A pesar del contexto adverso que enfrentan las universidades venezolanas, caracterizado por un grave deterioro de la infraestructura, la falta de recursos y el actual contexto político, los movimientos estudiantiles universitarios demuestran una resiliencia admirable. Según los datos de una reciente encuesta realizada por el Observatorio de Universidades (OBU), un 12% de los estudiantes venezolanos se involucra activamente en actividades organizativas.
El 97% de los estudiantes de las instituciones públicas no recibe becas y 92% no recibe bonos del sector público. Por lo que siete de cada diez debe trabajar para costear sus estudios. Esta cifra revela un compromiso de los jóvenes con la defensa de sus derechos y el futuro del país.
La ausencia de servicios básicos como transporte y comedor, fundamentales para la vida universitaria, no ha logrado silenciar las voces de quienes luchan por una educación de calidad y por un país más justo.
La lucha de los estudiantes
El movimiento estudiantil venezolano ha sido históricamente un motor de cambio social. A lo largo de los años, los estudiantes universitarios han jugado un papel protagónico en las luchas por la democracia y los derechos humanos. Hoy, en medio de una situación sin precedentes, los estudiantes continúan demostrando su compromiso con estos ideales.
El 86% de los universitarios no cuenta con el servicio de transporte y 96% no cuenta con comedor, providencias determinantes para la prosecución académica. A pesar de estar sin comedores, transporte, recursos materiales, servicios y altos niveles de tensión política, el trabajo de los líderes y lideresas estudiantiles sigue siendo clave en la promoción de la libertad y la justicia dentro y fuera de la universidad venezolana.