través de las raíces, la vegetación provee de minerales que absorben desde las zonas más profundas y lo recargan de materia orgánica para su degradación.
En general cualquier uso de la tierra que modifique la vegetación original, o que deje descubierto el suelo, contribuye a su degradación.
La tala inmoderada, expansión de la agricultura y de la ganadería han transformado los ecosistemas naturales, eliminando la cubierta vegetal que lo protege de la erosión. Además, el pastoreo y la compactación del suelo por los animales afectan la vegetación eliminando y reduciendo la posibilidad de que crezcan nuevas plantas.
Los suelos en buen estado son la base para la supervivencia de todas las especies, incluyendo el humano, pues es un resguardo para la biodiversidad, que a su vez nos provee de distintos servicios ecosistémicos como alimentos o aire limpio. El suelo contiene diversos nutrientes y funciones ecológicas, por lo tanto, su pérdida tiene un gran impacto en la agricultura y para la salud de los ecosistemas naturales, ya que muchos de los ciclos biogeoquímicos dependen del suelo. Al afectar dichos procesos el ecosistema se ve fuertemente afectado. Es por eso que la conservación de áreas naturales protegidas, y estrategias sustentables de aprovechamiento de los recursos naturales, como los sistemas agroecológicos, son de vital importancia para el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
Fuente: Pedro T. Flores.
Maximiliano Pérez Apóstol